Enseñame Daddy|| Christopher Velez

38. Cosas del destino

    

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CHRISTOPHER VÉLEZ

Muchas veces por más tiempo que nos sentemos a reflexionar sobre algo terminamos escogiendo la decisión equivocada, y cuando nos damos cuenta de ello ya es demasiado tarde para retractarse.

Y no importa que haces. Ya es definitivo.

— ¿Y bien? ¿Sigues pensando sobre la mierda que hiciste? — mi madre no deja de acediarme desde que se entero que mi relación con Antonella terminó.

— Deja de hostigarme por favor.

El dolor de cabeza se me ha presentado estos días y no quiere despegarse de mí. Igual que la culpa de todo ésto.

Suaviza su mirada al verme y la comprendo puesto que estos días mi apetito está de la hostia, no como nada ya que todo lo devuelvo y el dolor de cabeza es tan fuerte que enloquezco con el. Estoy enfermo y me niego a visitar un hospital ya que los detesto.

No es necesario admitirlo pero estos días han sido un martirio para mí. Todo se me cae encima y es imposible mantenerme firme.

— Deberías ir al doctor — toca mi frente y me río puesto que para colmo tengo fiebre más.

— Mañana —me levanto ya que si sigo aquí me regañara aún más—. Cenaremos juntos hoy, solo nescesito ir a arreglar algunas cosas y vuelvo.

Beso su frente y me apresuró hacia el ascensor pero de todos modos la escucho.

— Christopher Vélez Muñoz, cuando regreses te llevare a rastras al doctor ¿me escuchaste?

No le respondo y solo le lanzó un beso antes de que las puertas metálicas se cierren.

Me arrimo y un mareo me agarra pero vuelvo en si apenas las puertas se vuelven a abrir y corro hacia mi auto donde me siento y permanezco hasta que siento que el dolor desvanece un poco.

Pongo a rodar mi auto hasta una farmacia donde pido algunas medicinas y me las tomo con una botella de agua. Después de una hora me siento mejor y por ello avanzo hacia la casa donde ya me es costumbre visitarla.

Como de rutina Becka me espera en la puerta y besa mis labios antes de colgarse de mi brazo y contarme su día que ya me aburre por que siempre es lo mismo.

Se levanta, come, va a su "empresa" a dar un vistazo sobre cómo van las cosas, va a pruebas de vestuario, concuerda citas, firma para pasarelas, anuncios, almuerza, va de compras y al gym.

Entorno los ojos astiado de lo mismo y me sube a su cuarto donde apenas capto cuando ya estoy arriba.

Cierra la puerta detrás de ella y coloca sus brazos detrás de mi cuello donde vuelve a besarme y le respondo para evitarme malos momentos.

Sin embargo no siento nada, ni el corazón acelerado, ni los vellos de mi cuerpo erizarse ni nada. Solo es como si actuará como mecanismo.

Nisiquiera me excito por sentir sus tetas pegadas a mi pecho.

— Espera —me separo de ella sonriendole — Tu padre me espera y no quiero hacerlo esperara.

— Christopher...— niego besándola levemente antes de salir.

— Prometo recompensarte después.

Sin esperar nada más camino hacia el despacho del hombre que me tiene con las bolas tensas con tanta jodedera esperando que le responda a la hija como ocurría 20 años atrás.