Enseñame Daddy|| Christopher Velez

16. Una relación

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ALESSANDRA MARSHALL

Desde que tengo conciencia mi madre siempre decía que lograriamos todo lo que quisiéramos con paciencia por qué esa era nuestra mejor virtud.

Siempre me inculcó el pensamiento de que una mujer nescesitaba de un hombre poderoso para mostrar su belleza y elegancia a la que nadie aparte de mi marido la vería y aprobará.

No nací en una cuna de oro pero jamás me faltó nada debido a que mi madre pese a enseñarme muchas cosas se conformo con ser la amante de un hombre rico que lo único que le importaba de mi madre era que ella nunca le hiciera problemas y se abriera de piernas siempre que este deseará.

Supongo que quiso que yo fuera algo que ella jamás pudo.

Y también es pese a toda esa asquerosa experiencia de mi infancia que grabé las mejores palabras de mi madre para en un futuro jamás terminar como ella.

Y no es que me averguenze sino que en definitiva, mis objetivos hasta hace 5 años atrás eran diferentes.

Y digo eran por qué cuando llegue a esta empresa con 22 años lo único que tenía en mente era: voy a conseguir el trabajo por qué eso es lo único a lo que me debo enfocar.

La simple idea de ser parte de una empresa grande hacia que quisiera ir a dónde mi padre y a su asquerosa mujer para decirle que lo había logrado pese a toda la miserable vida que nos hicieron pasar a mi madre y a mí.

Pero todo se fue al carajo cuando conocí al dueño, me ví en las nubes y supe instantánea mente que pese a todos mis esfuerzos por no ser una copia exacta de mi madre terminaría igual.

Solo que quise quitarle la asquerosa parte de ser la amante y me enfoque simplemente en ser la mujer.

Logré con jugadas sucias o siendo una completa perra eliminar a todas las mujeres que intentaban acercarse a él creyendo vivir la estúpida fantasía de tener un amorío secretaria-jefe que yo tanto me esforzaba por tener.

Y es así como trabaje 5 años para Christopher Vélez siendo su asistente y la mujer de confianza del hombre que no hacía mas que hacerse cada vez más rico y poderoso aumentando mis ganas exageradas de tenerlo a mi lado como la única.

Aunque tampoco es que hacía mucho, por qué él al ver las dobles intenciones que ellas tenían amablemente las despedía al tercer día.

Y estaba segura de tener mi puesto, estaba tan segura de que siempre sería yo la única en su vida, que próximamente yo sería a la que coquetearia o enamoraría que me deje llevar por la situación volviendome una persona superficial y materialista que estaba segura llamaría la atención de el.

Para todo mundo en la empresa yo, Alessandra Marshall, sería su novia y futura esposa que comencé a alimentar chismes para empujarlo a él que poco a poco notará mi interés.

Quizás de aquella manera el negaría el rumor que yo misma esparcía  para matar todas mis esperanzas hacia el y que me centrará en lo que primeramente tenía en mente.

Pero al pasar el tiempo el nisiquiera se molestaba por los rumores de nosotros juntos en los pasillos que no hicieron más que ilusionarme como estúpida con la idea de que quizás el nosotros para él también existía.

Y es así como termine locamente enamorada de él con un estúpido sueño que cada noche imaginaba se hacía realidad.

Hasta que llegó Antonella Johnson, quitándome del camino como si fuera una basura mandando al carajo todo el esfuerzo que hice.