32. Todo es tuyo, Daddy

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ANTONELLA JHONSON

Coloco los pendientes largos de oro blanco que me compré cuando recibí mi primer cheque de ganancias con la empresa que comenzaba a hacerse conocida y me la arrebataron de mis manos en un abrir y cerrar de ojos.

Son el único recuerdo que tengo de ello y quisiera hecharme a llorar por ver todo mi esfuerzo caído. Era mi empresa, producto de mi dedicación y lucha, mi refugio al que entraba cada que sentía que caería.

Lo estaba logrando, después de tanto estaba logrando lo que siempre quise.

— Solecito...— susurra mi madre besando mi coronilla, espabilando mis pensamientos— Todo estará bien, si las cosas salen como lo planeamos regresará a tu poder y los dos imbéciles esos se podriran en la misma mierda que ambos botaron.

— Me estoy ahogando con tantos secretos — me quejo, colocandome lápiz labial.

— Ya no falta mucho, tenemos objetivos claros y ahora no nos vamos a desconcentrar.

— ¿Crees que es justo todo lo que estamos haciendo por dañarlos?— pregunto lentamente, soy de corazón débil y nada rencorosa— El es mi padre y ella mi hermana, son mi familia.

— Medio hermana Antonella, no lo olvides —me recuerda sería, es la espinita que siempre le hincara— El hombre que llamas padre es el mismo que jamás a estado para ti, y la mujer que llamas hermana es la niñata estúpida que siempre busca hacerte la vida imposible.

Está enojada, la entiendo. No es fácil para ella ver que no he tomado represalias por todo lo que he vivido.

— ¿Y es justo entonces que hagan tu vida pedazos siempre que a ellos le plazca?—niega mirándome fijamente através del vidrio— Antonella, ellos van a recibir lo que cosecharon y no les gustará para nada.

— En ellos también está Christopher, no me lo perdonaría si le pasa algo o cree que lo... —no me deja continuar ya que coloca su dedo índice en mis labios.

— No pasará nada, confía en mí y deja que todo siga su rumbo —me aconseja colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja—. ¿Lista? Christopher debe estar por llegar y es de muy mala educación hacerlo esperar.

La simple mención de su nombre me tranquiliza y arregla la noche.

—¿Me veo bien?— pregunto dándome una vuelta observándome en el espejo.

Luzco el cabello suelto con un maquillaje suave—a decir verdad sólo me coloque rímel y labial—, una vestido que me llega a mitad de los muslos que más bien parece una camisa grande junto con una correa alrededor de mi cintura y un par de zapatillas de piso.

Hoy el clima está fresco y dudo mucho que llueva, así que sin problemas o miedo me paseo con el por toda la habitación.

— Te vez genial — me adula y sonrió besando su mejilla— Si no vienes a dormir me envías un mensaje, no quiero estar en vela toda la noche preocupada por ti sin poder dormir.

— Ok.

Corro hacia la puerta cuando suena agarrando la pequeña cartera que cuelgo en mi brazo.

Abro y me lanzo a sus brazos rodeando sus caderas con mis piernas mientras lo beso enterrando mis dedos en las hebras de su cabello calentándome cuando acuna sus manos en mi trasero refregandome su errecion en el vientre.

Pega su frente a la mía y lentamente me va bajando, haciendo que me dé una vuelta cuando tengo los pies fijos en el suelo soltando una carcajada cuando su mano impacta con mi trasero.

Enseñame Daddy|| Christopher VelezTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon