capitulo 1

11.1K 1.3K 761
                                    

{Por favor, no olvides dejar tu voto y/o comentario. No cuesta nada y me ayuda a crecer como escritora en la plataforma. ¡Gracias!} 

 ¡Gracias!} 

Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.

DARA

Cada vez que asisto al supermercado se repite la misma historia. Me quedo hipnotizada en el sector de prendas de vestir. Miro las faldas cortas de color negro y los vestidos angostos de tirantes, imaginando como se verían en mi cuerpo. Imagino la forma en que el escote del vestido realzaría mis pechos y lo larga que lucirían mis piernas con esa falda.

Pero mi consciencia dice no.

La voz de mamá suena, como si estuviera de pie a mí lado: <<las chicas decentes no visten así>>.

Bajo la mirada hacia el anticuado vestido de mangas color rosa pálido que me cubre hasta los pies. A veces desearía que al menos, tuviera brillo o algo que le dé una chispa juvenil. Tengo veinte años, no ochenta y nueve.

Puedo ver la mirada de los demás, juzgándome. Diciendo entre líneas, <<vistes como una anciana>>.

Sin embargo, las palabras de mi madre se aglutinan en una competencia que las consagra ganadoras <<lo único que debe importarte, es lo que diga tu futuro marido>>.

Y él, Tobías, dice que le gusta mi forma de vestir: <<Te mantiene fuera del radar de los hombres con pensamientos impuros>>. Los hombres que no conocen al señor.

Por un lado, me hace sentir a salvo quedar fuera de sus miradas. Aunque un par de veces me pregunté cómo se sentiría ser deseada por otros chicos de mi edad. Como las protagonistas de esas películas de amor que solemos ver a escondidas con mis hermanas.

—¡Saquen a ese ladrón de aquí! —el grito de una mujer mayor, hace que me sobresalte. Proviene del pasillo contiguo, donde se encuentran las golosinas—. ¡Se ha guardado un paquete de malvaviscos!

Mamá diría <<ignora los problemas, no te metas en líos>>, pero esta vez, me domina la curiosidad.

Veo a un niño correr, intenta escabullirse entre la gente, pero un hombre adulto lo detiene y lo sujeta por los hombros.

—Directo a la cárcel, mocoso.

—No, no, por favor, a la cárcel no —pide el más pequeño mientras otro señor, de manera brusca, le arranca del bolsillo el paquete en cuestión—. No quería robar —explica.

—¿Ah no? Entonces supongo que tienes el dinero para pagar. Muéstralo o llamo a seguridad —exige y el tumulto de personas que observan la situación, apoyan la iniciativa. ¿Nadie, ni siquiera uno, ayudará al niño?

Sé que robar es un pecado, pero un paquete de malvaviscos, me parece insignificante.

—No le des oportunidad. Es un ladrón, no es la primera vez que roba. Llama a seguridad —alienta otra mujer adulta.

ImpurosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant