capitulo 39

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DARA

Abrazo a mí misma, mientras me hundo en el asiento y observo el largo camino que nos queda por delante. Me doy cuenta que huelo a él.

A Kellen.

No solo porque llevo puesta una de sus sudaderas, sino por la manera en que me rodeó con sus brazos en medio de la calle. Me impregnó de su aroma. Me impregnó de él.

Sarah, desde el asiento trasero, extiende un brazo y me acaricia el hombro, recordándome que siempre las tendré a ellas. Sarah, la que me acompañó al inicio de la locura y guardó mis secretos, riéndonos a escondidas mientras ingeniábamos ese plan un tanto infantil sobre las cosas que <<quería hacer antes de casarme>>. Anna, que, con su actitud de superación y su manía por complacer a mamá, en realidad siempre estuvo de nuestro lado. Una está detrás, cuidándome la espalda, otra está a la par, llevándome a un sitio a donde estaremos a salvo.

Entonces, vuelvo a pensar en Kellen. En la forma que cuidaba la espalda de Azael, en cómo se ocupaba de Levi, llevándolo incluso a su trabajo, para asegurarse de que no pasara demasiado tiempo solo en la casa. En la vez que confrontó a quien solía ser su mejor amigo, apenas se enteró que acosaba a Bea. Nunca dudó cuando se trataba de protegerlos.

<< Siempre tuve miedo a quedarme solo>>, recuerdo sus palabras. Tan honestas, tan crudas. Tan injustamente acorde a la realidad. Sé que, si no hago algo para revertirlo, al menos un intento, esa frase me torturará cada noche.

Vivimos nuestro amor, pero destrozamos a las personas que más queríamos.

Así es como se siente justo ahora.

—No puedo irme —largo a mitad de camino. Anna voltea a verme rápido con su mejor expresión de <<aquí vamos otra vez>>—. Tengo que hacer una última parada. Llévame a ver a la madre de Kellen.

—¿Qué? ¿Te volviste loca? —escupe, pasmada—. No iremos ahí.

—Solo serán unos minutos —insisto.

—¿De verdad te parece buena idea ir a ver a la mujer que conspiró con mamá para recuperar a sus hijos?

—Dicho así parece una idea pésima, pero lo tengo que intentar. Se lo debemos a los Hunt ¿no crees? Merecen estar juntos de nuevo.

—Dara tiene razón —intercede la más pequeña, colocando la cabeza en medio de los asientos delanteros—. La última vez que me mandé mensajes con Bea, me dijo que estaba muy triste, que no soporta a su madre ni a su marido pero que prefiere aguantar porque no quiere presionar a sus hermanos.

—¿Escuchaste? Están sufriendo. Ellos nos ayudaron a estar juntas de vuelta, al menos intentemos hacer lo mismo por ellos —expreso afectada y, en medio de un silencio abismal, tengo la sensación de que la convencí.

ImpurosWhere stories live. Discover now