capitulo 19

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KELLEN

Juega conmigo. Intento mantenerla entre mis brazos, pero Dara se libera y se direcciona escaleras arriba. Se con exactitud hacia donde se dirige, así que me pongo de pie y la persigo, caminando tras ella. La forma en que se mueve provoca que la falda del vestido se le arrugue en las caderas y de pronto, la tela apenas alcanza a cubrirle el trasero.

—¿Otro vestido cortado? —le hago saber que noté el detalle.

La castaña voltea sonriendo detrás de su hombro. Todavía no logro descifrar si es consciente de lo que provoca o si realmente porta la inocencia que aparenta.

—Sí. ¿Está mal?

—No. Ya sabes lo que pienso —respondo todavía anonadado por la vista—. Pero me da curiosidad. ¿Al menos te queda alguno sano?

Ella se ríe y se detiene al final, permitiendo que la alcance. La sujeto de la cintura desde atrás. Mi pecho se apega a su espalda y su trasero roza mi reciente erección. Me encanta como puedo atraparla con facilidad. Cabe a la perfección en el hueco que forman mis dos brazos, creado especialmente para ella, que responde como quien desea algo con prisa, impulsando el contacto.

Si continúa con esa actitud, pronto voy a explotar.

—Creo que no —se relame el labio inferior—. Los rompí todos para ti —agrega y se gira, permitiendo que capture sus labios.

Inicio a besarla y sonrío a mitad del beso, no puedo evitarlo. El hecho de que haga cosas pensando en mí, me pone a mil. Intensifico el agarre y camino sin dejar de besarla hacia la habitación que está a unos pocos pasos. En cuanto entramos, cierro la puerta, le coloco el seguro y me pregunto si debería arrastrar algún mueble para asegurar que nadie ni nadie va a interrumpirnos.

Este momento es nuestro.

Me despego un par de segundos para comprobar que el seguro de la puerta funciona. Lo hace. Volteo y ahí está, demostrando en un parpadeo la capacidad que tiene para disparar mi excitación.

Dara se quitó el vestido y me regala una intensa mirada angelical que me sacude en todos los sentidos. De pronto olvido como seguir. Solo puedo concentrarme en la manera que porta ese conjunto de lencería: resalta su piel tersa y estremecida, la forma de sus pechos y los pezones endurecidos que sobresalen por debajo de la tela casi transparente.

Me encanta como se expone para mí. Esperándome. Gritándome con la mirada que continúe.

Quiero arrodillarme ante ella y demostrarle cómo la adoro.

—Estás temblando, Bambi —percibo al proporcionar el primer toque. Deslizo las manos sobre su vientre, delineo la curva de su cintura y alcanzo el sostén. Ella baja la mirada hacia mis dedos que atrapan sus pezones junto a fina tela del sostén y los acaricio, percibiendo cómo se endurecen aún más.

ImpurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora