—Fue un gusto ser tu compañera de trabajo.—dije a Garrett mientras dejaba mi delantal, fue mi último día en Mountains café, los últimos días de verano se hacían visibles, pronto comenzaría la universidad en Oxford, solo estaba a dos semanas.
Garrett me sonríe.
—Espero que vuelvas pronto.—dice él.—No eres tan desagradable como pensé que lo serías.
—Si, tu también te volviste soportable.
Garrett rueda sus ojos mientras me abrazaba, le devolví el abrazo, me despedí de todos mis compañeros de trabajo, acepte mi última paga y hasta me atreví a abrazar a mi ex jefe quien dijo que siempre tendrá un lugar asegurado para mi.
Agarre mi bicicleta y me subí a la misma dirigiéndome al nuevo hogar que vivimos con papá. Al final decidimos comprar un departamento para ambos, dejando atrás a mi tia y mis primas, claro que las seguíamos viendo, aunque papá hizo que mi tía me devolviera gran parte del dinero que me fue arrebatando todos esos años que vivíamos ahí.
Detengo mi andada cuando veo una sección de revistas con una reconocida banda de portada. Midas King lucían sonrientes, hasta Percy estaba sonriente en esa foto...solo se de ellos por Rosie. Al principio, recibí llamadas de ellos, las cuales nunca atendí, y con el tiempo, dejaron de intentar comunicarse conmigo.
Suspire mientras volvía a andar en mi bicicleta. Aun mi corazón seguía doliendo por Percy, lo extraño todos los días posibles, es difícil no ver mi pulsera o no ver al unicornio y pensar en él. Era difícil la distancia.
En cuanto a mis amigos, Klaus sigue en su trabajo de animador y consiguió entrar a una orquesta, se mudo de la casa de Zoe. Y Zoe esta haciendo grandes avances en su tienda de tatuajes.
Deje la bicicleta en el garaje que teníamos en el departamento, ojala pudiera sacar mi licencia de conducir para ya dejar la bicicleta. Fui al ascensor, y al llegar a mi piso, entre.
—Papá, llegué.—dije al mismo tiempo que me quejaba por chocarme con una caja en la entrada, se que no era una de las de la mudanza, porque habíamos desempacado todo. Bueno, las de mi cuarto no estaban desempacadas del todo, porque no sabíamos si yo no me iba a ir a otro departamento cerca del campus de la universidad mas adelante.
—Hola Sky.—dice saliendo de la cocina.—Estaba organizando.
—¿Qué es la caja?
—Mi libro publicado, quería que vieras la primera edición.—dice él con una sonrisa mientras abre la caja, es una portada celeste, podían verse dibujos de cámara en las esquinas, y a un chico y una chica con las manos entrelazadas pero de espaldas, con la letra de "charlas en el tejado" de título.
Agarro el libro y leo la sinopsis.
—Papá...
—¿Qué piensas?
—¿Te inspiraste en mi relación para esto?
—No todo se trata de ti, Skyler.
—No, se trata de una chica llamada Sunny que trabaja en el cine de la ciudad, que quiere ir a la universidad de música, y casualmente su nuevo vecino, es un chico llamado Patrick que sueña con ser actor y esta intentando conseguir entrar a películas casting tras casting...
—Si, ¿y?
—Sunny, Patrick.
—Sigo sin verle la similitud con tu relación con Percy.—dice papá encogiéndose de hombros mientras se retira, fruncí el ceño y negué. Era increíble que papá se haya basado en mi vida amorosa para su nuevo libro, y tiene comentarios de las editoriales como "el romance juvenil con el que todos soñamos" "linda e intrigante" "Patrick y Sunny llegaran a tu corazón".
—Al menos espero que tus decisiones sean mejores, Sunny.—comente mientras iba a mi habitación con el libro en mis manos. Suspire pesadamente mientras acariciaba la portada, me era difícil, no pensar en él, no verlo era imposible, su rostro se encontraba en todas partes. Cuando iba a la casa de mi tía, obligada claramente, veía la casa donde Midas King vivía y se me llenaba de recuerdos. Suspire recostándome en la cama.
Puse el reproductor de música en aleatorio y me salta una canción, su canción. Cotton Candy Skies empieza y mi corazón se estruja.
Esperaba que algún día, dejara de doler. No se cuanto tomaría. Decidí parar la música, agarre el libro y me sumergí en la historia de Patrick y Sunny, al menos esperaba su final feliz, porque claramente, el mío aun no llega.
