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—Mi señor, la frontera está cubierta, hemos levantado el campamento como lo pidió.

—Bien—dijo separándose de Zico, con quien revisaba algunos planos del territorio.

Habían pasado un par de meses desde que obtuvieron la información que les llevó a varios de los campamentos de los rebeldes, sin embargo, estaban lejos de encontrar a los organizadores, pero sentía que ganaría, podía hacerlo, era buen estratega, sus hombres eran los más capacitados, y sus tierras eran cuidadas con astucia, investigar, acorralar y asesinar a los responsables de su desgracia, era una forma de escapar de la realidad que le achacaba, de dejar atrás aquel dolor que no le permitía dormir, aquellas ganas de salir a buscar a su amado, todo eso era una distracción que estaba tomando sus frutos, porque estaba seguro de que la victoria se acercaba.

Sus hombres habían servido a sus exigencias en el último tiempo, estaban dispuestos a salir a inspeccionar a su lado, estos estaban enterados de todo lo que sucedía dentro del castillo, pero ninguno de ellos se atrevió a preguntarle al rey, sobre lo sucedido, sería una falta grande.

Sus generales, le distraían com cigarrillos, alcohol y entrenamiento, era la forma en la que los guerreros estaban acostumbrados a vivir sus emociones, incluso en una de las reuniones llevaron hermosas mujeres que les hicieran compañía, había dejado que ellos se divirtieran mientras que él volvía a sus aposentos en completa soledad, para abrazar la almohada donde todavía podía sentir el aroma de Jimin, o al menos eso era lo que quería creer.

—Ha sido una buena excursión mi señor—dijo Zico con orgullo—. Estamos cerca, puedo saborear la venganza, esos hijos de puta se van a arrepentir de haberse metido con el ejercito del dragón.

Yoongi rio orgulloso de escuchar a sus hombres. —Pagaran, claro que lo harán.

Tomó otro trago de la botella y sintió el líquido quemar su garganta, los demás comenzaron a hablar de sus momentos de gloria, demás batallas que habían ganado, en estos instantes él mismo de remontó a sus años de adolescencia, donde, junto a Namjoon y Jungkook, entrenaban y luchaban, cada uno tenía una perspectiva muy diferente sobre la vida y sobre reinar, pero, eran esas diferencias las que los unían como un buen equipo, mientras que él ejecutaba, asesinaba, Jungkook analizaba y Namjoon coordinaba.

—Espero que al menos su vida sea mejor que la mía—suspiró mirando al cielo, las copas de los árboles eran sombras tenebrosas, pero aún podía mirar las estrellas y la luna, en la intemperie se quedó dormido.

Sus sueños eran los mismos, veía a Jimin, sólo a él, como un velo que cubría sus ojos, le observaba brillar, como la luna, Jimin era la luz que había iluminado la oscuridad de su mente y de su alma, pero cuando se acercaba a él, podía ver su cuerpo manchado de sangre, el terror, hacia que despertara sudando y con el corazón desbocado, esa noche no fue la excepción.

Despertó encontrándose en el mismo lugar, aún era de madrugada, suspiró, estaba por volver a cerrar los ojos cuando escuchó ruidos alrededor, eran ligeros, apenas el crujido de las hojas, podrían ser animales, pero a esas alturas lo dudaba, se sentó lentamente, observando a los hombres que estaban cuidando, mirarlo y asentir, ellos también habían escuchado aquellos sonidos, tomó el mago de su espada y espero.

—¡Emboscada! —gritó despertando a los demás—. ¡Arriba imbeciles!

Los hombres encapuchados salieron de las sombras, listos para pelear, sus hombres, con un grito feroz, comenzaron a defender su fuerte y sobre todo a su rey. Yoongi peleaba con un hombre, su fuerza no era comparada con la suya, era un experto y el otro, apenas un muchacho aprendiz.

Se movía con agilidad, blandiendo la espada con fuerza, así hasta que la encajó en su cuello. La sangre salpicó su cuerpo, miró alrededor, observando cómo sus hombres jugaba con aquellos desgraciados con bestialidad, él mismo contagiado por aquella atmósfera mortal, desquitó la furia que sentía desde hace semanas.

Tomando la vida de quien se cruzará en su camino, haciéndolos pagar por la desdicha de su destino, era así, como quería desquitar la rabia. Vio que uno de ellos escapaba y no dudó ni un segundo en seguirlo, mientras sus pies pisaban aquellas hojas, sus dientes se juntaban como si se tratara de una animal ponzoñozo. Los quería muertos, para él, aquellos infelices eran los causantes de su desdicha.

Se aventó hacia el hombre cuando lo alcanzó, haciendo que ambos cayeran al suelo, él sobre el enemigo, guardo su espada y comenzó a usar sus puños para desfigurar el rostro de aquel ser, que poco le importaba.

—¡Maldito hijo de perra muere! —era un golpe tras otro, podía sentir como la piel retumbaba bajo su puño y cómo sus huesos se fracturaban, estaba imparable, el otro ni siquiera pudo defenderse, poco después se dio cuenta que lo había acabado a golpes.

Fue encontrado por sus hombres, quienes le miraron expectantes, se levantó respirando con dificultad, con los nudillos ensangrentados.

—Han escapado al sur señor—dijo Zico con la mirada feroz.

—Entonces vamos—relamió sus labios dándose cuenta del sabor de la sangre que no era suya.

No le importaba morir, no le importaba matar, lo único que Yoongi quería era venganza, era sentir la muerte de sus enemigos. Los haría pagar, porque él era el rey de la muerte.







 Los haría pagar, porque él era el rey de la muerte

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El Rey De La Muerte *Yoonmin*Where stories live. Discover now