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Aquella misma tarde donde conoció formalmente al rey, las calles fueron tapizadas con el comunicado real y el anuncio dado en la plaza mayor. A esas alturas el reino entero sabía de su compromiso con el rey y lejos de felicitaciones, lo que recibió fueron miradas de pena y lastimosos "lo siento". Había apuestas silenciosas las cuales se enfocaban en la duración de su matrimonio, mucho creían que el rey Yoongi se cansaría del pobre muchacho al mes o incluso a la semana, como sea el estaría confinado a un matrimonio roto por el resto de sus días. 

Una de las tradiciones y reglas más antiguas del reino hablaba del matrimonio como una institución sagrada, un pacto con los dioses que sólo era roto por la muerte, quienes llegaban a separarse eran repudiados y las mujeres o donceles no podían volver a contraer nupcias con alguien más, si encontraban el amor este estaría maldito y la desgracia no tardaría en llegar para ambos, era por esa razón que la gente lastimosamente veía a Jimin como un caso perdido, no tenía escapatoria. 

Según la tradición tendrían tres días de cortejo sin verse, recibiría regalos del rey y a cambo debería mandar una carta de agradecimiento cada día, Jimin no sabía escribir coherentemente así que tendría que buscar otra manera para agradecerle por sus molestias, si es que existían regalos, no quería adelantarse a los hechos. 

Caminaba hasta la panadería, las personas no eran cuidadosas en disimular sus miradas y aquello lo incomodaba. Bufó tratando de abrir la cerradura, cuando lo hizo y prendió la luz las llaves resbalaron de sus manos y abrió los ojos tan grande que por un momento creyó que estos saldrían de sus órbitas. La tienda estaba repleta de flores, rosas, jazmines, tulipanes, orquídeas, margaritas, girasoles, de todos los tamaños y colores, era impresionante

—¿Cómo diablos entraron? —soltó con voz ahogada.

Entró a la tienda tocando con la punta de sus dedos cada una de las flores, sonriendo inesperadamente, le gustaba el color y olor que estas desprendían, si olvidaba por un momento quien las había mandado era el acto más romántico que alguna vez haya recibido, pero no pudo, de inmediato los oscuros ojos del pelinegro llegaron a su mente con una ráfaga de sentimientos encintrados, que hicieron a su pecho despertar con el calor del recuerdo. Había algo en aquellos ojos que le intimidaba, pero al mismo tiempo le atraía, era una sensación tan extraña que dudaba de su cordura.

Cuando salió del ensimismamiento inicial pensó ¿Cómo podría agradecer a su rey la maravillosa ofrenda?  

No había forma de hacerlo, era un hijo de un burócrata que no tenía cultura, que había dejado ir los mejores años de su vida en su amada panadería, lo único que sabía era hornear, con ese último pensamiento, sonrió al tener la mejor idea, acomodó los jarrones de flores a un lado cerca de la ventana para que quien pasara pudiera apreciar su belleza, se puso el delantal y comenzó a trabajar, esa sería una larga mañana. 

Habían pasado algunas horas y las ventas estaban sorpresivamente más altas que de costumbre, escuchó a una viejecita hablar de lo triste que estaría al no volver a probar el pan tan delicioso que hacía, aquello le hizo caer en cuenta de que si se casaba con el rey no podía seguir atendiendo la panadería, suspiró sintiendo nuevamente la tristeza que abrumó su corazón, extrañaría hacer aquello que amaba, interactuar con las personas y ser capaz de ver sus caras llenas de satisfacción al probar algo que él hacía con amor, esperaba que el próximo panadero que contratara su padre fuera amable y se preocupara de los clientes como él lo hacía.  

—No puedo creer que hayas engatusado al rey Jiminie—había ciertas personas que le impedían ser amable.

—Fuera Sunny —susurró concentrado en decorar —. No estoy de humor para aguantarte.

Pero ella no hizo caso, en vez de eso entró y se sentó frente a él, trató de ignorarla porque nada bueno salía de ella, su boca venenosa sólo intentaba herirlo, pero no podía lastimarlo más de lo que ya estaba. Se conocían desde niños, habían sido amigos de la infancia, pero eso acabó cuando se volvieron jóvenes, Jimin no comprendía por qué lo odiaba.

El Rey De La Muerte *Yoonmin*Where stories live. Discover now