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Jimin miraba sin poder creer la celda en la que se encontraba, sus manos estaban repletas de sangre y sus mejillas mojadas por el llanto, que lejos de cesar se acrecentaba con el paso de las horas. Nunca creyó ser un prisionero embarazado que acaba de perder a su hermano. Yoongi lo puso en una celda sin importarle nada, pero ¿Qué más podía esperar después de lo que hizo?.

Tomó su vientre con miedo ¿En qué estaba pensando? Nunca creyó que liberar a su hermano trajera tantos problemas y es que probablemente era un completo idiota. Dejó escapar algunas lágrimas más de dolor, la sangre de su hermano aún estaba en su ropa, murió en sus brazos y ahora él también moriría, lo único que realmente le dolía era no poder salvar a su hijo de su desdichado final.

Fue la noche y tarde más larga de su vida, estaba incómodo y cada que cerraba los ojos su mente se llenaba de imágenes horribles, además de unos ojos llenos de decepción que por el momento era lo que más le carcomía el alma. Yoongi lo odiaba y eso lo hacía tener una enorme desesperación que le ahogaba, quería verlo, explicarle sus razones y rogarle que volviera a mirarlo con amor. Imposible.

Recostó la cabeza en la fría pared tratando de encontrar el respaldo para poder dormir, le sorprendía que a estas alturas su hijo siguiera dentro de él. No había pasado mucho desde que cerró los ojos cuando escuchó la puerta ser abierta, levantó la mirada y vio a dos guardias quienes entraron en completa seriedad.

—Mi señor—dijo el primero aún con respeto—. Tenemos que llevarlo arriba.

Sus manos temblaban al igual que su mandíbula, de pronto ese calabozo no era el peor lugar en el que podría estar. Ellos se acercaron y le tomaron del brazo con sumo cuidado como si no hubiera ayudado a escapar a un asesino que asesinó a uno de los suyos. Se levantó con dificultad porque sus piernas estaban débiles. Caminaron fuera de aquella celda, el olor repulsivo ya no le molestaba, había convivido con él el tiempo suficiente para acostumbrarse. Caminaron por el largo pasillo que la noche anterior  fue mucho más corto, ahora entendía bien la magnitud de los problemas en los que estaba, hubiera preferido morir junto a su hermano que frente a toda la ciudad como un traidor.

Lo llevaron escaleras arriba, y mientras se acercaba a la planta alta pudo verlos. KyungSoo y LuHan además de Nayeon se encontraban esperando. En cuanto lo vieron corrieron a abrazarle a pesar de su terrible estado, Jimin tembló en sus brazos, comenzó a sollozar lleno de terror.

—Lo...siento—susurró. Había pensado que estos estaban muertos por haberlo ayudado.

Sólo lo abrazaron antes de tomarlo del brazo y llevarlo dentro de una desconocida habitación, era mucho más pequeña que las demás, apenas había espacio. Se sentó en un sillón y comenzó a llorar quedito. 

—Jimin ¿Cómo estás cariño? —preguntó KyungSoo acariciando su mejilla, al verlo, Jimin pudo observar lo rojos que estaban sus ojos, como si este hubiese estado llorando.

—Moriré—dijo sin vacilación—. Lo he perdido todo, fui un completo idiota.

LuHan le abrazó por los hombros al momento que negaba, sus ojos ya estaban llenos de lágrimas.

—No Jimin, es algo que tenías que hacer por tu familia. Hiciste lo que creíste mejor.

—Yoongi también era mi familia y este bebé—acarició su vientre —. Dios sabe lo mucho que quise ser su padre y lo que me arrepiento.

—Lo siento señor—susurró Nayeon cargada de dolor.

Jimin alargó la mano y tomó la suya, era joven, aquella situación posiblemente la estaba torturando.  Sus tres fieles amigos lloraron a su lado, Jimin sintió alivio cuando describió que ellos no habian tenido problemas, salvo que sí se llevaron una reprimenda fuerte, sobretodo LuHan.

El Rey De La Muerte *Yoonmin*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora