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Jimin no podía describir su felicidad en ese momento, mientras veía a Yoongi abrazando a su pequeño hijo mientras le sonreía, para él, era la mejor imagen que alguna vez pudiera tener, él se encontraba alimentando a su hija, una pequeña, muy tranquila, casi no hacía ruido a diferencia de su hijo, quien a su corta edad parecía ser demasiado temperamental.

—Taehyun será el heredero más fuerte o el doncel más peligroso—rio Yoongi por lo bajo.

—Si es doncel ¿Sería malo? —preguntó con cautela.

—No—besó la frente de su hijo antes de ponerlo en la cama—. No me interesa. Un doncel puede reinar, tú me reinas a mí.

Jimin negó sonriente. —No digas tonterías.

—No son tonterías, es la verdad—lo miró con complicidad—. Pero shhh, no lo digas a los demás, aún tengo un estatus que mantener intacto.

—Muy bien, será ese nuestro secreto. La mandaré una carta a Taehyung, tiene que saber que han nacido estos pequeños, creo que se pondrá muy contento. Podremos visitarlos en la primavera, quiero ver a su hijo y...

Yoongi le observó por unos instantes, se debatía mentalmente entre decirle lo que había ocultado o seguir buscando, terminó suspirando, llamando la atención de Jimin, quien le observó confuso.

—Hace un tiempo busque a tus padres—dijo con tranquilidad—. Ellos se fueron de Ryuumoon poco después de que tú y yo nos casáramos. No entiendo la razón, sólo fue así, cuando sucedió lo de tu hermano fue que me enteré, ahora, tengo a gente buscándolos, algunos dicen que se fueron al reino del norte o a la frontera, pero nadie me puede dar la ubicación exacta, siento también, que los están protegiendo.

—¿Mis padres? —preguntó en un hilo de voz—. ¿Crees que les haya sucedido algo?

—No lo creo—negó con seriedad—. Creo que sólo tienen miedo, es por eso que sigo buscándolos, necesitas hablar con ellos ¿No es así?

Jimin bajo su mirada a su hija, y tragó en seco, pero el nudo que tenía en su garganta no se alegraba con nada. —Quiero volver a verlos, sólo a mi madre, porque gran parte de lo sucedido fue idea de mi padre, este jugó con nuestras vidas como si fuéramos nada, deben pensar que queires...

—Pero no lo haré, aunque estoy siguiendo una línea de investigación que dice que posiblemente tu familia estaba muy involucrada con los rebeldes, pero Jimin, no les haré nada, sólo quiero que los veas.

—Gracias por hacer eso por mí—le sonrió ladino, sin eliminar la tristeza en sus ojos—. Le mandaré una carta a mi tía, la hermana de mi madre, ella debe saber algo, espero su respuesta, puedes verla si eso te mantiene más tranquilo.

—Confiaré en ti Jimin, escribe lo que quieras.

Yoongi se acercó para besar su frente antes de levantarse. Tomó a Taehyun y lo acomodó en su cuna, después se sentó al lado de Jimin y le sonrió.

—Dormiré un poco, hoy tengo una junta con mis generales, dame a la niña, la acostaré.

Jimin le tendió a Minnie, a quien colocó en su cuna, se volvió a acostar al lado de Jimin, este le atrajo a su pecho y acarició su cabello. Ambos comenzaron a quedarse dormidos.











Eran los mismos pasillos que recorría frecuentemente, pero después de lo sucedido con Jimin, aquel lugar había tomado un significado más tétrico y frío, se encaminó por la mazmorra hasta llegar a uno de los calabozos, sus guardias le abrieron.

Dentro estaban tres hombres en sillas amarrados, sus soldados les habían dados algunos golpes, ni hacia mucho tiempo de que los capturaron.

—Este es uno de los jefes—dijo Zico tomando la cabeza del que estaba en medio—. Los hijos de puta, pensaban escapar al Norte.

—Jungkook tiene demasiados problemas como para ocuparse de ustedes, ¿No les enseñaron a no molestar a nuestros aliados? —preguntó con voz sombría.

—Caerás Min—dijo este entre dientes.

—La muerte está cerca, ¿Tienes algo que decir antes de que te corte la garganta?

El hombre le miró fijamente. —La muerte de Jihyun queda en tu consciencia.

—¿Así que eres tú? —gruñó con una mirada gélida—. No, su muerte está en tus manos, lo engañaste y lo usaste, ahora está muerto siendo inocente, en eso nos parecemos, es mejor que hables a no ser que quieras que te corte dedo por dedo y extremidad por extremidad. Te asesinaré tan lento y dolorosamente, que tú desearás jamás haber nacido.

Lo vio temblar frente a él, hacerse en los pantalones de miedo, porque sabía bien que no mentía, Yoongi nunca lo hacía, mucho menos cuando se trataba de venganza. No tenía compacion por nadie, que no fuera Jimin, podría asesinar sin remordimiento alguno.

—Te lo diré....te diré donde están.

Una sonrisa surco sus labios, él había ganado, siempre lo hacía.












Miró a sus hijos con un suspiro, estaba amaneciendo, se recostó al lado de Jimin y le observó dormir, llevo una mano a su cabello el cual alejó de su rostro angelical.

—No puedo morir Jimin, porque cuando eso pase me pudriré en el infierno y tú irás al cielo, por eso tenemos que amarnos en esta vida. Y, no quiero perderte, me he dado cuenta que eres lo único bueno que hay en mi vida, lo que me da paz, contigo soy yo mismo, no un rey que llama a la muerte.

—Él era el infierno, su aura llena de dolor me atemorizaba, pero al mismo tiempo sus oscuros ojos me llenaban de un sentimiento tan satisfactorio que no tenía nombre—susurró Jimin con los ojos cerrados, sorprendiendo a Yoongi quien alejo su mano—. La muerte nos llamó y en ese instante todo acabó, porque de la traición nace el amor.

Cuando el verde de sus ojos se hizo presente, y lo observó, Yoongi sintió su alma desnuda, entonces supo que nadie en el mundo podía conocerlo como Jimin.

Jimin se acercó a él y besó tenuemente sus labios antes de acurrucarse en su pecho, sólo así Yoongi pudo cerrar los ojos y olvidar lo que había hecho, pudo descansar en los brazos de su luna.








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El Rey De La Muerte *Yoonmin*Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz