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Lo sucedido el día anterior le tenía confuso, no imagino que volvería a sentir las caricias y los besos de su esposo, no creyó que este sería capaz de mirarlo nuevamente con afecto o que le dedicaría palabras tiernas. Había dormido con él, por la mañana, pensando que estaba dormido, se despidió con un beso en su frente, el calor de este permanecía, no podía saber su significado, pero era real.

Tenía miedo, de hablar, de malinterpretar aquella acción, de sentirse nuevamente amado, porque su pena de muerte seguía en pie. Pensaba que posiblemente, Yoongi sólo estaba descargando su energía, era un hombre que tenía pasiones, y él seguía siendo su esposo, pero llegar a esa conclusión le hería, porque llegaba a sentirse usado.

La esperanza había nacido, no podía ocultar que, dentro de él, estaba aquella pequeña posibilidad a la que quería aferrarse, aún si esto le llevaba a una terrible decepción. Porque nadie podía fungir amor de la manera en la que él lo hacía.

Estaba feliz aquella mañana, había tomado un baño, desayunado y vestido con un traje de color cálido, en todo ese tiempo encerrado sólo había aceptado usar colores oscuros. Su ánimo estaba mejorando.

—Iré por el té—dijo KyungSoo levantándose—. Lu está por llegar.

No había dicho nada sobre lo sucedido, pero KyungSoo le miraba como si este sospechara lo que estaba pasando, sus mejillas se coloreaban de sólo imaginarlo, no quería decir algo que les diera esperanza a ellos también, prefería mantener oculto aquel momento tan preciado e íntimo, antes de que la decepción llegará a su corazón.

Se quedó solo, suspiró cerrando los ojos, estaba cansado, últimamente el sueño le arrastraba a la cama, tampoco era cómodo permanecer mucho tiempo sentado o de pie, podía llegar a cansarse, se preguntaba por qué, su embarazo estaba siendo muy difícil.

—Mi señor—dijo uno de los guardias, quien no parecía reconocido—. El rey quiere verlo.

Sus ojos se agradaron, casi de inmediato sus manos comenzaron a sudar, asintió ligeramente temeroso de lo que este tuviera para decir, se levantó y caminó hacia la puerta, al salir, vio que no había guardias cerca, no le pareció extraño, puesto que estaba dentro del castillo, ambos avanzaron por un pasillo contrario, no había pasado por este en un buen tiempo. Observar el castillo por dentro de nuevo le trajo una ola de melancolía, los recuerdos de aquellos momentos felices pasaron como ráfagas gélidas que erizaron su cuerpo, el aroma, el color y el sonido de sus zapatos sobre la madera, todo parecía tan ajeno.

—Es aquí mi señor—dijo abriendo una puerta, dentro había otro pasillo más pequeño—. Adelante.

Jimin entrecerró los ojos, porque definitivamente no recordaba nunca haber visto ese pequeño pasillo. —¿Aquí? Pero...

—El rey lo espera en una de las torres—explicó con una sonrisa.

—Está bien—asintió entrando, siguió por el pequeño pasillo, este era un poco más oscuro y frío, así hasta que de lado derecho se presentaron las escaleras de piedra, comenzó a subir, el guardia ofreció su brazo para ayudarle, el cual tomó con agradecimiento, ahí puso ver la marca roja de una quemadura del pasado que este tenía en su mano, las escaleras en forma de caracol que subían la torre mayor eran pesadas, se sentía sin aliento, había pequeñas ventanitas que ventilaban el aire, lo suficiente para poder respirar.

—Lamento que sea tan pesado señor—dijo en un tono de disculpa.

—No se preocupe—susurró sin aliento, su cuerpo estaba experimentando una horrible opresión debido a la falta de aire, le recordaba a sus años fuera del castillo, donde enfermaba, perdiendo el aliento, no quería que eso sucediera en ese momento por lo que se concentró en sólo respirar.

El Rey De La Muerte *Yoonmin*Where stories live. Discover now