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Otro mes había pasado y Jimin no vio más a Yoongi. Por lo que había escuchado de sus amigos, este estaba en una campaña para buscar y destruir a quienes se oponían a su reinado, las cosas estaban marchando como era esperado, pero él temía por la vida de su esposo, todas las noches rezaba para que este regresara con bien.

Con más de seis meses de embarazo, muchas cosas habían cambiado, la primera y más importante era el hecho de que ahora podía sentir a su bebé. Una noche lo acariciaba y este le correspondió, lloró de felicidad y angustia. Los paseos por los jardines le habían ayudado mucho, su piel recuperó el color y las náuseas habían disminuído. Todo estaba bien dejando de lado el hecho de que se le acababa el tiempo. Pronto moriría.

Lo que más le dolía, era saber que el tiempo pasaba rápidamente, que eran sus últimos momentos con su hijo, a quien no vería crecer y que, Yoongi, no estaba cerca, hubiese querido al menos verlo de lejos, saber que él estaba ahí con bien, no luchando, le atemorizaba no volver a verlo.

Aquella noche en particular se encontraba intranquilo, con el avanzar del embarazo y el crecer de su vientre dormir era una odisea, le incomodaba estar en cualquier posición por lo que decidió sentarse un poco para reanudar su batalla encontrando un buen lugar para estar.

La noche era fría, pero agradable, hace poco había recibido una carta de Taehyung este le había dado la buena nueva de que había dado a luz, estaba tan feliz, incluso le contó la travesía que vivieron para traer al mundo al bebé, leerlo, le dio un vuelco al corazón, estaba feliz por él, pero al mismo tiempo la melancolía se apoderaba de sus pensamientos, porque nunca sería capaz de conocer a aquel pequeño, como lo había prometido.

—Espero que cuando crezcas lo conozcas cariño—acariciaba su vientre paseando alrededor del ombligo que era una pequeña bola saltona—. LuHan y Soo me han dicho que se encargarán bien de ti, les deje una lista de las cosas que quiero que aprendas, no me importa si eres varón, niña o doncel, vas a aprender muchas cosas—suspiró—. Aunque dudo que sepan como hacer un buen pan de nuez y cacao.

—Lo sabrían si fueras más compartido con tus recetas.

La voz a sus espaldas le asustó al punto de hacerlo levantarse con el corazón desbocado, la luz de las velas le permitió ver al intruso. Estaba frente a él, en un traje limpio y negro, llevando una mirada cansada y el cabello revuelto, sin embargo, lucia perfecto.

—No te escuché entrar...—susurró apenado de que hubiera escuchado su conversación.

—Lo siento—dijo sin más, acercándose lentamente, como si cada paso tuviese que ser fríamente pensado.

—¿Por qué? —preguntó arrugando la nariz—. ¿Cuándo regresaste?

—En la tarde—dijo con voz monótona —. Yo...me iba a quedar por más tiempo allá, pero...quería ver como estaba el bebé.

Yoongi se maldijo internamente por mentir, sin embargo, observó con maravilla como Jimin sonreía cálidamente, mientras seguía acariciando su vientre. 

—Está muy bien—rio por lo bajo, con la ilusión en sus ojos—. Aunque este a nada de romper mi espalda.

—Se ve grande—estaba maravillado con la tierna vista que le daba, había crecido tanto y él se lo estaba perdiendo—. Eso es bueno, supongo.

—Lo es—asintió guardando silencio.

Se observaron por unos minutos aquellos que parecían ser horas, hasta que Yoongi tuvo el valor de acercarse, sin despegar los ojos de Jimin. Cuando estuvo a casi milímetros de tocar su cuerpo llevo la mano derecha al estómago hinchado de este, bajo la mirada y acarició con las yemas de los dedos, Jimin contuvo el aliento, su corazón palpitaba tan fuerte que le era imposible escuchar otra cosa que no fuera ese golpeteo.

El Rey De La Muerte *Yoonmin*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora