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Paseaba por el jardín en compañía de Nayeon quien resulto ser mucho más divertida de lo que imaginó, le hacía reír hasta llorar por todo lo que decía, aquel día hacia un buen tiempo así que se mantenían caminando esperando a que fuera la hora de la cena.

Estaba distraído, sin embargo, pudo ver a lo lejos a una castaña en un vestido verde olivo muy elegante, creyó que sería la esposa de algún general o miembro del cónsul, no era extraño que a veces miembros de la nobleza estuvieran en el castillo, pero eliminó esos pensamientos cuando vió como Nayeon maldecia en voz baja sin apartar su vista de ella.

—Vamos por aquí Jimin—dijo con seriedad  

—¿Por qué? ¿Quien es ella? —preguntó confundido, por el repentino cambio de Nayeon.

—Ella es...—dijo antes de ser interrumpida por la mujer, que estaba a escasos pasos de ellos.

—Es un gusto conocerlo por fin rey Jimin—sonrió ladina mostrando una expresión llena de inocencia, por alguna razón que desconocía, a Jimin no le agrado—. Soy Choi SuRan. 

Ella le tendió la mano y Jimin no dudo en tomarla por cortesía. —Es un gusto Min Jimin—sonrió porque después de mucho ensayar con Yoongi ya podía decir su nuevo apellido.

—Me alegra por fin verlo en persona, quise estar aquí para su boda, pero lamentablemente tuve un compromiso en la frontera—suspiró con dramatismo—. Pero ahora que he vuelto y como miembro de la corte real me pongo a su disposición para lo que necesite. 

—Es usted muy amable, gracias.

SuRan lo examinó, sus ojos no reflejaban más que falda amabilidad y en su mente, ensombrecida por los celos, creía que el esposo del rey parecía ser un idiota ignorante, ni siquiera creía que era tan bonito como había escuchado decir a algunos, su belleza era simple, no había nada especial en él, eso le molestó aún más, porque él rey la había cambiado por alguien mucho inferior a ella.

—Es muy apuesto mi señor—sonrió ladina—. El rey debe estar feliz, espero que no solicite mis servicios en un tiempo.

Jimin la miró confuso. —¿Servicios?

—Oh—abrió la boca y la tapó con su mano—. ¿No lo sabía? Mi Rey lo siento mucho. 

—¿No sabia qué?

Ella pareció apenada, pero por dentro estaba que saltaba de la felicidad por haber creado confusión en el rostro de Jimin.

—Yo soy la concubina del rey Min Yoongi, yo soy la encargada de satisfacerlo cuando usted está indispuesto.

Jimin abrió los ojos sorprendido, asqueado y confundido ¿Por qué nadie le había dicho sobre eso? Ni siquiera Yoongi le había puesto al tanto de aquello, no se sintió bien,  una nota de decepción se alojó en su pecho, porque al mirarla se dio cuenta de que era hermosa, pensó que su matrimonio era exclusivo, pero al ver que se equivocaba, sintió náuseas.

—¿Qué? —susurró con un nudo en la garganta.

—Sti mi rey, pero no se preocupe, yo sé que no se solicitará mi servicio hasta dentro de unas semanas más, me retiro, tenga usted un buen día.

Se inclinó para darse la vuelta, su objetivo estaba cumplido. Jimin miró a Nayeon en busca de una explicación, pero su juguetona amiga había optado por la seriedad completa.

—¿Es eso verdad?

La muchacha nerviosa no supo que responder, quería mentir, pero su noble corazón se lo impidió. 

—No sé si ella es la concubina mi rey, pero lo que sí le puedo decir es que ella era el entretenimiento del rey antes de que se casaran.

Eso terminó de reventar la burbuja llena de corazones y flores que había creado con Yoongi en su mente, ¿Cómo pudo ser tan tonto? ¿Cuántas personas no se habían burlado de él a sus espaldas? Merecía saber la verdad, que no le ocultaran algo tan importante como eso, se sentía asqueado, Yoongi tenía otra persona con la que intimaba, no era el único a pesar de que él le había asegurado que sí. 

El Rey De La Muerte *Yoonmin*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora