XXIII

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Joel lo dejó en su casa tras pasar por la propia en la que le presentó a su madre.

No le hizo falta más que notar la manera en que se miraban para deducir el amor que se tenían y su manera de tratarse para asumir su relación.

Si bien en la mirada del ojiverde noto algo más que solo amor, algo más sombrío, lo pasó por alto, al igual que las marcas de su rostro, al momento de felicitarlos y comentarles lo feliz que lo hacía que su hijo este con una persona que lo quería y hacia feliz.

Le ofreció a Erick quedarse q cenar mas este se negó con la excusa de que su madre lo esperaba para eso aunque en realidad no tenía apetito además de que ya se sentía cansado por todas las actividades del día y sentía la necesidad de dormir durante horas.

—Te ofrecería pasar pero mamá debe estar por llegar y no creo que quiera invitados- explicó mirando hacia el piso una vez se encontraron en su puerta.

—No te preocupes por eso, me bastó con pasar todo el día contigo- afirmó acariciando su cara, tratando de grabar aquella sensación en su memoria.

Normalmente le irritaba que lo tocaran pero las manos de Joel eran tan suaves y sus toques tan cariñosos que terminaba disfrutandolo.

Hace mucho que no sería la pasión, en cualquier tipo de actividad, que sintió a lo largo de ese día, normalmente nada le generaba interés pero en ese momento esperaba no tener que borrar nunca ese día de su memoria.

—La pasé muy bien- admitió jugando con sus manos sin dejar de concentrarse en la sensación que le generaba las manos de Joel sobre su piel.

—Entonces me alegra que valiera la pena.- sonrió el rizado acercando sus rostros- No tienes idea de lo feliz que me hace verte feliz, pero ser yo quién te hace feliz me alegra el alma de una manera tan inexplicable- confesó pasando la mano de su mejilla a su cuello haciendo sentir incómodo al ojiverde.

—No me toques el cuello, por favor- rogó con la voz quebrándose.

—Yo hago lo que quiero, mi amor- se burló ahorcandolo con más fuerza- ¿No lo entiendes? Tú cuerpo es mío, y yo con él hago lo que quiero.

—Por favor- suplicó con dificultad debido a la falta de aire, con lágrimas empezando a derramarse al rededor de su rostro.

—¡Te dije que no!- grito empleando cada vez más fuerza.

—Por favor- volvió a intentar consiguiendo que Erito suelte su cuello.

No tuvo tiempo de tomar aire cuándo sintió como era posicionado sobre el cuerpo del mayor que volvió a aprisionar su cuello con una de sus manos mientras que con la otra tapaba la mitad inferior de su rostro con fuerza impiendole respirar.

Las lágrimas no paraban de rebosar los ojos, ya rojos, del menor empapando las grandes manos que le impedían la respiración a la par que soltaba pequeños gemidos de dolor.

Sintió como el miembro del mayor crecía bajo su trasero debido a los movimientos que daba intentando zafarse y sin saber cuánto tiempo pasó por fin lo soltó.

—No me vuelvas a decir que hacer- advirtió empujándolo de sus piernas para sacar su pene y masturbarse disfrutando el sufrimiento del menor.

—Lo lamento, de verdad, no quise incomodarte- se disculpó soltandolo cómo si quemara para luego llevar esa misma mano al borde de sus ojos dónde se acumuló una lágrima que limpio en cuánto salió- de verdad lo siento mucho.

—Está bien- sonrió débilmente- deberías irte.

—Claro- le dió la razón con un deje de tristeza- ¿Puedo?- preguntó tocando sus labios y tras un asentimiento del más bajo los junto en un toque superficial que duró un par de segundos- Nos vemos mañana, y de verdad lo siento- dijo alejándose.

Abrió la puerta para entrar notando que estaba en un perfecto orden, tal y como la dejó, por lo que asumió que su madre aún no había llegado.

Lo comprobó al escuchar la cerradura y posteriormente la puerta viendo a Daysi pasar por esta, no llegó a saludarla cuándo nuevamente sintió su palma chocar fuertemente con su rostro generando un doloroso ardor.

—¿Me puedes explicar que mierda acabo de ver?- Rugió enojada agarrándolo del pelo para jalarlo con la intención de lastimarlo.

—¿Qué?- cuestionó confundido.

—¿O me vas a negar que no te acaba de besar un hombre?- cuestionó con una sonrisa cínica empujándolo.

Sintió todo su cuerpo vibrar ante su caída, más la manera en que temblaba por la agitación de su cuerpo ante el llanto que no dejaba de salir.

—Lo lamento- murmuró.

Daysi se acercó para golpearlo nuevamente pero se abstuvo tras soltar un suspiro.

—Lo único que haces es decepcionarme; no sabes lo arrepentida que estoy de tenerte- finalizó alejándose, no sin antes darle una patada en el estómago.

Una vez recobró la fuerza en el cuerpo para conseguir moverse subió las escaleras corriendo para encerrarse en su cuarto.

Sentía como el dolor de su pecho lo quemaba de una manera insoportable borrando todo rastro de felicidad que sintió ese día.

Las lágrimas nublaban su vista cuándo trataba, torpemente, de desarmar su celular tratando de no soltar gritos de frustración.

Una vez logró tener la pequeña lámina de acero inoxidable en sus manos empezó a pasarla por la piel de su brazo, de manera horizontal, rasgandola viendo cómo rápidamente la sangre empezaba a brotar de su brazo manchando tanto las sábanas cómo el piso.

Rasgaba frenéticamente su piel tratando de concentrarse en ese dolor en lugar de aquel ardor en su pecho a pesar de ser este mucho más fuerte.

Su madre lo odiaba y se esforzaba en hacérselo notar de la manera más cruel posible.

Tiró la cuchilla a alguna parte de la habitación mientras daba saltos llenos de frustración con las manos sobre su cabeza, tirando de su cabello, completamente agitado con la respiración entrecortada.

En cuanto notó que el aire dejaba de llegar a sus pulmones se sentó en un intento de calmarse para poder normalizar su respiración sin parar de llorar.

Él ya sabía que era una decepción, una basura despreciable pero le dolía que se lo recuerden de esa manera.

Holis, si me dicen un horario en q estén libres para poder subir los capítulos se los agradecería 🥰

Luces apagadas||Joerick||Terminada||Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin