XXVI

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Con el paso de los meses Erick había aprendido a ser más abierto con Joel, eso no significaba que le contara todo pero su más grande secreto ya estaba dicho.

Fue incomodo por un tiempo ya que Joel no sabía cómo debía tratarlo después de eso, después de todo lo que pasó y después de como se lo contó y eso acabo generando problemas en los que el ojiverde pensó que su novio había dejarlo de quererlo por creerlo sucio, o algo por el estilo, entonces el rizado entendió que nada debía de cambiar; Erick le confió eso porque lo siente más cercano a él y alejarse es lo peor que podría a hacer.

Recuerda con orgullo la madurez que tuvo el azabache al plantarse frente a él para comentarle como se sintió al momento de empezar a ser desplazado mientras lo abrazaba en el patio de su casa viendo la oscuridad de la noche.

— ¿Sabías que muchas de las estrellas que estamos viendo ahora están muertas?- comentó Erick mientras miraban las mismas.

—Es deprimente, Er- río abrazándolo con más fuerza.

—Lo es; nosotros las vemos tan brillantes y hermosas pero realmente están muertas- comentó tratando de contarlas en su cabeza- Pero el sol no, siempre está ahí, brillando, solo, alumbrando a los demás sin importar cuantas cosas pasen alrededor, está, siempre está. Me recuerda a ti.

—No veo la similitud; un día el sol se apagará y nos destruirá a todos mientras que yo trataré de protegerte siempre.- comentó buscando la luna con la mirada sin notar como enrojecían las mejillas de su novio.

Vieron como un pequeño niño entraba en el lugar sin acercarse a ellos llevando consigo un cuaderno sobre una caja, que al abrir descubrieron que se encontraba llena de lápices de color y algunos marcadores. Se sentó en medio del patio, sin prestarle atención a ninguno de los ya presentes ahí, disponiéndose a dibujar.

—Contemos las estrellas- propuso Joel ganándose un gruñido por parte de su hermano que se colocó una especie de auriculares, cascos, sin cable que Erick miró confundido- son para bloquear los sonidos, los tiene que usar hoy- sonrió con un deje de tristeza.

Erick sin saber que decir empezó, nuevamente, a contar las estrellas pero pronto se sintió confundido dudando entre haber contado treinta o cuarenta por lo que decidió levantarse e ir donde su pequeño cuñado.

— ¿Puedo?- preguntó al sentarse una vez que el menor levantara la cabeza al notar su presencia, Joel veía la escena sintiéndose bastante nervioso pues su hermano podía ser muy agresivo con quien no le caía bien.

El más pequeño analizó a Erick de arriba abajo decidiendo si le caía bien o no, frunciendo el ceño pues odiaba que lo interrumpan pero a pesar de eso acabó asintiendo con la cabeza.

Observó rápidamente los dibujos en el cuaderno identificándolos como una caricatura que había visto algunas veces por lo que tratando de recordar una similar empezó a trazar sobre la hoja con amarillo un perro de brazos muy largos.

—Es Jake- mencionó Israel observando el dibujo del mayor quien asintió levemente haciéndole los detalles con dificultad, hace mucho no lo hacía; le había perdido el gusto- me gusta hora de aventura- comentó al aire.

—A mí también.

—No te escucho- explicó Israel.

—Dije que a mí también- repitió con más fuerza.

—Amor, te dije que bloquean ruidos, no importa que tanto le hables; mientras los tenga puestos no escuchará nada- le recordó señalando los auriculares mientras se levantaba para dirigirse hacia ellos.

Sentía su corazón hincharse ante la escena; le generaba mucha ternura la manera en que su hermanito y su novio dibujaban juntos, en especial porque el menor normalmente no dejaba que mucha gente se le acercara más que un selecto grupo de personas en el que permitió entrar a Erick y eso lo alegraba.

Al salir, Patricia se sintió exactamente de la misma manera al observar la escena, realmente sentía que el cariño hacia el ojiverde crecía al notar como hacia feliz a sus dos hijos. Tras soltar una pequeña lágrima, al ver a Israel conversar con él, que se limpió rápidamente los llamó adentro indicándoles que era hora de comer.

Ni Erick ni el menor de los Pimentel eran personas muy animadas que rieran demasiado; uno simplemente no lo hacía mientras que el otro al tomar todo de manera tan literal no compendia muchas bromas pero a pesar de eso la cena pasó con bastante fluidez.

Con varias sonrisas por parte de todos y bastantes carcajadas por la de Joel escucharon como en la televisión se indicaba que ya serían las doce por lo que se levantaron rápidamente.

—Er, discúlpame por dejarte solo justo a esta hora, pero entenderás que quiero alejar a Isra lo más posible de los fuegos artificiales, el ruido verdaderamente lo altera y lo que menos quiero es que la pase tan mal- explicó para irse junto a sus dos hijos y a una de las habitaciones.

—Voy con ustedes- dijo acercándose rápidamente- no me interesan los fuegos artificiales y hace mucho que no paso esta fecha acompañado- explicó en voz baja y ellos le sonrieron indicándole que entrara al cuarto del que posteriormente cerraron la puerta.

—Es el cuarto de lavado- explicó Joel riendo- pero acá no hay ventanas y las paredes son más gruesas- prosiguió poniéndole a Israel los auriculares consiguiendo una mueca de desagrado; no le gustaba que lo toquen sin aviso.

Tres días habían pasado y Erick se encontraba terminando de vestirse cuando le llegó un mensaje de Joel avisándole que estaba afuera, no podía tocar el timbre ya que Daysi se encontraba allí, por lo que se puso unas zapatillas rápidamente para salir de su habitación.

Antes de salir decidió tocar la puerta de la habitación de su madre para posteriormente abrirla.

—Voy a salir- informo ganándose una mala mirada por parte de su madre que rodó los ojos y sin darle una respuesta le indicó con la mano que se fuera rápidamente.

Salió cerrando la puerta ligeramente entristecido para bajar las escaleras e ir al encuentro de su novio.

—Feliz cumpleaños, amor- exclamó el rizado alegremente abrazándolo con fuerza- estas viejo- río.

—Te llevó menos de dos meses- sonrió jugando con sus mangas, una vez Joel lo soltó.

El menor colocó su dedo índice sobre los labios de su novio sonriendo para luego tomarlo de la mano y salir corriendo, haciéndolo correr también.

— ¡Joel! ¡No! ¡Odio correr!- Exclamó con dificultad debido a su falta de control en su respiración al estar corriendo y hablando a la vez.

—De acuerdo- dijo frenando de golpe logrando que Erick se tambalee hasta casi caer por lo que ambos soltaron una carcajada- vamos.- indicó esta vez adentrándose en la plaza en la que habían frenado.

Joel se posicionó tras su novio tapando sus ojos mientras le indicaba como caminar, tratando de no chocar con nada ni nadie. Una vez que visualizó a su madre y hermano se acercó junto a Erick, que no comprendía la situación, a quien una vez junto a ellos le indicó que se siente. Tras sentarse con dificultad, debido a la mano del rizado cubriendo sus ojos se escucharon unos segundos de silencio que lo pusieron ligeramente nervioso.

La mano de Joel se alejó de su rostro a la par que se escuchaban tres voces cantándole el feliz cumpleaños logrando que sus ojos se humedezcan por la emoción.

Patricia le indicó con sus ojos que sople la vela a la par que cantaba tomando las manos de Israel, que cantaba bajito desde el medio de las piernas de su madre, para aplaudir. Una vez soplada la vela y terminada la canción Joel tomó con el dedo un poco de la crema de la torta que habían comprado para el untándoselo en la nariz para sacarle una foto rápidamente.

—Feliz cumpleaños, Erick- murmuró Israel dándole algo que parecía ser un libro, no lograba descifrarlo, pues se encontraba envuelto, pero na vez lo tuvo en sus manos y lo palpó supo que era formándose una gran sonrisa en su rostro.

Los tres vieron el brillo en los ojos delojiverde a lo largo de la tarde mientras este no dejaba de sentir que era elmejor de sus cumpleaños.

Luces apagadas||Joerick||Terminada||Where stories live. Discover now