XIX

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 Un nuevo día.

Una nueva oportunidad para empezar de cero y ser feliz, una nueva oportunidad que desaprovechara porque no es lo suficientemente valiente.

Gira ligeramente su torso para acercarse a su celular y observar la hora como si fuese a sorprenderse al ver que por fin pudo dormir el tiempo requerido y soltó el típico suspiro de cada mañana viendo que sus horas de sueño seguían disminuyendo.

Tenía un sentimiento de pesadumbre mayor al poseído día a día mas decidió pasarlo por alto e ir a la ducha y pasar un buen rato con el agua cayéndole bajo el falso pensamiento de que eso cambiaria algo más que su higiene.

Tras varios minutos, más de media hora se atrevería a decir, decidió salir yendo derecho a su habitación para vestirse y permanecer ahí hasta tener que irse.

A pesar del latente sentimiento de tristeza que lo invadía sabía que no sería un día común e inclusive más bueno de lo normal, pues había podido estar en la ducha más de 15 minutos sin ser víctima de una mala pasada de su memoria trayéndole dolorosos recuerdos.

Se sintió muy orgulloso de sí mismo por sentir que empezaba a superarlo.

Esperaba no estarse equivocando.

Evitando cruzarse con su madre bajo las escaleras para comer, lo cual fue inútil ya que está también se encontraba allí, le dio una corta mirada y un seco buenos días para proseguir comiendo mientras observaba como su hijo se preparaba un sándwich.

—Estas muy flaco, deberías comer algo más – comento mirándolo de arriba a abajo con una mirada de desagrado.

—Bueno. Voy a tratar de aprender a cocinar más cosas – dijo en un intento de evadir una discusión.

—Ya deberías saber hacerlo, pero bueno, al parecer crie a un inútil. – finalizó levantándose para dirigirse nuevamente a su habitación hasta tener que irse o por lo menos que su hijo se fuera para no tener que verlo.

Hubo una ocasión que vio a su hijo pegado a los labios de quien ahora era su ex marido y desde entonces tuvo un odio irremediable hacia su persona al darse cuenta que el cambio de actitud en Erito se debió a Erick, los golpes, gritos, maltratos y manipulaciones psicológicas se debieron a que su hijo de entonces 12 años andaba de ofrecido para, suponía, recibir dinero pues tenía claro que su hijo era heterosexual.

Tras limpiar las lágrimas que brotaron de sus ojos, debido al trato de su madre, el ojiverde comió rápidamente el sándwich para tomar su mochila de su habitación e irse rápidamente de la casa y no tener que ser una molestia para Daysi.

Dio un par de vueltas a la manzana para luego dirigirse hacia a escuela lentamente para no llegar demasiado temprano.

De igual manera los cálculos fallaron, los cálculos y todo lo que hacía, y acabo llegando antes que sonara el timbre de entrada por lo que tuvo que quedarse en la entrada esperando rodeado de otros chicos que si tenían amigos con quien esperar pues Joel siempre llegaba a horario justo o un poco tarde.

Joel.

No había pensado más en él tras concluir que le gusta.

¿Debería decírselo? ¿Guardárselo?

Mientras esperaba que el tiempo corriera tomo una decisión esperando que fuese la acertada.

Paso el día sumido en una incomodidad al lado del rizado que por más que su trato hacia él no cambiaba tras aquella revelación todo se sentía diferente.

—¿Vamos a tomar algo a la salida? – ofreció en un murmullo el ojiverde con bastante miedo al rechazo.

—¡Claro! - asintió bastante alegre.

Le encantaba la felicidad y el positivismo que caracterizaba a Joel, parecía nunca estar triste y siempre esperar algo bueno de todo.

Le gustaría ser más como él y no un simple chico de ojos tristes y alma rota.

—Quiero hablarte de algo. –dijo el ojiverde, una vez sentados en la cafetería a una cuadra del colegio, tomando valor.

—Te escucho. – sonrió interesado.

—Tengo miedo, tengo mucho miedo- murmuro, y antes que el rizado pudiese cuestionar el ojiverde prosiguió sin poder mirarlo a la cara- ¿Sabes por qué? Porque también me gustas... y me cuesta muchísimo decirlo y asumirlo, tanto como decirte que me cuesta, pero quiero ser sincero como tú lo fuiste, y la verdad es que me gustas bastante y quisiera ser feliz a tu lado pero no creo ser capaz de hacerlo, porque el miedo me impide seguir, el miedo a volver a sentir la necesidad de sentirme bien y no poder lograrlo, miedo a volver a sentir ese vacío en mi pecho y las lágrimas apoderándose de mis ojos siendo imposible retenerlas, estoy cansado de todo eso y no tengo miedo de que tú me hagas algo, tengo miedo de yo arruinarlo como hago con todo- explico rápidamente finalizando con un sonoro suspiro. 

Regalito por los 10K. Muchísimas gracias por todo el apoyo! Voy a intentar subir la continuación hoy mismo! 

Luces apagadas||Joerick||Terminada||Where stories live. Discover now