Capítulo 9 "Sus labios sabían a cerveza"

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Karol Sevilla

No puedo verlo a los ojos, ya no puedo. Creo que si lo hago moriré de vergüenza.

Soy una mujer fuerte que no se deja intimidar por nada ni nadie pero esto superaba mis límites.  Había posado en fotos con Ruggero ¡Semi desnudos!

No quiero que esas fotos salgan nunca, jamás.

Me encontraba firmando un contrato sobre lo que acaba de hacer, supongo que debí hacerlo desde un principio pero me daba igual, ahí solo hablaba que no tenía representante, sobre cuánto dinero me pagaban y por último que todas las fotos que me saqué  fueron bajo mi consentimiento aunque diría que las últimas no, pero bueno.

Me pagaron mucho mejor de lo que pensaba, luego recorde que se trataba de Calvin Klein, era una de las mejores empresas de modelaje.

Me sentía decepcionada de que Barbara no apareció, se suponía que estaría y era algo por lo que venía entusiasmada. 

Volví a salir de el baño pero cambiada cómo cuándo llegué y vi que Ruggero ya estaba esperandome.
Una vez que llegue a su lado evito su mirada mientras buscaba a Richard y Angelina para agradecerles por todo lo de hoy el se puso frente mío mirandome fijo.

-¿Que buscas?

-A Angelina y Richard- Me puse nerviosa pero trataba de disimularlo mientras buscaba a los recién nombrados.

-Allí están- Señaló detrás mío y miré. Exactamente allí estaban por lo que fui directo a ellos y sentí los pasos de Ruggero detrás mío.

Richard estaba con su teléfono sentado en la silla dónde yo estaba cuándo me prepararon y Angelina ordenaba la ropa en el perchero.

-Hola- Hablé llamando la atención de estos dos que me miraron y sonrieron-, ya me iba, solo quería agradecerles por lo de hoy. Me encantó que mi primer trabajo sea con ustedes- Les sonreí agradecida, de verdad ellos lo habían echo más fácil, al principio no tanto pero ya luego me hicieron poner más relajada.

-Fue un placer querida- Exclamó Richard y se levanto de la silla para acercarse a mi y darme dos besos, uno en cada mejilla.

-Fue un gusto, Karol.- Angelina besó mi mejilla.

-Aquí tienes nuestra tarjeta por si algún día se te ofrece algo, no dudes en llamarnos. - Asenti, de verdad si algún día los necesitaba los llamaría a ellos.

-Bien, gracias- Hice un gesto con mi mano retrocediendo haciendo que me choque con el cuerpo duro de Ruggero.

-Adiós, un placer- Dijo Ruggero y llevó su mano a mi cintura separandonos, literalmente no podía moverme de los nervios, jamás en mi vida me sentí tan avergonzada.

-Adiós, tendrán niños muy hermosos- Dijo Richard con una gran sonrisa y eso hizo que inmediatamente me atragante con mi propia saliva.

De pronto sentí la mirada de las tres personas en mi por lo que me calme.

-Adiós -Dije por última vez y caminé sin mirar atrás. 

Sentía los pasos de Ruggero por detrás hasta que llegamos a su auto, el me abrió la puerta y entré rápidamente. 

Todo el camino hasta mi casa fue silencioso y fue horrendo por que quería hablar pero no podía, igualmente sabía que al llegar lo haría.
Suspire por ultima vez y hablé.

-Oye Ruggero... gracias por haberme acompañado y haber participado aunque no debías- Hable y lo mire de reojo y el sonrió.

-Si, me gustó- Asiento sin saber que más decir. Unos minutos después llegamos a mi casa.

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