Capítulo 22 "Traumas"

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Karol Sevilla

Esa misma tarde Ruggero luego de estar en la laguna un tiempo más fue a entrenar nuevamente y yo fui a mi casa a comenzar a empacar de a poco, también tenía una cena con mis papas en la noche avisándoles mi partida. También estaría Joshua.

Así que pase toda la tarde ordenando ropa que tenía bastante, hablando con mi manager sobre mi ida y que me tomaría un descanso. Hilda era una mujer maravillosa, se puso feliz cuando le conté el por que me iba y me dijo que me tomara un tiempo suficiente para estar al cien, que no sea mucho y que trate de estar un poco en las redes pero estaba bien, así que solo empaque un poco y me fui a el restaurante dónde dijimos que nos veríamos todos.

Hace tres años me había mudado de casa, yéndome así a la casa dónde vivo ahora. Viví sola desde ese momento y no me molesta, me había acostumbrado a la soledad.

Una vez con mi vestido azul y mis zapatos de tacón negro salí de casa directo a encontrarme con mi familia que tanto extrañe. No los veía desde hace casi una semana pero siempre que teníamos tiempo libre los cuatro nos juntábamos.

Al llegar vi a mi hermosa mamá quién me sonrió de inmediato para luego abrazarme, así como lo hizo mi padre mientras que con Joshua hicimos solo un saludo de manos como solemos hacerlo siempre. Chocando nuestras palmas y luego los puños.

—¿Qué hay hermanito?—Dije sentándome a su lado teniendo a nuestros padres enfrente.

—Nada nuevo, el hospital está matándome— susurro y llevo sus manos a la cara agotado probablemente.

—Serás el mejor Joshua, lo se— le sonreí enormemente y él a mi.

—Gracias.

—¿Y tú Karol? ¿Qué nos cuentas? — sonreí sin poder evitarlo al recordar a Ruggero y sus besos antes de irse.

—Tengo que decirles algo muy importante.— todas las miradas se posaron en mí interrogantes — Ruggero volvió— los ojos de todos se abrieron grandes sin poder creer.

—¿Se vieron? — asentí a lo que dijo mi papá y me sentí mucho más segura cuando vi su mirada relajarse y una sonrisa posarse.

—Se podría decir que arreglamos muchas cosas nuestras y volvimos.

—¡Qué felicidad! — Exclamó mi madre juntando sus manos. Estaba agradecida con mi familia, ellos habían estado en cada momento triste desde la partida de Ruggero.

—Estoy feliz por ustedes— Dijo mi padre y sonreí al igual que el.

—¿Acaso nadie tiene memoria? — Habló mi hermano con la voz gruesa sorprendiéndonos a todos en la mesa y lo observamos— Has llorando semanas, meses, él pudo llamar, él pudo volver— Se acomodó en su asiento para verme bien y yo no creía lo que escuchaba.

—Joshua... ambos tuvimos la culpa en muchas cosas y ambos nos perdonamos. La culpa fue mutua por que él me llamó, solo que yo no conteste y fue así durante mucho tiempo— Los dos nos mirábamos serios y creo que él se debatía entre seguir discutiendo o callarse y por suerte eligió la segunda.

—Hablaremos luego solo tú y yo — Asentí de inmediato por que yo también quería hablar con él, tenía muchas cosas que preguntarle.

Luego de eso sería más difícil contarles lo que se venía, suponía que Joshua seguiría discutiendo pero mientras explicaba lo que iba a hacer Ruggero en Londres y que me iría con él no dijo nada.

—¿Pero volverás?—Pregunto mi madre notablemente preocupada
—Si, lo haré ma— Sonreí—, no sé cuánto tiempo es que nos iremos pero les prometo que si se alarga mucho volveré yo sola por mi cuenta a visitarlos pero... yo necesito esto. Es como un descanso de todo y todos— Ellos asintieron comprendiendo pero mi hermano a mi lado solo comía.

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