Capítulo 35 FINAL

325 14 1
                                    

Karol Sevilla

El día de mi boda llegó.

Llegó luego de tanto desastre, luego de tanto sufrir. Luego de encontrar a Sam tratando de huir del país, ahora estaba preso aunque el juicio seguía claramente pero todo estaba a mi favor. Sam se mostraba arrepentido pero a mi no me engañaba y si aún así realmente lo estaba yo no estaba lista por ahora para perdonarlo pero sé que lo haré.
No es falta de carácter, no es que me falte la dignidad ni nada por el estilo.

Cuándo era adolescente una vez mi mamá me dio uno de los mejores consejos que pudo darme -y de los pocos que me dió-, fue que uno debe perdonar para sentirse en paz con uno mismo y yo sé qué hay cosas imperdonables y respeto eso pero yo creo poder perdonarle eso a Sam, creo que en algún momento de mi vida ya no le temeré y lo perdonaré, me servirá a mi, a mi paz y a la de él tal vez.

Quería vivir hoy, el mejor día de mi vida, quería casarme con el mejor hombre -después de mi padre- que conocí en mi vida, el que más me amó y protegió. Quería que por un momento tengamos un gran día y luego una gran luna de miel, que si luego teníamos que pasar los malos tiempos nuevamente, los estaba esperando con la frente en alto, aunque no los merecía, si ya había sobrevivido a otras cosas, no le temía a nada.

Bueno, excepto a la muerte misma, le temía tanto... ¿Ustedes no? No me refiero a el dolor que podría causar, si no a lo qué pasa después. ¿Dónde quedaremos? Yo creo en un Dios, pero también creo en la reencarnación, también creo que podríamos quedar como almas perdidas conviertiendonos en fantasmas que no logran descansar en paz. Le temía a quedar en la nada, en la nada profunda.

Pero le temía más a la muerta de los demás, de las personas que yo amaba y apreciaba con toda mi alma, eso me dolería muchísimo más que quedar en la nada misma.

¿Por que pensaba en eso el día de mi boda? Pues estaba en este momento sola pensando que haría él resto de mi vida.
Mis madrinas y mi mamá estaban afuera esperando a que yo esté lista para poder pasar y ayudarme en lo que sea, hace cinco minutos que me había sentado con mi vestido pensando que sería de mi luego de hoy.

No tenía miedo a casarme, para nada. No temía a pasar el resto de mi vida con Ruggero. Temía a que algo nos prohibiera que no estemos juntos para siempre.

—¿Cariño? ¿Ya podemos pasar?— Preguntó mi mamá y suspire y me mire en el espejo grande a mi lado. Faltaba que me maquillen y eso es mejor porque estaba a nada de llorar.

—Solo tú, mamá— exclamé y la puerta se abrió dejando ver solo a mi mamá.
Ella tenía un vestido morado ajustado al cuerpo, era largo y al cuello sin mangas. Tenía su pelo suelto con sus rulos cayendo por sus costados. Estaba preciosa.

—¿Qué sucede?— Se acercó a pasos rápidos hacia mí alzando el vestido para no pisarlo. Se hizo cunclilla frente mío y limpió mis lágrimas.

—Tengo miedo— susurre.

—¿A qué?

—A la vida.— Sus ojos se abrieron impresionada, no esperaba eso seguro.— No tengo miedo a casarme, tengo miedo a casarme y que algo luego rompa mi matrimonio, mamá me pasaron muchas cosas horribles a mi corta edad de 23 años, tengo miedo que la vida vuelva a sacarme a Ruggero de mi vida.

—¿Quieres que llame a tu padre? El da buenos consejos... él...— negué interrumpiéndola.

—Necesito a mi mamá ahora. Dime que ya nada me separará de Ruggero— sus ojos verdes conectaron con los míos y tomó una larga bocanada de aire tomando mis manos sobre mis piernas.

—No puedo decirte que tu vida será perfecta a partir de ahora, aunque desearía que fuera así, no puedo decirte qué tal vez y solo tal vez se tomen un tiempo en algún momento muy lejano, no puedo decirte que no habrá peleas hasta por lo más mínimo, pero eso quedará en el olvido. Tú padre y yo nos amamos más que nada en el mundo—una sonrisa se asomó por mis labios sabiendo que es verdad—, hace 28 años que estamos juntos, es mucho tiempo, son muchos años y tenemos dos hijos preciosos. Son tantos años que uno piensa ¿La rutina no los agotó? ¿No se aburrieron? ¿El amor no se acabó? Y puedo decirte y responderte cada una de esas preguntas... cariño, cuándo conocí a tu padre su manera de mirarme me cautivo desde el primer momento, él me veía como si fuera la chica más linda del lugar dónde fuera que estemos y Ruggero— Ella sonrió enormemente—, dios él te mira como si fueras la mujer más bella que haya pisado el mundo, Ruggero derrocha amor por ti, Ruggero venera el suelo que tú pisas, no es exageración pero ese hombre te ama y no hay nada que te vaya a separar de él y se que tú estás igual de enamorada y no hay nada que los aleje. Ya les toca ser feliz y solo vive el ahora, planea lo que vendrá la semana que viene, la siguiente o el mes que viene... pero cariño te aseguro que ya nada podrá separarlos, las madres lo sabemos todo... — Ella sonrió y secó mis lágrimas para luego abrazarme fuerte— Así que ya deja de llorar, deja que te maquillen que hoy es el gran día— asentí mientras secaba mis lágrimas.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 22, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Nuestro Tacto |Adaptación|Where stories live. Discover now