La ventana.

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—¿Louis? Debe ser una broma, yo estoy aquí todo el rato y no me has dedicado ni una sola palabra.— La estridente voz de Dani retumbó en los oídos de Harry que iba caminando hacia abajo de nuevo.

—Me duele la cabeza. No grites, ya podéis iros, estoy bien.—

La sonrisa de Harry volvió a sus labios. No es que se sintiera feliz del rechazo de Louis hacia Dani, simplemente estaba contento de verlo despierto, nada más.

Caminaba de vuelta a casa. Debía alistarse para ir a la maldita sesión con la que estaba tratando de mentalizarse desde la última vez. No quería parecer débil, y debía hacerle frente a sus miedos.

Al llegar, todo estaba tal y como lo había dejado, señal de que su madre aún no había vuelto del trabajo. Antes de subir a cambiarse de ropa,ordenó el salón y volvió a subir las persianas. Se tomó el refresco que había hecho que su tarde se pusiera patas arriba y se dirigió a su habitación.

Tenía que darse una ducha, había corrido demasiado y los nervios no lo hacían tener muy buen aspecto. Miró el reloj sobre su mesilla y se percató de la hora. Las 19:25. Genial, iba a llegar tarde. La sesión empezaba a las 20:00.

De forma veloz tomó su ropa y una toalla para meterse bajo el chorro de agua caliente en el menor tiempo posible. Odiaba ducharse con prisas, era de esas personas que disfrutaban los pequeños momentos, y para él, este, era su momento favorito del día.

Salió del baño con una toalla enrollada en las caderas y sacudiéndose los rizos que salpicaban agua por doquier. Rápidamente se puso unos vaqueros ajustados y una camiseta negra que le quedaba un poco pegada al cuerpo. Debía ir a comprar, él seguía creciendo y a veces la ropa no daba más de sí.

Iba a irse, pero recordó que por las noches solía refrescar en California, por lo que se dirigió de nuevo al armario para agarrar una sudadera. Se echó de su perfume favorito y tomó sus llaves y el teléfono.

Al agarrar ese último aparato se percató de las siete llamadas perdidas de su madre. Confuso le devolvió la llamada mientras bajaba por las escaleras.

—Harry, todo el día con el móvil y te llama tu madre y no lo coges.— Su voz sonaba como una pequeña reprimenda.

—Lo siento, día ajetreado. ¿Dónde estás? Tienes que llevarme a la psicóloga, ¿recuerdas?—

—De eso quería hablarte. No voy a poder llegar a tiempo, tendrás que coger el autobús.—

Harry maldijo mentalmente , sin embargo respondió de lo más tranquilo.

—Vale, mami, me voy.—

—Espérame para cenar cuando vuelvas.—

—Puede que tú llegues antes, espérame tú.—

—De acuerdo hijo, te quiero.—

—Yo también.— le envió un sonoro beso y colgó.

Resopló antes de ponerse en marcha. Llevaba la sudadera entre los brazos y caminaba rápido para alcanzar el autobús, que ya podía divisar en la parada.

Joder, andar rápido no bastaría. Comenzó a correr mientras trataba de hacer gestos con los brazos para que el conductor no arrancase.

—¡Ey!¡Espera!— Gritaba mientras veía que el vehículo ponía los intermitentes para incorporarse a la carretera.

Y definitivamente, se le escapó el bus.

—Hijo de puta. Me había visto.— Dijo mientras intentaba recuperar el aliento.

Shut Up, ᴄᴜʀʟʏ ♡On viuen les histories. Descobreix ara