La confesión.

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—Oh venga ya, ahora crees que me chupo el dedo.—

—No te mentiría.—

Harry resopló y trató de salir del baño, pero Louis se interpuso en su camino.

—Harry, le dije que lo dijera. Pero no pasó nada.—

El nombrado se rio dando una palmada.

—Eso es patético. Tanto por tu parte como por la suya de seguirte el rollo.—

—Ambos necesitamos esta reputación. ¿que pensarían de mi al ver que en una fiesta no me he acostado con nadie?—

—No sé, pero debería importarte una mierda.— Aseguró. Luego cayó en la cuenta y ofendido decidió volver a hablar. —¿Ósea que viniste a mi casa para ver si conseguías acostarte conmigo?—

Louis negó.

—Nunca haría eso.—

—¿El que? ¿Utilizarme? ¿Acostarte conmigo?—

—Acostarme contigo y contarlo.—

Harry se quedó sorprendido. Estaba sensible , no estaba teniendo un buen día, y ahora la persona por la que estaba comenzando a sentir cosas le dijo eso.

—¿Te...te avergonzarías de mi? ¿Te importaría más lo que pensaran de ti que yo?—

—No, Harry, yo no soy g..—

—Olvídame.—

Se perdió entre el bullicio del pasillo.Louis se quedó solo el el baño con sus manos en la cara ahogando un grito de frustración y proporcionándole una patada a la papelera que ahí estaba. ¿Por qué siempre tendría que cagarla?

A pesar de que la jornada escolar no había acabado, Harry se dirigía a su casa con lágrimas en los ojos.

Su psicólogo siempre le decía que había días para todo. Días en los que todo sería color de rosa y días más grises que una nube que anunciaba tormenta. Evaluaba a Harry como una montaña rusa de emociones y le daba pautas para hacerle frente a todas ellas. Pero el ojiverde aún no tenía control emocional sobre si mismo.

Por si fuera poco, estos días había recordado eso. Eso que le hacía tener pesadillas. Ese trauma que nunca superaría, y todo él se había descompensado de nuevo.

Achacó este suceso a Louis. Louis no le importaba en realidad , se sentía así por el bajón emocional que llevaba encima, todo le afectaba el doble. O al menos trataba de pensar eso. Pero una parte de él sabía que los motivos eran muy diferentes.

Le estaba empezando a gustar un chico que lo trataba mal. Un chico heterosexual, mujeriego, violento e impulsivo. Siempre había huido de eso. Y ahora su corazón latía con fuerza por alguien con las características que siempre detestó.

Tenía que contárselo a Niall.




Por la tarde, a las 20:00 tenía cita con la psicóloga. Le escribió a Niall a eso de las 17:30 para contarle su pequeño problema y el rubio acababa de llegar a su casa.

—Hola, chico guapo.— Dijo el rubio con soltura.

Ciao amore

Niall sonrió y ambos subieron a la habitación de Harry, perfectamente ordenada y perfumada y tomaron asiento en su cama.

—Tendrías que ver mi cuarto, parece una leonera.— aseguró Niall elevando los hombros.

—No podría. Tengo una pequeña obsesión con la limpieza y el orden. Lo más posible es que me pusiera a ordenarlo.—

Shut Up, ᴄᴜʀʟʏ ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora