Capítulo 54

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Me despierto con un dolor de cabeza algo leve, abro los ojos y de lo primero que me acuerdo es de haberle escrito a Ian, maldito alcohol, te odio. Agarro el teléfono esperando ver una respuesta de su parte, pero fue en vano, ruedo mis ojos, me doy la vuelta y me dispongo a dormir otro rato.

Dos horas después me despierto pensando que es lunes y debo ir a la galería.

-Dios ¿qué hora es? ¿qué hora es?- busco el teléfono por toda la cama, como no lo encuentro, salgo corriendo a la ducha, salgo como nueva, me pongo ropa y voy a la cocina por algo de desayunar.

-¿Tienes que salir?- pregunta Erik, mientras se bebe un vaso gigante de agua.

-Sí, debo ir a la galería- frunce el ceño -¿qué?

-No, nada, solo pensé que los sábados no ibas- se encoge de hombros.

-¿Es sábado?- asiente antes de soltar una carcajada.

-Pensé que el borracho era yo jajaja- ruedo mis ojos ¿que se supone que haga si ya me bañé?

-Eres una mala persona, si me viste correr entre el baño y la habitación debiste haberme dicho desde ese momento que era sábado, no cuando ta estaba lista para salir- sonríe.

-Pues ve un rato a la galería a supervisar las cosas, se que te encanta estar ahí- es el único lugar en donde encuentro paz.

-Está bien, nos vemos en un rato- tomo mi bolsa, meto en ella mis cosas y salgo de casa, lo que más me gusta es lo cerca que esta de todo, va muchísima gente a pasar el rato.

Se podría decir que es prácticamente un edificio pequeño, tiene cuatro plantas. En la primera pusimos un café muy agradable, después siguen dos pisos enteros con obras de arte, tengo desde grandes expositores, como también universitarios que apenas empiezan y artistas empíricos; por último está el cuarto piso, allí está mi oficina, un escritorio vintage, la computadora, dos sillones grandes (a veces duermo una pequeña siesta en ellos), están muchos cuadros sin exhibir  y una esquinit donde pinto, lo que más me gusta de mi piso son los grandes ventanales, puedo ver a la calle, entra el sol, puedo ver llover, me inspiró en la gente que pasa... En fin, también tengo muchas plantitas que mantienen todo fresco.

-Hola, hola muchachos ¿como les va?- saludo a los chicos de la cafetería.

-Todo muy bien jefa, no pensé que fueras a venir hoy, ¿te preparo lo de siempre?- Lizzie es una adorable estudiante de Erik, cuando decidí a última hora montar el café, ella fue la primera que contraté, como tiene tantas ideas locas en la cabeza, dejé que creará el menú y debo admitir que es uno de los cafes más frecuentados de la zona.

-Vine a distraerme un rato... Y si, lo de siempre- prepara un maldito café helado, que parece que no tuviera la mayor ciencia, pero sabe a mil glorias -gracias- tomo mi vaso y sigo mi camino, saludo a los chicos en la galería  antes de encerrarme el resto del día para pintar.

Pongo música en la bocina, me pongo el delantal lleno de pintura para cubrir mi ropa, me siento frente al lienzo y me dispongo a pensar que quiero plasmar en el. Hago un profundo estudio de mis emociones, quiero sacar de mi toda esa tristeza, la incertidumbre, la ansiedad, todo lo que se relacione a Ian.

Como me es de costumbre, se me va el tiempo dando pinceladas, le echo una mirada final al cuadro, no se si cualquier persona podría percibir todo lo que tiene, pero definitivamente me ayudó a sentirme mejor.

Dejo todo nuevamente en su lugar, apago la bocina, tomo mis cosas y salgo de la oficina, hace rato no me sentía con tanta paz.

-Maggie...- retiro lo dicho. Volteo para ver a la persona más maldita de este mundo.

-¿Es un chiste?- digo por lo bajo -¿qué haces acá?- Thomas me mira con cara de imbécil.

-Solo quería ver como te había quedado todo, no pensé que te fuera a encontrar de frente... Además quería comprar un cuadro, sabes que soy fanático del arte- ahora que no estamos juntos, me doy cuenta de lo fastidioso que es, su sola presencia molesta.

-Y de las mujeres también eres fanático- suspiro profundo, intentando no explotar -una de las chicas te puede ayudar con el proceso de compra, hasta nunca- finjo una sonrisa y sigo mi camino acompañada de unas cuantas risas de su parte.

Perro inmundo, al menos de él soporto la presencia, pero a su novicia nueva con cara de yo no fui no la soporto, me dan ganas de estampillarle esa sonrisita contra una pared. De camino a casa compro la chip con el nuevo número.

-¡Erik!- anuncio mi Llegada -ayúdame con algo- le pido después de que saliera de su habitación.

-¿Qué es eso?- pregunta por lo que tengo en las manos.

-Mi nuevo número, uno de los chicos de anoche me recomendó cambiar de número, así no tenía la ilusión de una llamada o un mensaje...- alza sus cejas.

-Interesante, ¿lo quieres hacer ya?- pienso en que quizás pueda recibir un respuesta por parte de Ian.

-No, mejor en la noche.

-Vale, ¿como te fue?

-No vas a creer quien fue hoy a la galería- para echar chisme estamos listos las 24/7.

-¿quien?- abre sus ojos intrigado -no me digas que fue...

-Siiii, el idiota de Thomas, con la excusa de querer ver la galería y comprar un cuadro porque es "fanático del arte"- hago comillas con mis manos.

-Espero que ese cucaracho se este arrepintiendo de todo- reímos al unísono, nuestro odio hacia el esta en el mismo nivel.

-Que se arrepienta de todo, pero que ni se le ocurra volver a buscarme- asiente para luego prender la tv de la sala, se sienta en el sillón y yo recuesto mi cabeza en su regazo para pasar el rato, tenemos que aprovechar los días tranquilos.

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