Capítulo 35

3.2K 173 7
                                    


Siento como si mi corazón se hiciera añicos.

-yo no quería irme, pero tampoco podía seguir ahí, nos hacíamos mucho daño Ian...- quiero preguntarle tantas cosas, como si finalmente tuviera la necesidad de saber de él, de lo que fue de su vida, el porqué esta aquí, pero prefiero callar.

-lo sé, por eso mismo acepté tu decisión, fue demasiado difícil pero lo hice- sonrío al escuchar esas palabras -aunque no lo creas, me hace muy feliz verte con alguien, se ve que es un buen hombre- ahora estoy sorprendida, quizá su relación con la señorita modelo internacional mejoro demasiado y realmente se olvido de mi.

-si, es un buen chico... ¿y Amber? ¿Como es tu vida de casado?- no me podía quedar con la intriga.

-ella está bien- ríe un poco -pero no nos casamos, intentamos seguir nuestra relación y no funcionó, ya nada era igual y nunca lo iba a ser, ahora se podría decir que somos amigos, esta con un hombre que la trata bien y parece que se aman de verdad- ¡wow! ¡no se casaron! O sea, no lo puedo creer, esto jamás se me pudo haber pasado por la cabeza -mientras tanto yo me enfoqué en la empresa, hemos crecido demasiado... Estoy pensando en tomar unas vacaciones y dejar a Anastasia a cargo de todo, es mi mano derecha así que podria tomar ese riesgo- los años le.han entrado bastante bien a este hombre, no pensé verlo tan fresco nunca en mi vida.

-pues te felicito por el tema de la empresa, me alegra que estén tan bien- pienso si debería contarle un poco de lo que ha sido mi vida en Australia o si mejor me quedo callada -emmm, yo terminé la universidad y ahora estoy apunto de inaugurar mi primer galería, la verdad me ha ido bastante bien y Thomas ha sido de gran ayuda- me siento nerviosa, sus ojos no se despegan de los míos, me observa como si quisiera fundirse conmigo.

-¡felicitaciones!- es lo único que logra decir -eres demasiado talentosa y te mereces todas las cosas buenas que hay en este mundo- sonríe ampliamente -Maggie ¿te puedo dar un abrazo?- Dios santo, algo muy dentro de mi sabe que si me llego a acercar tanto a él, ya no va a haber vuelta atrás, pero también ese algo desea tenerlo así, pegado a mi cuerpo para sentir su calidez, oler su delicioso perfume, escuchar los latidos de su corazón.

-claro que sí- no lo dudo ni un segundo más; rodea mis hombros con sus fuertes brazos y yo me aferro a su cintura, no sabia cuanto anhelaba este momento hasta ahora, me dejo llevar completamente hasta que la imagen de Thomas se cuela por mi mente, debo controlarme, el es a quien verdaderamente amo, no a este sexy hombre de ojos azules y sonrisa perfecta.

Lo suelto delicadamente y el hace lo mismo, respiro profundo y me levanto del tronco en donde nos encontrábamos, no puedo simplemente desaparecer por tanto tiempo, Natt empezará a preguntar y no quiero que se entere de nada.

-¿qué te parece seguir con la fiesta?- espero perderlo entre tanta gente e ignorar lo que acaba de pasar.

-una fantástica idea- volvemos a la recepción del hotel en donde efectivamente mi mejor amiga no paraba de preguntar por mi.

-¡hey, Maggie! ¿Donde te metiste, donde esta Thomas?- ignora por completo la presencia de Ian, así que él aprovecha para seguir con su camino y no generar más dudas en Natt.

-estaba acompañando a Thom a la salida, se sentía muy mal y ya no pudo quedarse más, te manda una disculpa gigante- hace pucheros pero al segundo sonríe ampliamente.

-al menos tu te quedaste, vamos a embriagarnos esta noche como cuando estábamos en la universidad- hace un mini baile y me lleva detrás suyo; después de que hicieran el famoso baile de pareja la fiesta se volvió muy loca, a pesar de ser su boda Natt no me soltó en toda la noche, lo único que hacía era darme tragos, uno tras otro y sin descanso alguno, bailamos como locas y al final de la velada terminamos abrazadas, borrachas y sin zapatos, como en los viejos tiempos.

-amor ¿quieres subir a dormir ya?- de repente Esteban aparece frente a nosotras con una sonrisa gigante -me robaste a la novia en mi boda, no es justo- esta vez me habla solo a mi, no me siento en condiciones de hablar así que solo le guiño un ojo -vamos mi vida, mañana siguen con la fiesta- la carga delicadamente en sus brazos y yo siento una envidia terrible -tu no te muevas, ya vengo por ti Maggie.

-si señor- suspiro y me acomodo en una silla plástica, siento que los ojos se me cierran lentamente, ya quiero estar semi desnuda debajo de mis ricas sábanas.

-¿te llevo a tu hotel?- Ian se aparece como un Ángel de la guardia -no quiero que te vayas en taxi o algo por el estilo- se pone de cuclillas para estar casi a mi altura.

-si porfa, ya no aguanto más- me levanto como puedo e intento caminar pero en cuestión de segundos me encuentro alzada tal y como Esteban lo hizo con Natt -¿sabes? Me engañó, desde que llegamos aquí se ve con otra mujer y quiere que haga como si nada- suelto la lengua, esa es mi especialidad cuando estoy ebria -yo lo eché de la fiesta, ya no podía verlo más, no quiero verlo más- rodeo su cuello con mis brazos.

-entonces ¿te llevo a tu hotel o no?- frena un instante.

-¡No! ¡claro que no! ¿Acaso no escuchaste lo que te acabo de decir?- ríe un poco, respira profundo y se prepara para volver a hablar.

-hay otra cama en mi habitación de hotel, si quieres puedo llevarte conmigo- sugiere  finalmente, asiento repetidas veces y me dejo llevar por el hombre más sexy que ha existido en el mundo.

Me sube a un carro y maneja por varios minutos, los cuales me sirven para reponerme un poco, al menos ya me siento capaz de caminar; como lo tenía imaginado, llegamos a un hermoso hotel, vamos directo al ascensor y marca el último piso, gracias al cielo no es tan alto porque ya empezaba a sentir el mareo de la muerte, con su mano en mi cintura me guía hasta la puerta de su habitación, entramos a oscuras un momento y al encender la luz puedo observar un enorme lugar con más puertas dentro, tal y como le gustan al señor Walkobich.

-esta hermosa- la observo un rato más hasta que Ian me muestra mi habitación.

-duerme aquí, si necesitas algo solo grita y yo vendré ¿ok?- asiento, sale y deja la puerta entre abierta, me tiro en la cama un rato a ver el techo y a no pensar en literalmente nada. -Maggie- abro los ojos de inmediato -¿te dormiste?- la respuesta era más que obvia, ya tenía otra ropa mientras que yo seguía con el incómodo vestido.

-ayúdame con el cierre- me pongo de espaldas para que el haga la mayor parte el trabajo, lo baja lentamente haciendo que el ambiente se torne un poco extraño, su otra mano se posa en mi espalda y la acaricia con delicadeza, millones de escalofríos recorren mi cuerpo llenándome de puro deseo, me doy vuelta quedando a solo centímetros de su cuerpo, solo quiero besarlo y lo voy a hacer, así me traiga las peores consecuencias.

Volver A EmpezarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora