Capítulo 38

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Me quedé sentada en la cama llorando con todas mis fuerzas, no quería que esto terminara, incluso si sabía que los dos nos estábamos engañando, siento que floto fuera de mi cuerpo mientras que mis lágrimas recorren mis mejillas rojas; un sonido en la puerta hace que vuelva en si, me levanto rápidamente esperando que sea Thomas y que me diga que todo lo que dijo no era cierto, que seguiríamos juntos y nos casaríamos apenas volviéramos a casa, abro la puerta con un poco de esperanza, pero me encuentro con una persona totalmente diferente.

-hola- ver a Ian incrementaron mis ganas de llorar, quería hacerlo hasta que se me acabaran las lágrimas, quería sacar todo este dolor que siento -¿puedo pasar?- me hago a un lado y cierro la puerta, su tono de voz es suave, como si supiera todo y quisiera consolarme con sus dulces palabras.

Camino de nuevo hasta la cama, me siento en ella y sollozo derrotada, sus brazos me rodean acariciando al tiempo mi cabello con una de sus manos, qué irónico es que llore por un hombre y me consuelen los brazos de otro, por el que sufri mucho más -me dejó por otra- mis palabras apenas si fueron audibles, lo tenía que decir para convencerme de ello, por mi mente solo se reproducen lindos momentos que tuvimos juntos lo cual hace que mi corazón duela, como si se quemara dentro de mi.

-tranquila, en algún momento todo mejorará, creeme, lo digo por experiencia- rapidamente en mi cabeza se genera una imagen de Ian, el que siempre se mostró tan duro e impenetrable llorando y sufriendo por mi, estoy sintiendo todo lo que yo le hice sentir a él.

Nos quedamos un rato más abrazados, cuando por fin pude tranquilizarme, toma mi rostro en sus manos y seca mis lágrimas que aún adornan mis mejillas, me regala una sonrisa compasiva y una dulce mirada -gracias- mi voz es apenas un susurro, estoy tan triste que no quiero nada, ni hablar, ni moverme, ni vivir.

-no es nada, por ti soy capaz de mover el cielo y la tierra, eres una mujer excepcional, el hombre que te deje ir es un loco de remate- sonríe esta vez más amplio -date una ducha, asi te podras tranquilizar aun mas y vas a pensar las cosas con más claridad.

-¿te irás?- no quiero estar mas sola de lo que ya me siento; niega con su cabeza, me da un beso en la frente y me deja libre, voy hacia el baño, me desnudo lentamente, me observo en el espejo y por alguna razon no me reconozco, en ese reflejo no hay nada de la persona en la que me había convertido, segura, divertida, feliz...

El agua tibia golpea mi cuerpo relajando mi cuerpo, sentada en el piso de la ducha cierro mis ojos y recuerdo cada una de sus palabras, cada uno de sus actos, cada uno de sus besos, cada una de sus caricias, todas falsas. Cuando por fin logro sentirme un poco "mejor" decido salir del baño, compruebo que Ian sigue en la habitación en la misma posición en que lo dejé, al escuchar la puerta abrirse dirige su atención a mi.

-¿mejor?- asiento con tristeza, envuelta en una bata me acuesto en la cama, él me observa con quietud hasta que viene hacia mi y se recuesta al lado, su consuelo es lo único que necesito.

-fue tan cruel- susurro, creo que aún no entiendo, no comprendo, no asimilo que fue todo lo que pasó, me siento perdida, no se que hacer con mi vida.

-shhhhh- acaricia mi cabello mojado sin protesta alguna -mientras te duchabas se me ocurrió la idea de llevarte conmigo, no quiero que te quedes aquí sola y mucho menos que vuelvas a tu casa en este estado, allá no te puedo cuidar igual ¿que piensas?- analizo su propuesta, no quiero lidiar con más cosas, pero tampoco deseo estar sola en una habitación de hotel tanto tiempo -te pregunto porque no quiero obligarte a hacer algo que no quieras- sus consideradas palabras remueven algo dentro de mi.

-esta bien- se por experiencia que no debería fiarme solo de su palabra, pero realmente en este momento no me queda nada, no tengo nada que perder.

-muy bien- sigue acariciando mi cabello con tanta delicadeza que mis párpados se empiezan a sentir pesados y poco a poco me sumo en un profundo sueño.

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