Temores del pasado | Parte 1

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Eran mediados de octubre; la cercanía y comodidad con Manuel seguían afianzándose más con el paso del tiempo.

Después del cumpleaños de su mejor amigo y del chileno, Manuel y Miguel siguieron teniendo algunas citas los fines de semana. Ya era algo rutinario; a veces salían al cine, a pasear por ahí o simplemente se quedaban en casa de alguno para pasar el rato.

El viernes por la noche, después de haber ido a comer con Manuel en un restaurante del lugar, el menor lo acompañó hasta el departamento del peruano; allí se despidieron con un beso en la mejilla y un par de sonrisas tontas por parte de ambos.

Al dejar caer su mochila en el colchón de su cama, notó el sonido metálico del choque con algún vidrio, supuso que su termo tenía que ver en eso.

Miguel abrió su mochila y se dio con la sorpresa de encontrar al lado de su termo una botella de vidrio que se asemejaba mucho al de vino. La sacó de allí, la sostuvo entre sus manos y mientras observaba el objeto notó que dentro de la transparente botella había un papel enrollado.

—Pero qué... —murmuró con duda.

Con la curiosidad latente, fue hasta la habitación de la cocina con el fin de obtener el sacacorchos que abriría la botella de vino.

Una vez abierta la botella, Miguel sacó el papel envuelto y con un poco de extrañeza lo desenrrolló pudiendo así leer lo que tenía escrito.

La curiosa hoja escrita con forma de papel papiro decía:

"Mi querido Miguel:

Ante todo espero que hayas tenido un buen día, este humilde servidor tiene el atrevimiento..."

Apenas leyó las primeras líneas de la carta, los ojos de Miguel se expandieron con sorpresa y brillaron de un emotivo deleite.

—Oh, dios... —murmuró mientras sus labios se expandían curvándose hacia arriba en forma de una sonrisa.

"... tiene el atrevimiento de enviarte esta nota a escondidas de tu persona para solicitarte un enorme favor.

Sé que es repentino y osado de mi parte, atreverme incluso a poner mis ojos en su majestad, pero ciertamente este siervo ya no puede callar.

Desearía tanto poder escribirte poemas y odas en vuestro honor, sin embargo, considero más prudente citarle para decir eso y más.

Al igual que en anteriores encuentros con su realeza, este servidor suyo desea poder volver a veros en las afueras de la gran ciudad, poder escuchar y oler las brisas marinas que llegan en conjunto con las olas aguamarinas al chocar con el arenal o rocas del lugar; poder apreciar el maravilloso atardecer del día mientras caminamos por el desértico campo húmedo escuchando el cántico de las aves allí habidas.

Este humilde siervo solo espera que vuestra majestad pueda aceptar llegar hacia las famosas playas de Punta hermosa, a primeras horas del atardecer, y ciertamente mi persona estaría más que feliz que usted pueda venir a disfrutar como cada día lo hago yo con su magnánima presencia.

Esperando su confirmación, este fiel servidor se despide con gratitud."

Al terminar de leer esas palabras, Miguel no debía ser adivino para saber que esa carta era de Manuel... de un maravilloso e innovador Manuel.

Durante toda su lectura, el peruano no podía dejar de sonreír como un tonto enamorado, su mirada se enterneció y emocionó por las a palabras dignas de una época antigua, dignas del libro que tanto le gustaba al mayor.

Se permitió emocionarse un poco más de lo normal al soltar un bajo gritillo sin querer soltar aquella nota de sus manos. Después de varios segundos con la cámara de su celular le tomó foto y se lo envió a Manuel vía WhatsApp respondiéndole con ello a su petición.

Only One  || Chirú ||Where stories live. Discover now