Inicio | Parte 3

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Ambos pidieron un taxi por medio de una aplicación de transporte que los llevaría hacia las afueras de la ciudad metropolitana, rumbo al hogar de Miguel, relativamente cerca a las playas del sur, donde se suelen acampar en la noche de Año Nuevo.

Miguel se veía emocionado por el viaje, así que a pesar de las pocas palabras de su acompañante, el mayor no dejaba de hablar sobre cualquier cosa. Incluso se puso a conversar y a jugar con el pequeño cachorro que tenía en sus piernas.

De un momento a otro - por la larga distancia hasta el hogar del peruano - Miguel se quedó dormido, inclinando su cabeza hacia la ventana de su lado del taxi. Manuel al darse cuenta de eso, no hizo más que mirarlo mientras tomaba en brazos a su mascota.

Miguel se veía tan pacífico cuando descansaba. Era un gran contraste con su personalidad entusiasta cuando despertaba.

Manuel no podía evitar estar feliz; después de todo, Miguel pasaría mucho tiempo con él. No pedía más. Si eso era lo único que se le entregaría, Manuel nunca tendría queja alguna.

Justo cuando Manuel se interrogaba sobre el lugar en que se encontraban, el mayor despertó de su letargo

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Justo cuando Manuel se interrogaba sobre el lugar en que se encontraban, el mayor despertó de su letargo.

Miguel abría y cerraba sus ojos con pleno cansancio de haberse despertado mientras reconocía los lugares por donde pasaba el taxi. Después de un minuto se dirigió al conductor a fin darle las indicaciones específicas del paradero en que se bajarían.

- Listo, llegamos. - Enunció a gran voz cuando estaban a unos cortos pasos de la puerta de entrada al hogar de Miguel.

Después de bajarse del auto en el que viajaron, Miguel pagó los servicios del conductor, mientras ayudaba a Manuel a bajar a la tierna mascota. Manuel en cambio, llevaba una mochila con algunas cosas que necesitaría en su estadía por un par de días.

Miguel bajó de sus brazos a "lomito" mientras lo dejaba cuidadosamente en el suelo. Después de esto, sacó sus llaves para abrir la puerta de su hogar.

Era un lugar diferente y nuevo para la vista del menor. Si bien apenas bajó del taxi pudo notar que el recinto de Miguel era muy amplio - eso sin contar el extenso patio que tenía lleno de árboles, césped, y algunas flores en los alrededores. - al entrar en el aposento, observó el detalle arreglado y cómodo del hogar. Apenas entró, pudo sentir el aura de calidez envolviéndolo.

- "¡Empanada!" - Miguel gritó a los cuatro vientos, mientras un pequeño perro de cabello rizado, color blanco; se lanzaba hacia su dueño con mucha efusividad.

- ¿Empanada? - Inquirió Manuel.

- No lo sé, tenía hambre ese día. - El peruano se encogió de hombros con una ligera sonrisa de satisfacción.

Manuel también sonrió ante la situación.

- "¡Causita!" - Volvió a vociferar para que su cuy mascota también le diera el alcance.

Only One  || Chirú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora