Algo ha cambiado

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Eran los días finales de mayo. A pesar de lo atareado de la semana; Pedro, Julio y Miguel se las habían arreglado para pasar los primeros días de aquella semana alrededor de Itzel.

Itzel ya había retomado sus estudios en su país, pero lo que le informó a su hermano antes de visitarlos era que se tomó solo una semana para ese viaje interfamiliar.

El martes de aquella semana, todos los presentes decidieron tener un almuerzo fraterno. Pedro e Itzel fueron los que trabajaron en la cocina, preparando así un almuerzo fenomenal. Julio fue quien limpió el lugar, y lavó alguno que otro traste. Miguel, quien a parte de traer un vino tinto para beber, se dedicó a armar la mesa; esto es, poner en orden los platos y utensilios; y solo así aquel grupo se ordenó para aquel almuerzo.

Cuando los cuatro, estuvieron almorzando en armonía, Itzel les seguía hablando de sus estudios y familiares. Algunas veces Pedro la interrumpía para decir algo sarcástico, otras veces eran Julio y Miguel solo para requintar a Pedro.

Ante la conversación burlesca entre hermanos, Miguel atinaba a reírse y negar con su cabeza. Lo que él daría por tener algún hermano para poder llevarse así, pero le bastaba con sus mejores amigos.

De otro lado, Julio tenía la ligera sospecha de que Miguel observaba a cada rato su celular y a su vez la puerta de entrada.

—Entonces, te quedarás esta noche a ver películas con el par de pendejos que tengo por amigos, ¿no? — Dijo Pedro cuando todos ya terminaron de almorzar, y lo único que hacían ahora era beber un poco del vino que trajo Miguel.

La menor de ellos titubeó por un segundo mientras sostenía su vaso. Después de eso, le dedicó una sonrisa de disculpa.

—No creo, hermano, estoy ocupada.

—¿Ocupada? ¿Con qué?

— Solo ocupada.

— Que ocupada ni que pendejada, se supone que este viaje que has hecho es para visitar a tu pobre y humilde hermano. Ni siquiera estás estudiando como para decir que estás ocupada.

Miguel y Julio observaron el intercambio en silencio mientras bebían un sorbo de vino.

—¿Tengo otro hermano? Porque no conozco a ningún pobre y humilde hermano. — Dijo Itzel con fingido desdén.

Los oyentes que no eran Pedro, esbozaron una notoria sonrisa de diversión.

— Já, en tu cara. — Dijo primero Julio con la intención de molestar a Pedro.

Al ver que ya le ganaron la frase, Miguel agrandó su sonrisa tratando de calmar aquel supuesto pleito entre hermanos.

—Ya déjala, Pedro, seguro tiene algo importante que hacer.

La menor se quedó mirando fijamente a Miguel durante un muy corto tiempo.

— Importante mis huevos. — Bufó el mayor.

Solo para aligerar el ambiente, Julio intervino.

— Bueno, como la mayoría hizo todo, gracias Miguel.—Empezó Julio.

—¿Cuál gracias? Yo puse el vino. — Se defendió.

—Como dije, gracias Miguel. — Volvió a decir Julio escapando del lugar.

Ellos sabían que cuando se le agradecía a alguien después de haber almorzado, cenado o desayunado, aquella persona que recibió el agradecimiento, debía lavar los servicios y hacer el resto de la limpieza.

Miguel gimoteó interiormente.

— Sí, gracias Miguel. — Ambos hermanos secundaron a Julio.

Miguel les dio una mirada con fingido odio, pero en un instante volvió a sonreír, ni siquiera para fingir rencor era bueno.

Only One  || Chirú ||Where stories live. Discover now