Y todo comienza con un ...

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— De todas maneras, ¿Qué hay de ti? — Miguel rápidamente puso a trabajar a su cerebro con el objetivo cambiar de tema. — Se supone que has venido a este país para estudiar una segunda carrera, ¿no es así? — Su mirada una vez turbulenta, volvía a la normalidad. — Bueno, eso es lo que me contó Pedro.

La expresión de Miguel era amable, curiosa, y desprovista de toda emoción negativa que antes quiso aquejarle.

Lamentablemente su mente no corría con la misma suerte.

Mientras Manuel contestaba a su pregunta, Miguel tenía sus propias interrogantes para sí mismo.

¿Qué había sido todo eso? ¿Desde cuándo él volvía a llorar? ¿Desde cuándo el recuerdo del dolor todavía lo aquejaba?

El peruano en definitiva nunca lloró desde que estuvo con Francisco. Nunca le dolió desde esa vez que terminó su relación con el ecuatoriano para siempre.

Miguel no había vuelto a rememorar todo su pasado al punto de que calara en lo más profundo de su corazón.

Miguel no sabía que sucedía.

Ya pasó más de un año desde esa época nefasta, y el mayor casi podía asegurar que ya no tenía ni el más mínimo ápice de amor por Francisco.

Si bien había muchas cosas que se guardó para sí mismo en todos esos meses, nunca consideró que la sola mención de una suposición de sus sentimientos, lo arruinara de tal manera que tuvo un desbalance delante de Manuel.

Miguel se deshizo de todos esos pensamientos antes de que se impregnen más.

No era el momento ni el lugar para pensar en esas cosas. Así fue que volvió su atención al chileno.

— Fue entonces que decidí venir a estudiar aquí. — Fue lo poco que escuchó Miguel de toda la respuesta del menor.

— Ya veo. — Decidió fingir que siempre estuvo atento. — ¿Pero y entonces? ¿Cuál es tu segunda carrera? — Esperaba que la respuesta no la haya mencionado anteriormente.

Felizmente Manuel contestó.

— Es literatura, discordante con mi primera carrera, ¿no?

Woah, claro que lo es, pero ¿Cómo así?

— Pues de hecho, a mí siempre me ha gustado la literatura, siempre quise estudiarla. Cuando terminé la escuela y se lo conté a mis padres, ellos no me dejaron estudiarla.

Miguel dejó todo pensamiento sobre sí mismo al escuchar la ulterior respuesta. Toda su atención estuvo en lo dicho por su acompañante.

— Decían que no era una buena opción, que no obtendría un buen futuro económico con ella, que a pesar de todo no sería lo más conveniente para su hijo.

Manuel bajó su tono de voz ante lo último. Miguel frunció su ceño ligeramente.

El mayor podía sentir a través de su empatía, que aquella conversación era un recuerdo triste en el chileno. Después de todo, Miguel sabía lo que era amar tanto una profesión o alguna cosa para que luego se te sea negada.

El recordaba que en un primer momento se veía una ligera disconformidad en sus padres respecto a su carrera «Derecho». Después de unos días, felizmente sus padres decidieron apoyarlo. Ellos siempre lo apoyaron sin importar qué.

El corazón del mayor se llenó de nostalgia, de amor filial, de cariño y comprensión.

¿Cuán doloroso habrá sido para Manuel no haber podido realizar lo que le gustaba, lo que le apasionaba?

Only One  || Chirú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora