Capitulo 5

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La mañana siguiente no fue tan cálida y agradable. Pesadas nubes grises se cernían sobre la isla, incesantemente dando vueltas en círculo.

Los truenos y los relámpagos destrozaban el cielo con demasiada frecuencia, interfiriendo con el experimentado silencio del paraíso para gobernar en el resort.

La lluvia caía sobre la isla cada cinco minutos, tanto que las piedras casi se ahogan en el agua fría.

Manuel tuvo que cerrar las ventanas por la mañana, apenas empezaba el amanecer, para que el viento no apagara el calor.

Mirando por la ventana, vio el tormentoso gris que los envolvía, cómo las olas del océano golpeaban contra la orilla, cómo el cielo se estremecía con el áspero estruendo de los truenos.

No quería levantarme de la cama, donde hacía más calor debajo de las mantas.

Pero al escuchar un fuerte llamado para desayunar, la voz hizo que los invitados aparecieran en el comedor.

En esta gran sala, todas las ventanas estaban cerradas, preservando el olor aromático de los productos recién horneados y delicias recién cocinadas, así como el calor acogedor aquí.

La música sonaba suavemente, creando solo un fondo claro, amortiguando ligeramente las conversaciones de otras personas.

Manuel asintió afablemente a Marizza, la chica seguía sentada en la mesa con la misma compañía, nuevamente sin participar en las conversaciones de los adultos.

Mia también le dio al chico una sonrisa amistosa.

Estaba en compañía de su padre y su tío, quienes estaban hablando de algo con la misma animación, sonaba más a una pelea que a una conversación amistosa sobre algún tema importante.

Manuel eligió para sí mismo la mesa más lejana cerca de la ventana, cuya vista era increíblemente hermosa y peligrosa.

Mirando un poco hacia abajo, se veían olas azules impulsadas por el viento contra las rocas rocosas.

- ¡Hola! - Escuchó la familiar voz fina de la chica, que se hundió suavemente en una silla vacía frente a él- Quería preguntarte si me harías compañía hoy. El clima afuera no es muy agradable, así que ...

- Hola, Mia. - respondió el chico afablemente y sonrió. - Por supuesto que te ayudaré.

- ¡Estupendo!

- Sabes, pensé que sería aún más hermoso si tuvieras más ayudantes. - la chica frunció el ceño con cautela- Bueno, quiero decir que si hay más personas trabajando para tu salón, entonces se abrirá más rápido.

- Eso estaría bien, pero ¿quién me ayudará? Pablo y ...

- Si de verdad es tu amigo, entonces va acceder a ayudar. También traeré un asistente conmigo.

- Oh bien. - la chica sonrió alegremente. - Luego nos reuniremos después del desayuno en la casa.

El chico solo tuvo tiempo de asentir con la cabeza, mientras la chica se deslizaba rápidamente lejos de su mesa.

Manuel reanudó su desayuno, pero Marizza ya estaba sentada a su lado.

- ¿De qué hablaste con Mia Colluci? ¿Se han convertido en amigos cercanos?

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILAWhere stories live. Discover now