FINAL

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Camila

Antes de que Felipe continúe con su sermón, lo seguimos de la mano.

Fuimos al registro civil de Nueva York. La ciudad sigue su tumultuoso curso a nuestro alrededor.

Veo a la gente correr de un lado a otro por las aceras, a los ciclistas pedaleando para seguir el ritmo de los coches.

Las bocinas re suenan, junto con los gritos de los conductores. 

Benjamin  entrelaza nuestros dedos en el asiento de cuero, haciéndome mirarlo. 

-¿Crees que puedes tomar un tiempo libre del trabajo? -pregunta en voz baja, mientras Luisana tararea una canción exitosa que suena en el estéreo. 

-Tengo otra semana libre, pero realmente voy a necesitar volver después de eso. ¿Por qué? 

-Quería llevarte a algún lado, si no te importa- Lu nos mira, curiosa. 

-¿Qué estás haciendo, Rojas?

Hace una expresión de niño inocente, llevando mi mano a sus labios. Saca los airpods del bolsillo y me entrega uno, pidiéndome que me calle.

Lo miro extrañada, pero me acerco el teléfono al oído. Desliza sus dedos por la pantalla y pronto la melodía familiar comienza a sonar, haciéndome reír. 

Ciento cinco es el numero que me viene a la cabeza

Cuando pienso en todos los años

Que quiero estar contigo

Despierto todas las mañanas contigo en mi cama

Eso es precisamente lo que planeo hacer

Benjamin improvisa un bailecito muy divertido en el asiento, cantando la canción mientras se encoge de hombros, completamente relajado, haciéndome reír con su actuación.

Lu mira fijamente nuestro movimiento y baja el volumen de la radio, sonriendo. 

-Alguien está muy feliz de casarse hoy- Felipe se encuentra con mi mirada en el espejo retrovisor antes de estallar en carcajadas- Creo que está asustado, ¿debería cambiar la ruta a la sala de emergencias?. Todavía hay tiempo para salvarse de la horca, amigo. 

-¡Cállate, Felipe Colomno!- Luisana le da una palmada en el brazo, haciéndome reír. 

Cuantas chicas en el mundo

¿Puede hacerme sentir así?

Amor, ni siquiera planeo descubrirlo

Cuanto más miro, más encuentro las razones por las que

Eres el amor de mi vida

Benjamin sube el tono, haciendo que todos en el vehículo se unan en un coro para unirse, en medio de la risa.

Haciendo sus propios bailes extraños en los asientos. La gente empieza a reír al vernos por las ventanillas, pero nos importa un carajo, cantando cada vez más fuerte.

La rubia a mi lado interrumpe nuestras voces solo para conectar el celular al estéreo del auto cuando llegamos a la puerta del juzgado. 

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILAWhere stories live. Discover now