Capitulo 15

237 16 1
                                    

Los chicos corrieron a la casa de Manuel casi al mismo tiempo.

La puerta principal estaba abierta y las gotas de lluvia entraron directamente en la habitación.

La habitación estaba a oscuras, Pablo y Tomas entraron primero a la casa, y al escuchar sonidos extraños que parecían vagamente suspiros profundos, los chicos corrieron en ayuda de Manuel.

Cuando Mía encendió la luz, lo que iluminó una imagen completamente desagradable.

Manuel estaba tendido en el suelo, con la mano presionada sobre el hombro.

La sangre se filtró por sus dedos, tiñendo su camisa de carmesí, formando un charco en el suelo.

Marissa corrió hacia él tras sus amigos.

- ¡Oh, mierda! ¿Quien te hizo esto?

Los chicos levantaron a Manuel del suelo para sentarlo en una pequeña silla junto a ellos.

-Fue tu padre…- respondió Manuel pesadamente, mirando a Pablo. - Fue él ...

Pablo, fue, corrió hacia la salida, pero la mano de alguien lo detuvo. - ¿Qué vas a hacer? - el joven miró a Mia con indignación.

- ¡Exigiré respuestas!- Espetó enojado. Mia asintió con la cabeza en comprensión.

- No puedes ir solo….- respondió ella preocupada.

Pablo y Mia miraron simultáneamente a Tomas y Marizza, que intentaban ayudar a Manuel. - ¿Llevas a Guido contigo? - notando dudas en el rostro de Pablo, agregó la chica- Sabes que lo vas a necesitar.

- Me traicionó ... - casi gruñó el chico.

- Dale la oportunidad de que te explique todo- Mia protestó suavemente. - ¡No seas testarudo, Pablo!

Pablo miró a su amigo con incredulidad.

Mia, al escuchar la tos de Manuel y los lamentos de Marizza, corrió al baño

- Manuel, ¿qué debemos hacer? Oh Dios mío, oh Dios mío….

- ¡Guido, ve con Pablo para que no haga nada innecesario- Mia ordenó suavemente. - ¡Tomas, trae agua tibia!- Y en ese momento regresó a la habitación, ya sosteniendo una pequeña caja de botiquín de primeros auxilios en sus manos.

Apartando un poco a Marizza a un lado, Mia apartó la mano de Manuel de la herida para mirarla.- Manuel, por favor, confía en mí…- dijo suplicante, mirándolo a los ojos.- Tendré mucho cuidado…- Él asintió casi imperceptiblemente, apenas consciente.

Mia, con dedos temblorosos, quitó el pañuelo empapado de sangre y trató de examinar la herida.

- ¿Se ve tan mal? ¿Por qué callas? ¡Mia!

- La bala en la herida. Tenemos que sacarlo ...

- ¿Y? - preguntó Marizza con miedo, mirando a Mia con sus grandes ojos marrones. - Está bien, intentaremos sacarla.

- ¿Nosotros?

- No hay nadie más ...

**********

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILAWhere stories live. Discover now