Capitulo 3

343 23 1
                                    

CAMILA

Salgo de la cafetería con mis pensamientos preocupados por toda esta situación, buscando una solución.

Tomo un taxi y me dirijo a casa, mirando los edificios de Nueva York pasar por la ventana, viendo el movimiento constante en la acera.

Accedo a mis redes sociales en mi celular y veo mi última foto en instagram. 

Benjamin y yo estamos sonriendo en una de nuestras salidas de fin de semana unos días antes de la propuesta de matrimonio. Nos abrazamos y en el fondo puedo ver el lago en la propiedad de mis padres.

Una extraña sensación me llena el pecho y me revuelve el estómago, una mala sensación que nunca antes había experimentado.

Nunca me detuve a observar cómo la vida es tan divertida y extraña. No es un momento filosófico, pero pensar dentro de una mala situación a veces da mayor claridad a lo que nos rodea.

Tengo 24 años y la verdad es que siempre lo he tenido todo. Mis padres viven cómodamente de su pequeña fortuna y nunca me ha faltado nada, desde lo básico hasta lo extravagante. 

Fui a la universidad de mis sueños, fui reina del baile de graduación, conseguí el trabajo que quería, me convertí en socia de la empresa de eventos con la que siempre soñé. No he vivido una historia de amor enorme y desgarradora, no me ha roto el corazón un hombre malo, no he experimentado esos eventos traumáticos cono en las típicas novelas románticas. Mis padres son grandes personas, tenemos una relación positiva, no tengo peleas con amigos o colegas, ni ex novios acosadores o eventos que dejen una ola de trauma. 

Conocí al hombre con el que elegí casarme, salimos, nos comprometimos. Todo fue sencillo.

Tuve o mejor dicho, tengo la vida perfecta, por así decirlo.

Entonces, ¿cómo, de la nada total, todo se pone patas arriba?

El taxi se detiene abruptamente y choco contra el asiento del pasajero, tirando mi teléfono celular. 

- Pero que dem...

-Lo siento señorita. Hubo un accidente frente a nosotros, el tráfico es horrible-
me vuelvo hacia el conductor con una mirada de preocupación en mi rostro y termino dejando de lado la ola de ira. Después de todo, la vida les juega malas pasadas a todos, ¿no es así?- Está bien, voy a bajar aquí- agarro mi bolso y saco unos dólares- ¿Donde estamos? 

- Puente de Brooklyn. Acceso al Puente de Brooklyn. 

-Gracias por el viaje.

Agarro mi teléfono celular del piso del auto, agarro las correas de mi bolso y salgo a la acera.

Veo el coche alejarse del carril opuesto y girar hacia la vista del puente.

El día está en pleno apogeo, la gente se arremolina en todas direcciones. Veo una multitud a la salida del puente donde ocurrió el accidente y sigo caminando. 

El celular vibra en mi mano, pero decido ignorarlo, agarro mis lentes de sol de mi bolso y sigo caminando hacia el puente.

Está muy lejos de mi apartamento del Upper East Side, pero tengo tiempo. Por primera vez en años, me tomé un descanso del trabajo.

Es cómico que haya tenido que pasar algo realmente malo para que yo dejara la empresa. 

Desbloqueo la pantalla de mi celular, pero antes de volver a revisar las redes sociales, como una adicción, decido apagar mis datos móviles. Internet también puede esperar. Vuelvo a la pantalla de inicio y en el último segundo, presiono el buzón de voz. Solo toma unos segundos para que su voz suene a través de la línea. 

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILAWhere stories live. Discover now