Solo un error capitulo 1

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Deslumbrada.

Esa podía ser la palabra que definiera el estado en que se encontraba cuando conoció a su ahora marido.

Marido.

Sonaba exageradamente mal.

¿Por qué no se lo había planteado hasta ese momento?

Tenía 27 años y se acababa de casar. Dicho así no sonaba tan mal… Pero para ella que siempre había sido la chica de ideales fuertes: nunca hubiera pensado en casarse sin estar enamorada, nunca hubiera aceptado hacer el papel de ama de casa mantenida…

Volvía a sonar mal.

Abrió los ojos.

No había dormido ni cinco minutos seguidos en toda la noche. Esa había sido su "noche de bodas".

Estaba en un lujoso hotel de la capital argentina, en la suite presidencial y acompañada por su marido.

No podía parar de repetir esa palabra en su mente. Quizá era esa la causa de que sonara tan ridícula.

Bajó la vista hasta su vientre. La sábana le cubría hasta por encima del pecho, pero ahí, a la altura de su vientre, podía ver la mano inerte de él.

Media sonrisa se dibujó en su rostro al ver la alianza en su dedo. Llevó su mano hasta ponerla encima de la de él y volvió a cerrar los ojos.

Se habían casado sin decirle nada a nadie.

Ella no tenía nadie que la atara y él había perdido las ganas de hacer de eso algo público en el momento en que su hijo se ofendió con la noticia.

Él había llegado en el momento justo. Cuando todo su mundo se había venido abajo, cuando nada parecía que pudiera empeorar…

Apareció él.

Era bastante mayor que ella, pero atractivo, muy atractivo. Era alto y tenía un muy cuidado cuerpo, además estaban esos ojos, unos ojos de un azul intenso…

No estaba enamorada, nunca lo había estado, pero por él se sentía más atraída de lo que se había sentido nunca por ningún otro hombre.

Y además… A su lado se sentía bien. Segura. Protegida.

Y ella necesitaba eso, ahora al menos necesitaba eso con urgencia, ya llegaría el amor si tenía que llegar…

Ella de momento estaba bien así.

Sonrió al notar como él se movía entre las sábanas. Se giró y se quedó de cara a él. Lo observó abrir los ojos lentamente.

La poca luz del sol que entraba por la ventana le obligó a volver a cerrar los ojos con fuerza. Ella se rió y le besó tiernamente a modo de saludo.

Un par de horas después, la limusina paraba justo delante de la entrada principal de la casa.

Marizza miró al frente y soltó todo el aire que venía reteniendo en los pulmones…

Su marido acariciándole la nuca y hablándole al oído- Te aseguro que yo soy mucho más difícil de conquistar que mi hijo…

Marizza girándose con media sonrisa- Pero tu hijo sin conocerme ya me odia…

-¡Qué se joda! Es un poco caprichoso, pero es buen chico… Vas a ver que se llevaran bien. Creeme.

Marizza resopló mordiéndose el labio inferior.

Sabía que quería tranquilizarla, pero dudaba que tuviera razón.

Pablo Bustamante la iba a odiar desde el mismo momento en que la viera aparecer por la puerta, y sabía que ella no tardaría en responder a ese sentimiento.

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora