Capitulo 10

238 24 15
                                    

Estefania Perez tenía los ojos de la misma tonalidad verde que su hija, pero las mismas facciones que me perseguía en las noches cuando no podía dormir. Ella poseía ese aire de sofisticación de los años dorados de Hollywood, así que siempre me sentí como si viera a una muñeca de cera y no a una persona real.

Tenía una belleza etérea que resaltaba con ropa de marca y un maquillaje tan
sutil que apenas se notaba. Sus facciones eran angelicales cuando sonreía, pero también poseía ese lado malo que yo conocía mejor que nadie.

La señora Perez siempre me miró sobre su hombro como si yo fuera la peor basura del mundo. Se opuso a mi relación con su hijo y siempre recalcaba de que no era para él, que Simon merecía a alguien mejor y de su clase, así que me encontraba un poco confundida de tenerla frente a mí con lágrimas en los ojos y con una expresión de dolor que rompía mi corazón en pedazos.

-Marizza... -susurró con la voz rota y se acercó a mí- No sabía que estabas sufriendo tanto.

-Yo... -balbuceé cuando me abrazó de
imprevisto.

-Tú perdiste a dos personas que amabas y tuviste que pasar por ese dolor sola -sollozo en mi oído-. Me siento tan culpable de no haber estado ahí para ti. No sabía que eras huérfana y me arrepiento por la forma en que te trate. Yo...-tartajeó- Simon nunca nos contó sobre tu pasado

-Le pedí que no lo hiciera -reconocí, ya que él quería hablarles de mi pasado, pero yo me negaba a que lo hiciera- No quería que pensarán que estaba junto a su hijo por interés porque no fue así- di un paso atrás para poder mirarla a los ojos, aunque me doliera hacerlo- Amo a su hijo, señora. Lo amo tanto que he
pasado los últimos años perdida en dolor y miseria, pero es momento de seguir adelante. Yo... -suspiré- Simón le gustaría que fuera feliz y eso haré, seré feliz por él y por nuestro bebé en el cielo.

-Y por el bebé que llevas en el vientre- declaró y abrí mis ojos por sus palabras. «¿Había escuchado mi conversación con su hijo?», me
pregunté mientras ella dirigía su mirada a esa zona de mi cuerpo- Tienes que vivir por ambos. Por ti y por él.

-Es lo que quiero hacer, señora- confesé- Quiero ser una mejor Marizza por él. Sé merece a una madre que lo ame con todo su corazón.

Ambas nos quedamos en silencio y sentía que era surrealista estar frente a la mujer que le dio la vida al amor de mi vida y que me trató como si fuera lo peor del mundo. «Las personas cambian, Marizza », murmuró mi mente y asentí, pues todos cambiamos en base a las circunstancias de la
vida.

-Quiero disculparme contigo por la manera como te traté -murmuró y una lágrima resbaló por su mejilla-. Mi esposo y yo pensamos que solo querías nuestro dinero y que estabas utilizando a nuestro hijo para conseguirlo, pero
estábamos muy equivocados. Simón nos dejó un mensaje de voz antes de fallecer y comprendimos todo, Marizza.- buscó mi mano para agarrarla entre las suyas-. Realmente lo
siento, Marizza.

-¿Qué decía el mensaje?- vacilé con un nudo de emociones en mi garganta.

-Nos resumió un poquito lo que ha sido tu vida- murmuró con las mejillas algo sonrojadas- Nos contó que tenías una beca para estudia, que no estabas interesada en nuestro dinero y que si
seguíamos tratándote de la manera en que lo hacíamos, él iba a dejar la familia y rompería cualquier contacto con nosotros.

-No sabía que los había llamado- balbuceé.

-El lo hizo- aseguró y le creí, pues no tenía por qué mentirme- Y fue lo último que supimos de nuestro hijo antes de que la policía llamara a nuestra puerta para darnos la mala noticia de...

Su voz se quebró por completo y las lágrimas empezaron a descender por sus mejillas, hablar de Simón nos dolía a los dos y comprendía su sufrimiento mejor que nadie, así que me acerqué
a ella para envolverla en un abrazo y consolarla.

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILAМесто, где живут истории. Откройте их для себя