Capitulo 13

212 15 2
                                    

El trueno retumbó espantosamente de nuevo.

Marizza, con los ojos muy abiertos, miró a Sonia, que estaba en la puerta y miró con enojo a su hija. - ¡Me asustaste!

- Te pregunté, ¿qué haces aquí? ¡Fuera rápido de aquí! Si tu padre  te hubiera visto, ¡te habría matado en el acto!

Sonia literalmente agarró a su hija de la mano y la llevó fuera de la habitación, cerrando rápidamente la puerta con una llave.

- ¡Oye, duele! - Marizza estaba indignada, pero no de dolor, sino de rabia.

- ¡Ve a tu habitación antes de que venga tu padre!

- ¡Mamá!

- Mi ciela, lo siento, pero solo quiero mantenerte a salvo.

- ¿De qué? ¿Papá está involucrado en algo? ¿Sabes algo?

- No se nada.

- ¡Tu lo sabes!

- ¡Marizza!

- ¡Dime ya lo que sabes! - Sonia continuó mirando enojada a su hija. -Sé que Lucas estuvo involucrado en el tráfico de drogas. ¿Mi papá también? - Sonya miró enojada a su hija. - ¿Y Franco? ¿Bustamante también tiene algo que ver con esto?

- ¿No puedes gritar más? ¡Tu padre vendrá ahora, nos matará!

- ¡Mamá!- ambas entraron en la habitación de Marizza.

Y solo después de cerrar la puerta detrás de ella, Sonia se calmó y se sentó en la cama de su hija, aunque continuó temblando por el trueno atronador.

Marizza no pudo encontrar un lugar para ella.

- Mamá, ¿me hablarás o no? - pero la mujer no tenía prisa. - Tengo un amigo, es policía. Mamá ...

- No es asunto nuestro, mi ciela. No necesitamos interferir.

- Suenas como papá. - remarcó la chica con resentimiento.

- Porque eres tan terca mi cielo. Prométeme que te detendrás- Marizza frunció el ceño en desconfianza, sin obtener nada de su madre.

**********

Pablo y Tomas registraron casi toda la isla en busca de Guido, solo quedaba revisar su casa nuevamente.

Al notar la luz en la ventana, Pablo, apretando los puños con fuerza, comenzó a llamar a la puerta.

Pero no tenían prisa por abrirlos. - ¡Abreme Café!- Pablo ordenó en voz alta.

- Tranquilo, cálmate- le dijo Tomas. - Primero debemos hablar ...

- ¡Ábreme, Guido!

- ¿Qué pasa? - respondió el chico sorprendido, abriendo la puerta a sus amigos.

Llevaba una bata, su cabello estaba mojado y unas gotas caían de las puntas rizadas sobre sus hombros.

Pablo lo empujó en el pecho y entró.

- ¿Que está sucediendo?- Guido preguntó perplejo, mirando primero a Tomas, luego a Pablo.

PEQUEÑAS HISTORIAS PABLIZZA/BENJAMILAHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin