CAPÍTULO 40 ✔

2.1K 150 4
                                    

Amelie

Cuando llegaron abajo, pasaba justo lo que Margaret les dijo, John estaba siendo sostenido por el cuello por el Señor Brandley. Lo cual era sorprendente, ya que él no era conocido por ser violento, eso mostraba que era capaz de hacer todo por su hija.

Poso la mirada en John, no lo veía hace mucho, y ahí estaba, con algunos moretones en el rostro y una herida en el labio, las heridas por la golpiza que recibió hace unos días atrás no habían sanado por completo. Y ahora estaba a punto de recibir otra paliza. Pero seguía sin entender el motivo de visita, John sabía que el señor Brandley se oponía a ese matrimonio y seguramente se había enterado que si lo veía podría matarlo.

—Padre por favor suéltelo. — Rogo Daisy.

— ¡Sobre mi cadáver! — Grito el señor Brandley furioso. Amelie observo la reacción de John, no era el mismo definitivamente. Estaba calmado, a pesar de que lo tenían por el cuello. Si fuera el John de antes esta situación hubiera sido catastrófica. Habría reaccionado de forma violenta.

—Señor Brandley le ruego que me escuche. — Dijo John sin ninguna alteración.

—Cállate imbécil.

No sabía que era lo que diría, pero a pesar de todo era su hermano, no era perfecto, lo sabía. Pero estaba aquí por algo, no vendría sin ningún motivo para ser golpeado, el señor Brandley tenía que escucharlo.

—Señor Brandley, por favor. — Amelie insistió también. — No nos dejemos llevar por la furia. — añadió. — las cosas se resuelven hablando. —fue lo más calmado que pudo decir. — no es necesario recurrir a la violencia.

No sabía si lo que dijo podría calmar la furia del Señor Brandley.

—Por favor...— Insistió Daisy otra vez.

El señor Brandley pareció analizar la situación, volteo un poco la mirada hacia atrás, aflojo la forma en la que agarraba a John. Eso era una buena señal para evitar un suceso violento.

Pensó un momento antes de dejar escapar a John.

Y finalmente lo soltó.

—Vete de mi casa. —Exigió. —Antes de que haga una locura. —Advirtió. Pero John no se fue, se quedó parado. Al notar esto el señor Brandley le exigió otra vez— ¡vete de una vez! porque si te sigo viendo no dudare en golpearte. — Amenazo.

El señor Brandley no permitiría una boda, por toda la situación sería imposible hacerlo cambiar de opinión.

John se quedó parado un momento. No estaba segura de que es lo que haría. Pero por ahora que se fuera era una alternativa pacífica. No se podía hacer más, tenía que marcharse.

John se puso de rodillas enseguida. Lo cual la impresiono, John se estaba arrodillando frente al señor Brandley, eso iba en contra de su orgullo. El John que ella conocía jamás haría eso.

Todos estaban sorprendidos, hasta el mismo Señor Brandley.

—¿P-Pero que haces muchacho? —Cuestiono confundido. Tampoco esperaba tal accionar por parte de él.

— ¡Le ruego que me de la mano de su hija! — Exclamo John sin dudar. El señor Brandley hizo una mueca al escuchar tal petición. — La respetare. — Prosiguió John. Amelie no sabía si lo decía desde el corazón, pero sonaba real.

—¿Cómo sé que no mientes? — Pregunto el Señor Brandley incrédulo.

— Padre...— Daisy susurro. Era la más conmocionada por la escena.

—Le aseguro que devolveré su dote después.

—Esto no es una casa de cambio. — Dijo el señor Brandley. — estamos hablando de mi hija.

Sentimientos DistintosWhere stories live. Discover now