CAPÍTULO 35 ✔

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Amelie

Los dos días habían transcurrido más rápido de lo que imagino. Era el día en él se presentaría a sociedad por primera vez como una mujer casada. Hoy asistiría a la velada de Lord Hereford.

Los dos días últimos había intentado hacer alguna nueva actividad, y por supuesto Lord Derbyshire no estaba presente en todas estas; Tenia obligaciones con el condado y ella lo entendía, pero tenía que aceptar que no tuvo ningún desayuno solitario después del primero. Él parecía hacer el esfuerzo de estar presente, y de cierto modo le gustaba que fuese así, aunque muchas veces el salón se limitaba a un silencio, pero no incómodo.

Aunque intentaba llevarse con él, Amelie todavía sentía que no lo conocía realmente. Como siempre el parecía hablar muy poco sobre sí mismo, seguía siendo reservado. Amelie tampoco quería incomodarlo con un montón de preguntas, por eso se quedaba muchas veces con dudas y curiosidad.

Pero todo se volvió aún más extraño después de ver aquella puerta cerrada. Era como si el corazón de él se hubiera cerrado. Lord Derbyshire no volvió a mencionar aquella puerta, y ella no había preguntado, pero desde el inicio le había dejado claro que no la quería husmeando por ahí.

Durante esos días intento despejar su mente leyendo, bordando y escribiéndose con Diane y Daisy.

Después de su última carta Diane había mencionado que las veladas parecían ser solitarias sin ella, pero Amelie no le creía, porque sentía cierta emoción sobre el drama que escribía Diane sobre su día a día. Puede que en su casa quedara solitaria, pero ¡Lo contrario con las veladas!

Recibió una carta de sus padres también en los dos últimos días, sabía que Diane había comentado la primera carta, así que escribió no siendo muy repetitiva. Cosas simples, sobre cómo era la casa y su adaptación.

Incluso Daisy le había escrito, siempre se sintió apenada por haberla dejado, pero Daisy escribía con mucha emoción su día a día. Sí que la echaba mucho de menos. Deseaba la compañía de su íntima amiga.

Se encontraba sentada al lado de una mesa; escribiendo. Esos dos días había hecho cosas que usualmente no hacia como bordar, aunque le costó mucho aprender, no lo ponía en práctica, no era muy talentosa para esas cosas, como su amiga Daisy, ella si era una experta.

Escucho la puerta sonar. Era la señora Smith. Ella vendría a ayudarle con la preparación para la velada de esa noche. Cuando la señora Smith primero comenzó por el peinado. Eso era lo más demoroso.

No había preguntado sobre aquella puerta a la señora Smith. No porque no quería, sino no había hallado el momento adecuado.

Pero este parecía ser ese momento. Esas dudas que le perturbaban desaparecerían si entendía que era lo que ocultaba Lord Derbyshire.

— Marlene.

—Dígame Milady.

—¿Sabe algo sobre aquella puerta cerrada de abajo? — Pregunto Amelie no muy segura.

—¿Se refiere al sótano?

—Si. — Respondió Amelie. — Solo me preguntaba si podría haber algo interesante ahí. —Añadió confundida. Algo que explicase la forma rara en la que le respondió Lord Derbyshire.

—No lo sé. — Respondió La señora Smith. — Lord Derbyshire y el señor Brown son los únicos que tienen acceso. — Aseguro la señora Smith. Amelie quedo algo perpleja, ¡la señora Smith era la ama de llaves, pero no poseía las llaves de esa puerta! — Pero de seguro hay cosas viejas. — Prosiguió la señora Smith. — Así que no tiene por qué preocuparse. — Finalizo con una sonrisa.

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