CAPÍTULO 5 ✔

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Inglaterra,1800 – 14 años después.

Alfred

Esa semana había sido agotadora, ahora mismo se encontraba sentado en el mismo escritorio de siempre, revisando unos papeles, no podía ir en contra de las responsabilidades, era el Conde de Derbyshire, muchas personas dependían de su trabajo y decisiones.

Después del accidente de su padre era su obligación hacerse cargo del bienestar del condado, eso siempre lo tuvo presente.

Se aproximaba verano así que, tendría que organizar a lo trabajadores la casa, ya que muchos pedían cierta tolerancia, su objetivo era tener todo bajo control y dejar todo estable.

— ¿Milord? — Escucho que lo llamaron a la puerta. Era Sir Frederick, no podía ignorarlo pese a estar ocupado, lo había ayudado mucho cuando su padre murió. Él tenía catorce cuando el hecho ocurrió, todavía recordaba aquel suceso claramente, desde esa edad se reunió con personas mayores que él, que le exigían pagos atrasados, Frederick le enseño y ayudo durante todo ese tiempo, ahora podía manejar todo el solo. A pesar de que el tiempo transcurrió, todavía no se acostumbraba al título.

— Adelante Frederick — Respondió tranquilamente. Frederick entro. — No es necesario las formalidades Frederick. — Se lo había dicho varias veces, pero Frederick nunca dejaba de llamarlo así.

—Ya sabe que le diré.

—Sí. — Acepto. — que es una costumbre. — Usaba la misma excusa, así que no había nada que imaginar. Dejo los papeles un rato y miro al frente, se acomodó en la silla. — Dime.

—Tengo que hablarle de un asunto importante. — El semblante de Frederick estaba serio.

— ¿Cuál, Frederick? — Pregunto, tenía varios, y justo ahora veía el tema de los trabajadores de la casa, específicamente no sabía a cuál se refería.

— El asunto es personal. — ¿Personal? Se preguntó, levanto una ceja, seguro era algo serio. ¿Acaso había algo mal con él? Si era la salud, debería darle un descanso a Frederick, podría ser todo el verano.

—¿Se encuentra bien? —Le pregunto con cierta preocupación.

—Perfectamente Milord. — Y ahí era de nuevo con Milord, pero no dijo nada. Solo frunció un poco su semblante.

—¿Entonces?

—Bueno, es un asunto que me ha preocupado por años... —Frederick empezó a decir. Alfred noto donde quería llegar, seguro le diría que se tome un descanso, siempre lo hacía, cada año, desde que tuvo la mayoría de edad.

—Yo estoy perfectamente bien, si me dices que me tome un descanso te recuerdo que ya lo hice hace 3 meses atrás. — En invierno, durante una semana, porque tuvo un leve resfrió.

—Le recalco tal asunto, pero no vine por eso. — Respiro, eso era bueno.

—Dime.

—Sé que tuvo que madurar muy temprano para hacerse cargo de las responsabilidades del condado. — Y era cierto, Frederick lo había ayudado en esos momentos difíciles, pero ahora él podía hacerlo solo. — Ya es momento de que empiece a vivir ahora, encontrar una esposa y formar una familia.

¿Formar una familia? ¿Encontrar esposa? No podía creer lo que estaba escuchando, Frederick jamás le había hablado sobre el asunto matrimonial, acaso ahora ¿Era importante? Él se encontraba perfectamente bien solo, no necesitaba nada más, y nunca le entendió al juego del matrimonio.

—Y ¿Cómo se supone que haga eso? — Había asistido a muchos eventos sociales, pero mayormente era por asuntos relacionados al condado, para ponerse de acuerdo con acreedores, en estos años no había tenido interés en conocer a alguna dama.

— Relaciónese con las jóvenes esta temporada. — No pudo evitar mostrar una sonrisa sarcástica.

—Sabes que no soy bueno en eso. — Y Frederick lo sabía, desde pequeño evito a toda costa relacionarse con las personas, cuando venían de visita al condado, su padre daba la excusa de que estaba enfermo o que se encontraba en el campo, desde que su madre murió su padre nunca insistió en sus habilidades sociales. —además no tengo interés en ese asunto. — Era la verdad, la soledad iba mejor con él, no podría hacerse cargo de una mujer.

— Un Conde tiene que casarse, para ser más respetado en la sociedad. ¿Para quién quedara lo que su padre y usted han trabajado tanto? — No pudo evitar quedarse pensativo, en estos años solo se dedicó a trabajar, si el moría, ¿Quién heredaría el título?, y ¿porque el asunto del matrimonio era mencionado justo ahora y no antes? seguramente Frederick tenía alguna idea, sino ¿Por qué mencionaría tal asunto?

Suspiro. Cedería ante la idea, el matrimonio no es más que otro contrato. De esos que había que firmar una sola vez.

— ¿Qué es lo que sugieres? — Pregunto. Fijando la mirada al frente.

—¿Se acuerda del Señor Bertham? — Lo pensó un momento, había memorizado los nombres de las personas cercanas a su padre cuando murió.

—Comerciante textil.

—Exacto.

—Vinieron una sola vez de visita al condado ¿Lo recuerda?

—No.—respondió. Nunca había visto a los visitantes en ese tiempo, solo de reojo, pero no recordaba claramente.

—Eso era lo más seguro. —Dijo Frederick mostrando una sonrisa. —Bueno a su padre le agradaba una de sus hijas, la Señorita Amelie Bertham. — Alfred escuchaba atentamente y analizaba. — su deseo era formar un compromiso, pero no pudo hacerlo porque no tuvo tiempo.

—Entonces sugieres... ¿Qué me case con ella?

—Si. —Asintió Frederick, Alfred pensó, su padre había muerto hace ya bastante tiempo, si eso había dicho su padre antes de morir, había pasado mucho tiempo. ¿Qué aseguraba que la señorita Bertham no estuviera casada?

—¿Cómo estás seguro de que la señorita Bertham no tiene algún compromiso o ya se ha casado? —No podía evitar preguntar, hoy en día las jóvenes contraían matrimonio rápidamente.

—Lo investigue. —Respondió Frederick, no se sorprendió mucho al escuchar su respuesta, solo que ¿Por qué Frederick estaba tan decidido en el asunto? Hasta llegar tener la candidata. Le parecía muy extraño. Pero definitivamente le facilitaba las cosas, no le gustaba merodear por los salones, hasta ahora no era bueno con las palabras y no recordaba cuando fue la última vez que hablo con alguna dama.

—Bien, no tengo porque oponerme, si ese era su último deseo. — Acepto sin más, si su padre la reconsideraba como su compañera de vida, debió ser por algo.

—Entonces preparare una carta informando al Señor Bertham sobre su visita. El y su padre eran muy buenos amigos, seguramente lo recibirá.

Asintió

y Frederick se iba a retirarse.

—Antes de que te marches, dame un informe sobre la señorita Bertham.

—Enseguida Milord. —Asintió Frederick y se marchó.

No se acordaba, pero por alguna razón le sonaba, como si ya los conocía, pero no tenía recuerdos. Además, necesitaba una esposa como dijo Frederick, para asistir a las reuniones sociales y tener herederos. ¿El amor? Se le vino a la mente, rio para sí mismo, era lo que menos importaba en una relación matrimonial.

Sentimientos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora