CAPÍTULO 27 ✔

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Alfred

Cuando se dirigía a la casa del Señor Rutherford no sabía que esperar, la verdad nunca lo había conocido personalmente. Pero era necesario que pueda generar algún tipo de relación. Cuando toco la puerta lo recibió una mujer; La esposa del Señor Rutherford, la había visto antes.

No pensaba quedarse mucho tiempo ahí, pero no pudo rechazar la oferta directa de la señora Rutherford, esta fue muy insistente.

Ella le indico pasar a su salón de té. Cuando fue ahí, observo que el ambiente estaba rodeado de muchas jóvenes, él era el único ahí, sintió un nudo en la garganta. Él nunca fue bueno con las relaciones sociales, especialmente con el sexo opuesto.

Se dio cuenta que la señorita Bertham se encontraba ahí. Por un momento cruzaron la mirada hasta que ella lo evadió. No esperaba que ella se encuentre ahí, quería darle su espacio, así que entendía su reacción.

Tampoco podía captar la razón del porque lo habían invitado, especialmente al salón, donde solo se encontraban mujeres, él solo había venido solo para hablar con el señor Rutherford.

Comenzaron a hacerle preguntas. Eso no era raro, pero tenía la intuición de que había sido meticulosamente planeado.

Y así fue.

Ahí entendió la reacción de la Señorita Bertham hace un momento. No quería que los involucraran, no hasta que se llegue a un compromiso formal. Él no se consideraba una persona astuta, pero si cautelosa, así que, respondía a las preguntas con la verdad, solo que dando vueltas.

El salón quedo callado por un momento cuando lanzo la última respuesta, aunque intentaba mantener la postura y no verse nervioso, en el fondo no quería encontrarse en ese salón, sentía que cuando más hablaba sudada sin cesar, y un nudo en la garganta cada que tragaba saliva. Estás mujeres podían hacerlo caer cualquier momento, por eso deseaba que señor Rutherford aparezca y lo sacara de ahí.

Y así fue. Cuando apareció el señor Rutherford él se retiró, sintiendo así más tranquilidad.

Al llegar a su despacho, hablaron sobre cosas del pasado. No era algo que le molestaba en absoluto, ya que la muerte de su padre había ocurrido hace años atrás, pero no le gustaba tocar el tema a profundidad. Si era sincero, jamás podría superar esa tragedia, pero ya había aprendido a como sobrellevarlo con los demás.

El señor Rutherford no era una persona desagradable, solo le menciono que si necesitaba algo él podría ayudarlo, ya que había tenido una buena amistad con su padre. Como casi nunca se relacionaba con las personas de Londres. —Puesto a que casi nunca venía. —Le pareció agradable contar con su predisposición para un futuro cercano.

El solo asintió. No tenía ningún problema en relacionarse por cosas que lo ayudarían a más adelante.

Al retirarse dio una última mirada al salón y se encontró con la mirada de la señorita Bertham, hizo una inclinación para despedirse de los presentes. Aunque si era más específico, la despedida era para la señorita Bertham. No podía descifrar que es lo que decía su mirada, tratar con hombres era diferente, podía fácilmente leer sus expresiones, pero con ella, no era así, no podía imaginarse cuales eran sus pensamientos.

Solo concluía en que su mirada estaba perdida, así que le daría su espacio como había decidido. No quería escoger a otra señorita para casarse, le parecía una perfecta candidata, Amelie Bertham. Así que esperaría su respuesta.

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Había pasado una semana, no había asistido en las noches; como había dicho anteriormente. Dio el tiempo que necesitaba a la señorita Bertham, pero no podía retrasar su partida por más tiempo, tenía responsabilidades con el Condado, ya estaba aquí por casi 1 mes.

Sentimientos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora