CAPÍTULO 9 ✔

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Amelie

El nuevo conde no se quedaría para el almuerzo, lo supo cuando lo vio retirándose. No entendía a que había venido. Había pasado tanto tiempo, no imagino volverlo a ver y menos aún en su casa.

Su corazón dejo de agitarse, seguro ya no lo vería otra vez y eso sería mucho mejor.

— ¿No se quedará para almorzar? — Pregunto Diane cuando se marchó Lord Derbyshire. Estaban en la salita, sentadas. Al parecer ambas lo vieron irse.

— Es más que seguro que no. — Respondió Amelie.

—Hoy no, pero mañana si nos acompañara. — Dijo su madre. Voltearon a su dirección estaba en la puerta.

—¿Mañana? — Pregunto Amelie.

—Tu padre lo invito. —¿Por qué? Se preguntaba, ¿Acaso no resolvió lo que quería hablando con su padre? Tenía esas dudas, pero no dijo nada más, se limitó al silencio. —Charlotte ya puso la mesa para el almuerzo.

Su madre salió de la sala primero.

— Es extraño. — Dijo Diane mientras se paraba. ¿Extraño? Amelie lo veía normal, pero si tenía algo de misterio en su aura. Pero no era extraño, si no intrigante. — ¿No lo crees?

—No lo sé.

— ¿Qué es lo que quería? — Pregunto Diane. Quería saber tanto como ella. Igual quería conocer el motivo de su visita, se trataba de ¿algún negocio? O ¿Qué era? No podía descifrar tanto misterio por su visita.

Cuando llegaron al comedor, ya todos estaban en la mesa, su padre, su madre, menos John. Quien por lo visto no los acompañaría.

Diane le dio una mirada cómplice. Ambas se vieron con intriga, pero Diane se animó a preguntar.

—¿Qué es lo que quería Lord Derbyshire? —Pregunto Diane.

—Lo diré cuando todos estemos en la mesa. — Comunicó su padre. — ¿Dónde está John?

Todas habían visto como se había ido de la casa quien sabe a dónde, pero si le decían eso a su padre, se enojaría, él le había repetido tantas veces que no le gustaban las cosas clandestinas. Sería una pelea.

—Bueno querido John...—Su madre diría una excusa.

—Estoy aquí. — Dijo de repente John entrando.

Vio a su padre mostrar una sonrisa, estaba algo raro, porque no le cuestiono sobre su paradero.

John se acomodó en la mesa, después agradecieron por la comida y empezaron.

Esperaban que su padre empiece con lo que tenía que decir menos John. Su padre pareció darse cuenta de ello, y embozo una sonrisilla.

—Querido ya puedes decirnos, que dijo Lord Derbyshire. —Dijo su madre.

— ¿A quién le interesa? — rebuzno John de repente.

— A nosotras sí. —Defendió Diane. —Bueno es que es raro que solo haya venido un momento, su carta parecía ser más importante.

Y si era verdad todo lo que decía Diane, ¿Acaso se escribe una carta solo para venir un rato? Debía tener otro motivo.

—Diane tiene razón. —Dijo finalmente su padre. —Lord Derbyshire vino a decirme que quiere cumplir el último deseo de su padre.

El anterior conde, todavía lo recordaba, y lo llevaba en el corazón.

— ¿Por qué no lo hizo antes? — Pregunto Diane curiosa.

— Desconozco sus razones.

— ¿Cuál era su último deseo? — Cuestiono Amelie casi susurrando. El anterior conde, era un hombre muy amable y honesto, quería conocer que era lo último que quiso hacer antes de morir en ese accidente.

— Formar un compromiso. —Dijo su padre y eso la sorprendió y levanto la mirada hacia su padre, lo decía seriamente.

—¡¿Qué?! — Exclamo Diane, parecía más asustada que emocionada. Todos estaban impresionados.

—¿Quién sigue esas niñerías hoy en día? — Cuestiono John con risa burlona.

— ¿Menciono algún nombre? — Pregunto su madre.

—Sí, Amelie. —Dijo su padre. Al escuchar eso se quedó paralizada, sentía las miradas de todos sobre ella.

—¿Y-yo? —Pregunto para estar segura que era ella.

Su padre asintió. ¿Un compromiso con ella? ¿Matrimonio? ¿Casarse? Pensó, eso lo había descartado por los últimos años. Además, ya era mayor, podría hasta considerarse una solterona, ¿Quién quería casarse con una mujer mayor? A punto de ya considerarse solterona. Además, no lo conocía. ¿Cómo alguien podía proponer matrimonio sin siquiera conocerse? Era extraño como dijo Diane.

—Amelie no puede casarse con un extraño. —Dijo John. Recién parecía actuar como un hermano mayor. — Y ese Lord es tan raro.

—Tampoco dejare que mi hermana se case de la nada. —Defendió Diane.

—Y por supuesto yo tampoco dejaría que eso pasara. —Dijo su padre. — por eso le dije que esa no era mi decisión. —Acepto y mientras hablaba calmaba los nervios del comedor. — Me parece un buen tipo, serio y responsable. — Prosiguió. — como su padre y yo éramos buenos amigos, me pareció que estaba bien darle la autorización para que puedan conocerse. — ¿Conocerse? Ella jamás había hablado con algún caballero, bueno con algún pretendiente, sería la primera vez que tendría uno. En las temporadas pasadas, si había intentado hacer su mejor esfuerzo, pero las conversaciones resultaban cortantes y ella aburrida, a nadie parecía interesarle lo que decía y que su salud no sea del todo bueno daba como resultado; alejar a todos.

— Entonces Amelie solo tienes que decirle que no.— Respondió John más animado. — Es un completo extraño y además rarito.

— El parece alguien decente. — Menciono su padre. — Una persona seria, decir sus intenciones a la primera no lo hace raro. —Corrigió a John. — Si fuera alguien que no me agradare, no lo hubiera aceptado ni en mi casa.

— Amelie tiene veintiséis años, ya no es una niña, y no hay nada nada de malo en conocer a alguien. — Comento su madre. Eso la animo, era cierto ¿porque tener miedo? No se iba a casar con él, solo conocerlo, saber qué clase de persona era, y si no le agradaba simplemente decir que no.

—¿Tu que dices? — Pregunto Diane mirándola.

Lo pensó por un momento.

Era raro que él no se haya casado todavía, pero lo normal en los caballeros, talvez esa sería su última oportunidad de conocer alguien o tener ese tipo de experiencia, ella también quería vivir lo que otras chicas decían o lo que los libros narraban; Romance.

—Estoy de acuerdo. — Respondió.

—No creo que sea una buena idea. — Protesto John. — piénsalo bien. — Estaba actuando protector, no pensó que tenía esa faceta y mostro una sonrisa.

—Estaré bien, nuestro padre dijo que no es una mala persona. — Comento. O eso era lo que quería creer, pero no podía juzgar a alguien si no lo conocía, sino llegaría a ser como esas Señoras habladoras. Además, él le parecía alguien intrigante, y era su primer pretendiente. Jamás pensó que el chico de aquella época le pediría matrimonio.

El almuerzo termino.

Al día siguiente lo conocería, solo lo había visto cuando era una niña y ahora. Estaba nerviosa ¡Jamás se imaginó volver a verlo! Y había asegurado que sus destinos no volverían a conectarse. Ahora estaba en esta situación; que si decía Si¨ llegaría a compartir el resto de su vida con ese chico misterioso y de ojos profundos. Y si le decía que no; volvería a ser todo como antes, y talvez nunca más sabría de él. Quería entender porque el destino era de esa manera, ¿Sería malo, o sería bueno? 

Sentimientos DistintosOn viuen les histories. Descobreix ara