CAPÍTULO 4 ✔

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Había pasado seis meses y todo parecía ser como antes, la vida que tenía en la ciudad, ella continuaba con sus clases, era cada vez más estricto, en especial la clase de bordaje.

—Auh. —Se quejó. Se había punzado. Otra vez.

—Por eso le dije que no sostenga la aguja de esa manera. —Ahí estaba otra vez la señorita Beth corrigiéndola. Le resultaba muy difícil.

Incrementaron mas clases debido a que en unos años se presentaría en sociedad, iba a cumplir trece, así que su entrenamiento para ser una esposa ideal, empezaba a tornarse más serio. En cinco años debía ya poseer las cualidades necesarias para casarse.

—Señorita Beth, creo que ya fue todo por hoy. — Escucho decir a su madre en la puerta. Amelie miro a través de la ventada, ya estaba anocheciendo.

—Sí, señora Bertham creo que ya nos hemos pasado de la hora.

Al fin decía Amelie para sus adentros, estaba cansada. De bordar, enfatizo.

—Amelie, mañana continuaremos. — Le dijo.

—Sí, señorita Beth. —Asintió sin querer. Su institutriz era muy amable, le tenía una estima, pero no lo suficiente para suplicar que se quedara para otra clase.

—Hasta mañana señora Bertham.

—Hasta mañana Beth. Se despidieron.

Y se fue, al fin había terminado. Amelie saco el libro que dejo detrás del sillón.

—¿No estas cansada? — Cuestiono su madre.

—No para esto-Índico Amelie.

Su madre solo sonrió y se marchó de la sala.

Estaba leyendo muchos libros románticos en su tiempo de descanso, ya había completado una docena, muchas veces se preguntaba que se sentiría ser amada, o si ese sentimiento en verdad existía, o el amor a primera vista. ¿Podría ella enamorarse de esa manera?

Debutar en sociedad le emocionaba, en cinco años más, se decía para ella misma, y se ponía nerviosa con tan solo pensarlo. Quería conocer gente nueva, personas de su edad, compartir opiniones acerca de libros y así conocer a su príncipe azul. ¿Príncipe azul? Se sonrojo con tal dicho.

Después de leer unos cuantos capítulos, decidió hacer algo diferente, caminar por los alrededores. Cuando se paró, se sintió un poco más alta, de seguro se había estirado un poco. Pronto necesitaría ropa nueva.

Empezó a dar pasos, era algo que no hacía a menudo, pero no era algo nuevo. Cuando caminaba por el pasillo de las habitaciones, escucho algo.

—No puede ser...—Escucho decir. Eso provenía de la habitación de sus padres, no sabía de qué se hablaba, pero parecía ser algo serio. Se acercó un poco para escuchar mejor.

—¿Cuándo paso eso? — Escucho preguntar a su madre.

— No sé muy bien los detalles, pero fue hace dos días...y el no pudo resistirlo. — Escucho con gran tristeza, no podía ver nada, pero escuchaba pequeños sollozos.

—Oh Frank...-Su madre parecía consolar a su padre.

—Iremos mañana a primera hora.

—Tenemos que decirles...

Sintió que no debía estar haciendo eso de escuchar a ocultas, así que se apartó de la puerta, no entendía muy bien a que se referían, pero igual ella se entristeció. ¿Había pasado algo malo? Y eso ¿tenían que saberlo ellas? Sintió una presión en el corazón, presentía que venía una noticia terrible. Y no se equivocaba.

Llego la cena familiar, su madre parecía estar melancólica y su padre fuera de sí mismo. Como perdido en sus propios pensamientos. El ambiente parecía ser muy melancólico. Se quedaría callada hasta que sus padres les dijeran lo que tenían que decir.

—Tengo algo que decir. —Menciono su padre y todos prestaron atención incluyendo John. — Bueno... no sé cómo decirlo...

Su padre su cubrió la cabeza con las manos.

—Cariño, yo les diré...—Dijo su madre, consolando a su padre. — ¿Se acuerdan de la visita al condado de Derbyshire? — Claro que lo recordaba, y ansiaba volver, sentía que su rostro, se enrojecía, ahora ya entendía mas o menos la situación, ¿Acaso la mala noticia tenía que ver con Lord Derbyshire?

—Si. — Respondió Amelie conteniendo algo en su pecho.

—Bueno...—Empezó a decir su madre con la mirada hacia abajo, y eso hizo que todas sus dudas se vuelvan realidad, sintió una presión en el pecho contenido, y de la nada le empezó a caer gotas en de los ojos. Empezó a lagrimear. entendía a lo que querían llegar. — Lord Derbyshire...tuvo un accidente...hace dos días y el no pudo...—Escuchaba como a su madre le costaba decirlo.

— ¿Murió? — Pregunto John directamente. Él no había conocido al Conde, as que no entendía el dolor de sus corazones, estaba siendo algo desconsiderado con Diane, especialmente.

Diane dio un sollozo.

—¿Ahora se encuentra en un lugar mejor? — Pregunto Diane.

—Sí, está en un lugar mejor. —Consoló Amelie a Diane.

Lagrimas seguían inundando sus mejillas ¿Por qué? Se preguntó, apenas lo había conocido una semana, no entendía como su partida le dolía demasiado, la tristeza que tenía en el corazón se notaba. Esa noche, estuvo llena de tristeza.

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Cuando llegaron al Condado, los recibió Sir Frederick. Había varias personas en el funeral. El conde era una persona muy querida.

Amelie jamás creyó que pasaría esto, para ella había pasado todo muy rápido, todavía recordaba como si fuera ayer, estar compartiendo con el Conde. Él siempre fue muy amable desde que llegaron y no hubo otro encuentro como habían dicho... y tampoco habría otro más.

Ese día estaba lloviendo y eso hacía que se vea sombrío y más triste. Las personas vestían de luto. Respiro con tristeza.

Llego el momento en que tenían que decir adiós y ahí volvió a ver al chico misterioso, Alfred, todavía se acordaba de su nombre, después de estos meses, no se había olvidado de él. Lo observo.

El parecía no tener expresión, a su lado se encontraba el Sir Frederick, seguramente era duro para él, era su padre, no entendía como podría continuar un chico joven sin padres. No sabía nada de él, no lo conocía, pero quería acercarse y decirle que lo sentía. Consolarlo ya que se veía como un alma solitaria. Pero no lo hizo. No se acercó y tampoco le dijo que lo sentía.

Solo vio que se marchaba después de la sepultura, seguía viéndolo, él tenía la cabeza gacha, y cuando levanto la mirada sus ojos se encontraron por un segundo, hasta que él se dio la vuelta para retirarse. Ahora sí, esa sería la última vez que lo vería. Nunca más volvería al condado, ahí acaba su historia en ese lugar.

Talvez por el momento sería la última vez, pero muy pronto Amelie se daría cuenta que el mundo muchas veces resulta ser impredecible y que uno, no puede ir en contra de su destino.

Sentimientos DistintosWhere stories live. Discover now