Sentimientos Distintos

CAPÍTULO 10 ✔

Amelie

Era ya de noche. No podía dormir. Solo esperaba que lo que había pasado hoy, sea un sueño al despertar. Había tenido una propuesta de matrimonio ese día, y no podía creerlo, si quería podía simplemente aceptar y dejaría de ser una solterona, pero tenía miedo. Miedo a que todo cambie, y a separarse de su familia.

— ¿Amelie? — Escucho un susurro. No estaba dormida así que se levantó. El sonido provenía de la puerta. Se acercó hacia ahí.

— ¿Si? — Pregunto confundida.

—Soy yo, Diane. —dijo en voz baja. — ¿Puedo pasar? — Pregunto.

—Adelante. —Respondió. Abrió la puerta.

—No puedo dormir. — Menciono, ya dentro del cuarto.

—Tampoco yo. —Confeso Amelie.

—¿Puedo dormir contigo? — Cuestiono.

—Si.

Se acostaron, pero tampoco podía conciliar el sueño. Solo pensaba en lo que había pasado.

— ¿Qué es lo que piensas? — Pregunto Diane.

— ¿De qué? —Cuestiono.

—De casarte.

— No lo sé...— Realmente no lo sabía, solo tenía incógnitas de como seria si se casara. — que haya tenido una propuesta no significa que me case. —Menciono. — Solo acepte conocerlo.

— Es un completo extraño. — Dijo Diane. Pero no tan extraño para ella. Ya lo había visto antes, aunque no había hablado con él.

—Lo conocí antes. —Declaro. Nunca lo menciono antes, porque estaba segura que no se lo volvería a encontrar.

— ¡¿Enserio? — Exclamo Diane en voz baja algo confundida. Aunque no había planeado en decirlo, quiso hacerlo, sentía que Diane se preocupaba por ella.

—Si. — Dijo con una sonrisa. — Fue hace 14 años, cuando fuimos de visita al condado de Derbyshire. — Diane recordaba esos días tanto como ella.

—Yo no recuerdo haberlo visto. — Manifestó Diane. Y era verdad, solo Amelie se había encontrado con él. Pero podría haber algo que no solamente ella escucho.

— ¿Recuerdas una melodía de piano? — Pregunto.

— No.— Respondió Diane. — Lo único que recuerdo son los hermosos caballos que habían. —Diane tenía otra perspectiva de la visita, para ella había sido un recuerdo divertido, para Amelie, por primera vez se sintió apreciada por alguien fuera de su entorno familiar.

—Debí suponerlo, eras una niña. —Parecía que ella fue la única de esos momentos en la casa, la melodía, su presencia en las sombras, solo ella se dio cuenta de eso.

—Entonces cuando lo viste, ¿Te gusto? — Pregunto Diane con picardía.

Se sonrojo. ¡Jamás! En ese instante le daba miedo, la frialdad de sus ojos hacia su presencia tenebrosa, pero ¿ahora? Si se casaba con él, tendría que gustarle, aceptaba que le parecía simpático, pero ¿Llegaría a enamorarse? Siempre se dijo a ella misma que se casaría por amor. Así que abriría su corazón.

—Claro que no.—Declaro. —Solo fue un encuentro incomodo, ni siquiera hablamos.

—No lo entiendo. — Menciono Diane.

— ¿Qué cosa? — Cuestiono algo confundida.

—Si no hablaron, ¿porque te llama la atención?, no tuviste una buena impresión de él.