CAPÍTULO 44 ✔

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Amelie

Sintió un leve dolor en la cabeza, eso hizo que se levantara, cuando abrió los ojos estaba desconcertada, ¿Había perdido la conciencia? Porque no recordaba absolutamente nada. Observo de apenas el lugar donde se encontraba. No era su habitación, aunque el lugar le parecía familiar pero no podía reconocerlo, sintió la luz entrar por la ventana, lo último que venía a su mente era ese árbol y la torrencial lluvia.

Poco a poco recobro la conciencia, los sucesos se le hicieron más claros, había corrido debajo de la lluvia, debió haberse desvanecido por el frio, no lo recordaba, y se sentía algo extraña, muy cansada. Quería levantarse, pero no tuvo las fuerzas suficientes.

Antes de haber corrido en la lluvia como una tonta, debió haber puesto su salud en primer lugar, no era alguien fuerte para soportar un resfrió, pero en ese momento no pensaba en nada más que desaparecer. Preguntas le surgieron ¿Dónde estaba? La habitación claramente no era suya ¿Cómo había llegado a ese cuarto? No tenía respuestas.

Estaba echada de frente. Volteo la cabeza hacia un lado, porque sintió una cierta presencia a su costado. Cuando vio, ahí estaba Alfred, se sorprendió, pero no pudo hacer movimiento para despertarlo, su cuerpo seguía débil. No esperaba verlo. ¿Por qué estaba el aquí? Observo una vez más la habitación y pudo reconocerlo, era la alcoba de Alfred, solo había entrado una vez, suficiente para que saber de qué lugar se trataba. Se sorprendió otra vez. ¿El la llevo ahí? ¿Por qué? Ella solo había pisado el lugar sin consentimiento.

Su mirada se dirigió otra vez hacia él, lo observo silenciosamente. Estaba con los ojos cerrados, tenía un aspecto muy inusual, el cabello desordenado, la camisa deshecha y no llevaba ningún tipo de traje, nunca había visto a Alfred en ese aspecto. ¿Qué había pasado con ella exactamente? No podía recordar. La última vez que vio a Alfred, le dijo que se fuera, así que eso hizo, ahora estaba aquí en su alcoba ¿Acaso él no estaba molesto? Estaba confundida.

Lo observo otra vez, se veía cansado, vio que uno de sus cabellos negros estaba cerca de su ojo, eso podría levantarlo. Intento levantar su mano derecha para quitárselo, pero no pudo, sintió un peso encima en su mano, su mirada se dirigió hacia ahí y vio que encima de su mano estaba la de Alfred. El sostenía su mano. Se le acelero el corazón. Se movió un poco sin querer por la conmoción y él se levantó.

Sus miradas se encontraron. La mirada de él ahora era diferente, no supo que decir o cómo reaccionar.

—No se mueva. —Le dijo Alfred. — el doctor dijo que descanse. — añadió con la voz calmada. Amelie observo otra vez sus manos, él no le soltó la mano a pesar de haberse levantado.

—No recuerdo como llegue aquí. — Confeso desconcertada. Tampoco entendía muy bien en qué situación se encontraba.

—Yo la traje. — Acepto Alfred.

Se sorprendió otra vez, ¿él la había traído? Estaba aún más confundida, ¿Qué le había pasado exactamente? Quería saberlo.

— ¿Qué hago aquí? — Pregunto inconscientemente ante tantas dudas.

—Te desmayaste.

Amelie se asombró al escuchar eso, ¿Se había desmayado? Y ¿El la trajo de vuelta? ¿Cómo la había encontrado? Aceptaba que había corrido sin rumbo, probablemente hasta se había perdido, pero Alfred la había rescatado, eso explicaba gran parte de sus dudas.

Pero todavía recordaba las palabras de Alfred ese día, quería que se fuera y eso intento hacer, por lo visto no había salido bien, porque al final seguía estando en la casa. Le dolía, las palabras que recordaba todavía oprimían su corazón. ¿Por qué ahora estaba siendo considerado con ella? Justo cuando le había dejado en claro que era solo una intrusa. Lo que menos quería era esperanzas. Volteo la mirada, mirarlo a los ojos le generaba dolor en el corazón.

Sentimientos DistintosWhere stories live. Discover now