Legado |#01 Saga Legado|

Tracker (1/?)

James Barnes sentía su cabeza en añicos, había una laguna mental que lo estaba torturando. Recuerda recostarse en el mueble luego de dejar a Ariadne en su cama, cerró los ojos por unos momentos sintiendo el aroma a chocolate que la rubia dejo impregnado en los cojines del mueble. Y después.. nada más.

Antes de abrir los ojos, tocó la superficie donde estaba acostado. Era suave y medianamente esponjoso. No se sentía como el magullado mueble con el que contaba su cuarto.

Con pesar y miedo, abrió los ojos. El color blanco sucio del techo fue lo que encontró primero. Giro su cuerpo, efectivamente, se encontraba en la cama y no dónde planeaba esperar el día.

Tenía una idea de cómo llego allí, pero se negaba a aceptarla. Debía encontrar a la joven rubia que se ofreció para ayudarlo, la joven que poco a poco estaba ganando un espacio en su corazón.

Se incorporó despacio de la cama, buscando con la mirada. No estaba. Y lo peor de todo era que el librero dónde mantenían los libros y películas que alquilaban, estaba roto. Los pedazos de madera estaban arrinconados en una esquina para que no estorbaran el pasó. Su corazón se aceleró dolorosamente al notar una mochila cerca de la puerta.

Miles de teorías se armaron en su cabeza, ninguna era buena, comenzó a oír voces que le recriminaban lo que había hecho.

Con pasos acelerados recorrió toda el lugar buscando indicios del paradero de la rubia, fue al baño y tocó la puerta sin recibir respuesta. No había nada que le dijera lo que pasó con la joven.

Dejo caer su cuerpo al suelo, sus rodillas tocaron su pecho, cerró con fuerza los ojos, su mano humana ya estaba tironeando de su cabello cuando la puerta del apartamento se abrió.

-¿James? -escucho el tono de voz dócil y con matices suaves que él ya conocía-. ¿James estás bien?

Sintio alivio al pensar que tal vez ella no estaba cuando el Soldado apareció... Alivio que murió en cuanto levantó la vista.

El rostro de Ariadne se veía golpeado en el labio, por arriba del cuello de tortuga que llevaba su blusa, se podía percibir una pequeña porción morada de su piel.

«Pero que hice -penso el soldado.»

Ella se dió cuenta que era James en cuanto sus miradas chocaron.

Ariadne también fue testigo de como el rostro de Bucky se descomponía al instante en que la vió. Se veía culpable y entristecido.

Dejo la bolsa que había traído en la mesa y se acercó a Bucky.

-James -se arrodilló a un lado de el hombre -. Oye mírame.

Entre sus manos tomo las mejillas de Barnes. Con delicadeza hizo girar la cabeza de Bucky para que la mirada.

-¿Estás bien? -pregunto. Ella sabía que era muy probable que se esté culpando por lo que sucedió en la madrugada. -, Buck no paso nada, ¿okey?, estoy bien.

James levantó su mano real para colocar un mechon de su cabello rubio detrás de la oreja y luego con toda la delicadeza que existe en el mundo trazó la herida que tenía en el labio, ni siquiera la toco, solo rozo por encima.

Soltó un suspiro de resignación.

Bajo la mano, sus ojos cristalizados revelaron lo roto que estaba. Inclinó un poco su cabeza hacia abajo de modo que su frente quedó apoyada en la barbilla de Ariadne.

-Lo siento -dijo en apenas un susurró quebrado-, lo siento tanto.

-Todo está bien, James -lo consoló, colocó sus manos en la espalda del hombre y le dió caricias-. No pasó nada grave.

-Te hice daño -soltó-, no quiero hacerte daño.

-Estoy bien..

-No. No lo estás. -La interrumpió-. No estarás a salvó en tanto estes conmigo. Soy inestable y peligroso Ari, puedo volver a dañarte y no quiero hacerlo.. no otra vez.

-Estas equivocado si piensas que voy a dejarte solo. No lo haré, James.

-Si no te vas tú, entonces me voy yo.

Ariadne contuvo las ganas de darle un zape al testarudo que tenía entre brazos.

-Te rastrearía. Coloque un rastreador dentro de tí -se encogió de hombros-, después de todo de algo me a de servir eso.

Descolocado, Bucky alzo su cabeza para mirarla. -¿Qué hiciste que?

-Ya lo dije -sonrió burlona.

-¿¡Ariadne!? -advirtio.

La mencionada soltó una risa que descolocó aún más a Bucky.

-¡Mentira! -solto entre risas-, lo único que puse dentro de tí fue esa barrita de cereal de chocolate la cual decías que era fea sin haberla probado hasta que la comiste y cambiaste de parecer.

-"La comiste" -repitio James, ya menos tensó-, embutir no es lo mismo que comer. Y tú fuiste la que la metió en mi boca cuando estaba haciendo pesas.

-Minimalidades -hizo un ademán con una de sus manos-. En fin, ya hablando enserio. Igual te encontraría, Buck. Ya lo hice antes y lo volvería hacer. No estás solo ahora.

Entrada la noche, ya cuando ambos estaban cenando comida china en el apartamento de la rubia, James decidió preguntar lo que venía rondando por su cabeza.

-¿Cómo lo lograste?

Ariadne se giro a mirarlo curiosa, tenía los palillos a medio camino de la boca.

-¿Cómo desplazaste al Soldado?

La joven rubia se encogió de hombros antes de hablar.

-Recalibración cognitiva -simplificó-. Te di un golpe duro en la cabeza.

Continuaron su noche, viendo El Viaje Más Largo, la mochila que antes Bucky había visto en su piso resultó ser de él. Ariadne dijo que era mejor estar preparados para una huída rápida, ella ya tenía sus cosas más importantes en una mochila de emergencia. También menciono que habían llegado nuevas personas y que se veían sospechosas, ya le había ordenado a H.A.L.L encontrar toda información de ellos.

James solo podía pensar en una cosa luego de lo que pasó en la tarde. Después de haber pasado por un infierno a manos de Hydra, al fin, se sentía más humano. Sentía la calidez que Ariadne Rogers emanaba. Esa sensación de paz y amor infinito, que solo le provocaba querer quedarse allí con ella para siempre.

Maratón: 1/?