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Natasha Romanoff le dio una misión a Ariadne; ella y Yelena buscarían las ampolletas y liberaría a las demás viudas

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Natasha Romanoff le dio una misión a Ariadne; ella y Yelena buscarían las ampolletas y liberaría a las demás viudas.

La rubia hija del capitán América, se desliza por los conductos de aire para encontrase con la otra rubia. Avanzó hasta llegar a una rejilla.

—Esta en el punto, señorita Rogers —aviso HALL por el intercomunicador—. Al descender encontrara la puerta del congelador. Esta custodiada por dos guardias.

Con cuidado de no hacer ruido, quitó la rejilla y la dejo recostada en unos de los muros del conducto. Se colocó en una posición en la que sus manos se sostenían y luego se aventó. Cayó al suelo en una pose de tres puntos muy parecida a la de Black Widow.

Escucho un bufido. Levantó la vista; frente a ella, a unos cinco metros, estaba Yelena Belova.

—Se nota que eres su hija —le dijo con simple movimiento de labios para no llamar la atención de los guardias.

Muy maduramente la menor le saco la lengua. Yelena hizo el mismo gesto.

Las luces del pasillo centellaban. Cada una de las agentes se acercaron cautelosamente hasta la pared que las escondía de la bóveda y luego de verificar que solo estaban los dos guardias, atacaron en conjunto. Ariadne dio un puñetazo en la cara al hombre, alzó su pierna al nivel del estómago y golpeó con la rodilla al guardia; con una de sus manos sujeto la cabeza de su oponente y la estrelló en la pared, dejándolo inconsinte.

Yelena sujeto al otro guardia inconsinte, lo arrastró hasta la compuerta y coloco la palma de la mano en el escáner dactilar de seguridad. La compuerta se abrió.

—Y como dijo Alí Babá; Ábrete Sésamo —dramátiso la menor, con las manos extendidas a cada lado.

Con una sonrisa divertida, entraron a la bóveda. Estantes llenos, congeladores industriales llenos de químicos, fue lo primero y único que vieron durante su recorrido.

—Las encontre —comentó Yelena.

Sin embargo, la atención de Rogers se encontraba en otro lado. En uno de los estantes había una caja de vidrio negro, media lo mismo que una caja fuerte pequeña, pero lo que más llamaba la atención de la menor era el logo que tenía. Ella recuerda haberlo visto antes, pero, ¿dónde?

—Ya las tengo —la voz de la agente, interrumpió sus pensamientos—. ¡Vamonos!

—Voy detrás de ti —respondió luego de meditarlo.

Sin mirar a ninguna otra parte, camino directo al estante con la caja negra. La sujeto entre sus manos y la contempló intentado decifrar como abrirla.

—HALL escaneala y dime cómo abrirla.

Dijo, al mismo tiempo que por su intercomunicador se escuchó:

—Tengo un ligero contratiempo —hablo Melina—. Tienen que llegar con las viudas.

—Señorita, el material con el que está elaborado es vidrio reforzado —menciono su asistente artificial—. Le sugiero utilizar el cortador láser compacto que tiene en su bolsillo izquierdo.

Con su mano saco el láser y procedió a cortar en forma circular una parte de la caja. Extrajo el pedazo de vidrio con cuidado y metió su brazo libre para sacar lo que había dentro.

Una agenda con tapa de color rojo, en medio tenía un símbolo extraño que ella no reconocía. Abrió el cuadernillo.

Proyecto Winter Doll - Reportes

No hallo explicación del porqué su cerebro activo un miedo irracional al leer el nombre. En tanto una voz comenzaba a susurrar entre sus memorias.

—Les enfants seront éduqués... oh les enfants — cantaba un hombre—. Ils seront de splendides armements pour la nation. Oui les enfants ils seront

La habitación era totalmente blanca, a mitad de esta se hallaba una mesa con todo tipo de armas, desde pistolas hasta nunchakus.

—¡Hey! ¡Fenómeno! —la llamo el francés, en sus labios tenía dibujada una sonrisa siniestra—. ¿Lista para tu paliza?

Ariadne se sentía fuera de sí. Era como si fuera espectadora de su propio pasado... Y eso era lo que más le dolía.

Quería ir a donde su yo de cinco años se encontraba siendo golpeada por el hombre al cual no le lograba ver el rostro.

La pequeña rubia se veía terriblemente mal; escuálida, cuerpo con moretones, muñecas con pulseras electrificadas y un barbijo especial que callaba hasta los gritos silenciosos que querían salir de ella.

—Lección de vida, fenómeno —hablo de repente, al verla llorar en silencio—. Jamás confíes en las personas que aparentan ser buenas, porqué hasta ellas pueden hacerte daño. Te dañarán de la peor manera, y aunque, el dolor no es malo; te hace más fuerte, pero deja cicatrices difíciles de cerrar. Por eso, fenómeno, no seas sentimental. No muestres debilidad. No sientas. Y sobre todo.. no confíes en nadie.

Su nombre siendo llamado por Yelena la saco del bucle de pensamientos en el que sin querer había caído.

—Ariadne me escuchas —su voz sonaba agitada—. ¡Rogers!

—Aquí estoy —contesto ida—. Voy en seguida.

Guardo el cuaderno en uno de los bolsillos dentro del traje en la parte abdominal, acto seguido, salió corriendo por los pasillos para encontrase con Yelena.

Una alarma comenzó a sonar en el lugar.

—Chicas —las llamo Melina, interrumpiendo—. Ligero cambio de plan. Derribe por completo uno de los motores y tendremos un choque incontrolado.

—Perfecto —contesto sarcástica su hija—. Nos dirigimos hacia las viudas.

Belova y Rogers se volvieron a encontrar para entrar al cuarto donde las viudas entrenan. Tan solo ingresar se llevaron una sorpresa.

—No —solto Yelena.

—Ay, no puede ser —hablo la menor. Las viudas ya no estaban.

Sin decir nada más, ella fue a donde se encuentra el armamento y comienza a modificar una bomba, sujeto bien las ampolletas alrededor de la bomba. Esta granada al estallar expandirá el antídoto sin la necesidad de dañar a nadie. Otra vez salieron al pasillo y corrieron.

Las sacudidas del lugar se volvían cada vez más violentas a cada paso que daban. Al llegar a la oficina de Dreykov, vieron a Natasha rodeada por viudas negras. Con los nervios palpitando a flor de piel, Ariadne arrojó la bomba; está voló por encima de las mujeres para finalmente explotar en una nube rojiza de polvo.

Las viudas fueron liberadas del control mental.

Las viudas fueron liberadas del control mental

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Legado |#01 Saga Legado|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora