𝐔𝐍𝐎

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"Mudanza y casa misteriosa"

—Llegamos.—

Habló el padre de mientras estacionaba el auto, Win abrió la puerta y se estiró mirando la nueva casa en donde iban a vivir a él realmente le daba igual no tenía amigos a quienes extrañar, ya que tenía otro tipo de intereses, él prefería leer un libro en vez de ir de fiesta, hacer pasteles de fresas y arándanos con su madre, aprender sobre autos con su padre, él era un niño hogareño por así decirlo. Entraron a la casa a esperar pues afuera hacía mucho frío y la calefacción del auto a veces no prendía y esta era una de esas veces, si se quedaban afuera morirían de hipotermia, literalmente.

El interior de la casa era acogedor, había una linda chimenea y solo eso una linda chimenea porque lo demás estaba lleno de polvo y olía a rata muerta. 

—¿Es hermosa la casa no es así?—

—Si, excepto por el olor a ratas.—

—Es porque la casa es algo antigua.—

—¿Oh, puedo ir arriba?—

—Si, pero ten cuidado.—

El chico subió las escaleras, seguidamente se dirigió a uno de los cuartos que supuso que sería para él caminó por la habitación inspeccionándola, nada que un poco de pintura y buena imaginación no pudieran arreglar. Se detuvo frente a la ventana en donde tenía una vista magnífica hacia las montañas en donde a lo lejos pudo divisar una gran casa entre los árboles. La voz de su padre interrumpió sus pensamientos, lo estaban llamando porque la mudanza había llegado. Sería una larga tarde desempacando cosas, así que debía apurarse. Tomo algunas cajas y las llevó a su habitación y otras a las de sus padres mientras los adultos metían los muebles al interior de la casa. Con una escoba Win barría el portal de la casa, veía a los vecinos, había una ancianita tomando café, unos adolescentes en patinetas haciendo piruetas a pesar del frío y un grupo de chicas hablando en la esquina de la calle.

—Ve y háblales.—Dijo su padre.

—¿A quiénes?—

—A las chicas, quiero que tengas una novia pronto.—Habló palmeándole la espalda.

Win dejó la escoba y con algo de nervios cruzó la calle dirigiéndose a las chicas, él no era bueno expresándose, pero iba a dar lo mejor de sí, cuando estuvo en frente del grupo de chicas miró a una al azar y le preguntó si le podría dar su número de teléfono. La chica muy amablemente aceptó y en un papel escribió su número. Después solo se alejó nervioso, dejando a las chicas solas. Entró a la casa ignorando a su padre que estaba en el portón.

—¿Qué sucede Win?—Preguntó su Padre.

—Y-Yo conseguí el número...—

—¿Y?—

—N-Nada estoy feliz por eso.—

El padre orgulloso lo abrazó, mientras su madre únicamente miraba desde la cocina con una sonrisa, ellos estaban sonriendo, así que también lo hizo.

 Para la noche la casa ya estaba arreglada únicamente faltaba uno que otro detalle. Win se había ido a su habitación mientras su madre cocinaba y su padre escuchaba la radio. Intentaba tener señal en su celular, hasta que la consiguió y se colocó sus audífonos, miraba por la ventana y a la vez escuchaba la música. 

 

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El olor a espagueti y albóndigas inundó el aire entonces supo que su madre ya estaba sirviendo la comida. Win bajó más rápido que conejo corriendo, a sentarse en la mesa. La comida sabía bien por qué era de su madre, ella siempre cocinaba muy bien, por eso no tenía comida favorita porque todas le gustaban. Colocó los platos de la cena en el lavavajillas y subió a su habitación, estaba cansado, abrió su maleta y sacó una pijama de conejitos azules, se la llevó consigo hasta la ducha, se desvistió y dejó que el agua tibia callera  sobre él. Cuando terminó de bañarse salió a lavarse los dientes. Ya en la cama acostado su madre apareció para darle el beso de buenas noches.

—Que tengas dulces sueños.—habló la madre besando su frente.

—Mamá tengo dieciocho ya no tengo cinco años.—

— No seas malagradecido otras mamás no hacen esto con sus hijos, mañana tendrás tu primer día de clases del último año de preparatoria, mi bebé ya creció, creo que voy a llorar.—

—Mamá, no los voy a abandonar, no tengo a donde ir tampoco.—

—Eso espero.—

Dijo saliendo de la habitación y apagando la luz, Win solo abrazó a su almohada estampada de ositos y se acomodó en la cama mirando hacia la ventana, no sabía por qué, pero no podía dejar de ver esa casa a lo lejos...

Sentía que algo lo atraía hacia allí, como si alguien lo estuviese esperando, o viniese a buscarlo.

𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐒𝐌𝐄𝐋𝐋𝐈𝐍𝐆 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃¹© {BRIGHTWIN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora