𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐒𝐌𝐄𝐋𝐋𝐈𝐍𝐆 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃¹© {BRIGHTWIN}

𝐎𝐂𝐇𝐎

"La sonrisa más hermosa del mundo"

—¿Win? ¿Qué te dijo Bright en la mañana?—

—Ah y-yo...—

—No me digas, no conseguiste nada.—

—Hablé con él pero no lo suficiente...p-perdón.—

—¡Ash! No sirves para nada.—

—L-Lo siento...—

—¡Hey Gigie no lo trates mal!— Exclamó Love.

—Es que, me da rabia.—

Todos en la mesa se quedaron en un silencio incómodo, mientras Win solo bajó la cabeza. 

El timbre sonó llamando la atención de todos en la cafetería, y la de Win de igual manera, se levantó apresurado, saliendo del lugar como Rayo Maqueen. Las palmas de la mano le sudaban por los nervios. Porque pensó que le daría un golpe. Se adentró por el pasillo ignorando a Gigie quien lo llamaba desde atrás, pronto un montón de estudiantes inundaron el lugar. Entró apresuradamente al salón y se dirigió hasta el final. "Quizás debería cambiarme a otro club" suponía Win mientras miraba al pizarrón. Podría irse al de música o al de animadores.

La clase avanzaba lento, estaba a punto de dormirse del aburrimiento a él no le gustaban las matemáticas, pero aun así las tenía que aprender porque le serviría para la universidad. Aunque igual estaba aburrido. Su mirada se desvió a la ventana, donde se podía ver toda la cancha de futbol. Sus ojos se posaron en los jugadores quienes estaban haciendo abdominales. Él estaba sentado en las gradas del otro lado, mirando hacia un lugar indefinido mientras se acomodaba su rojiza cabellera, con una sonrisa, quizás la más hermosa del mundo. Y una que jamás podría tener. O al menos eso pensaba.

Pero la voz del profesor le hizo poner los pies en la tierra.

—Metawin...—

—¿S-Si?—

—Podría darme un resumen de lo que he dicho hasta ahora?—

—E-Está bien..—

Win cerró la puerta con seguro y tiró la toalla que tenía en el cabello a silla de su escritorio, mientras se acostaba en la cama, estaba agotado, tenía sueño, pero aun así estaba dispuesto a quedarse despierto, porque quería averiguar porque siempre aparecía con marcas de mordidas y chupetes. Se metió dentro de las sábanas y apagó la luz.

¿Pero qué podría ser? ¿Un fantasma? O aún peor un payaso vestido como Paris Hilton en el año dos mil. 

Ya habían pasado unos minutos, pero para Win fueron horas, ya le costaba abrir los ojos, solo para poder mirar, además estaba perdiendo la esperanza de que algo pasara, quizás esa cosa se había tomado vacaciones y no vendría a molestarlo esa vez, o simplemente había tenido un retraso.

Estaba a punto de adentrarse en un sueño profundo cuando, escuchó unas pisadas en el techo, esa cosa había llegado y era hora de enfrentarla.

Era hora.