Million Dollar Man » Harry Styles

Epílogo

Hasta aquí llega Million Dollar Man. Espero que hayan disfrutado de la historia. Al final del epílogo les dejo una nota de autora que realmente espero que lean xx.

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Dos meses después.
París, Francia.

En el salón principal del último piso del glorioso hotel Styles ubicado en el corazón de Saint-Germain-des-Prés, se hallaba un castaño absolutamente despeinado, ojeroso y con sus ojos rojizos por la falta de sueño, vistiendo únicamente su ropa interior y cubierto con una bata azul, dejando entrever parte de su torso y los tatuajes que lo decoraban. Una de sus manos sostenía la botella de Johnny Walker de etiqueta azul, mientras que la otra afirmaba el que sería su quinto vaso de whisky del día.

A esas alturas de la tarde ya parecía haber olvidado la resaca que lo atormentaba recién hacía un par de horas. Sin embargo, eso no fue un problema a la hora de beber del licor, el cual pasaba por su garganta casi con facilidad, aunque simultáneamente, con serenidad. A decir verdad, ya no tenía sed que saciar, solo un vacío que llenar.

La holandesa de cabellos negros lo esperaba en su habitación, preparándose para una segunda ronda con el destrozado hombre de un millón de dólares. No era sino que otra mujer más que entraba a la amplísima lista de mujeres con las que había compartido sábanas durante los últimos meses.

Permaneció ahí quieto, disfrutando del absorbente silencio, hasta que, repentinamente, las puertas del ascensor se abrieron, ofreciéndole la entrada a la pareja que se había formado recientemente: Zayn Malik y Margareth Styles. Y es que al fin su hermana mayor y su mejor amigo habían decidido darse una oportunidad para estar juntos.

-Dios mío, este sitio es un asco -murmuró la entonces pelirroja. El tinte cobrizo que cubría sus cabellos anteriormente rubios, le daba muchísima más vitalidad a su rostro que el color precedente-. Y ni hablar de tu aspecto, Harry, luces pésimo -agregó, sin molestarse en suavizar sus palabras. Tenía que ser sincera, estaba agotada de verlo constantemente en el mismo escenario.

El pelinegro le dio un suave apretón con su mano, la que permanecía entrelazada con la ajena, como queriendo advertirle que se lo tomara con más calma. Después de todo, si iban a hablar con un semi-borracho y herido multimillonario, debían ser pacientes antes de lanzarse a fondo. Harry de por sí era un asunto difícil con el que lidiar, no tenían que complicarlo más.

-Es solo un precio que hay que pagar si quieres sentirte como en el paraíso -sonrió el aludido de la manera más sarcástica y burlesca que le era posible.

Maggie rodó los ojos. Pues si eso era el paraíso, ni siquiera quería imaginar cómo sería su infierno.

-¿Qué hacen acá? -preguntó finalmente.

-Tratar de hablar contigo -contestó ella con sequedad.

Él suspiró con fastidio.

-Hermanita, si vas a darme una charla sobre el futuro de los hoteles y toda esa mierda, olvídalo. Zayn y Louis han hecho un trabajo maravilloso del que me gusta observar desde aquí. De seguro que podrán aguantar un poco más con ello. Nadie es indispensable en esta vida -sonrió bobamente, alzando su vaso a modo de salud.

-¿Quieres callarte? -espetó, y sin soportarlo más le arrebató el vaso, lanzándolo al piso, haciendo trizas el cristal, derramando el contenido en el suelo. Le importaba una mierda si con ello desataba su furia, hacía rato que había perdido la paciencia con él, no iba a seguir aguantándolo así.

Harry frunció el ceño evidentemente molesto con ella, pero antes de que pudiese abrir la boca para decir algo, ella se adelantó.

-¿Puedes por una vez dejar de pensar en ti y en tu estúpida miseria creada por ti mismo? ¿Puedes abrir los ojos y mirar más allá de tu jodida nariz?