XVIII

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Canciones del capítulo:

What Goes Around, Comes Around - Justin Timberlake
Feel - Robbie Williams
Fever - Michael Bublé
Climax - Usher
Feeling Good - Michael Bublé

Disfruten.

***

Probablemente había sido un error mío el jactarme de habilidades que jamás en la vida había tenido. A fin de cuentas, nunca había sido una reina del billar ni mucho menos, de hecho, mi mayor cercanía había sido años atrás cuando veía a mi padre jugar. No, definitivamente vencer a Harry era una misión destinada a fracasar, especialmente porque él, a diferencia de mí, era un experto, de jugadas precisas y que rápidamente acabó por encargarse de desaparecer todas las bolas del tablero, humillándome sin piedad alguna.

-Fin del juego -anunció, con una amplia sonrisa, cuando la última bola cayó.

Mierda. No podía creer que me hubiese condenado a mí misma a ofrecerle un baile erótico a Styles. Dios, había sido una completa idiota al aceptar y no haberme retractado en cuanto pude.

-Lo siento, Navs -mintió. No, no lo sentía ni un poco, al contrario, apostaba a que estaba en su momento máximo de gloria.

Rodé los ojos, fastidiada, y él se me acercó, con una imborrable expresión de la más pura diversión. Estaba disfrutándolo.

-Vamos, nena, no te enojes... Sabíamos que no lo ibas a conseguir -sonrió, juguetonamente.

Desvié la mirada, incómoda.

-Hey -me llamó, posando una de sus manos en mi mentón, de modo que no pudiese evadirlo más-, no creas que no voy a cobrar mi premio, muñeca.

Sus palabras revolvieron mi estómago. Sí, podía bailar, claro que podía dar bailes personales, había vivido de ello durante años, lo había hecho una y mil veces. El asunto era que había bailado para desconocidos, hombres que nunca más volvería a ver, a diferencia de Harry, a quien conocía y bien sabía la clase de efectos que era capaz de producir en mí.

-Ajá -espeté, apartando su mano-, cumpliré con mi palabra. Cóbralo cuando quieras, solo es un baile -comenté, encogiéndome de hombros, como queriendo restarle importancia. Aquella indiferencia que intentaba aparentar era absurda y patética.

-Oh, ¿De veras? -preguntó con burla-. En ese caso, vamos andando. ¿Qué dices?

Y sin emitir más comentarios, nos encaminamos a la salida del bar, listos para llevarme a cumplir con mi parte de la apuesta.

(...)

Bajamos de la limusina. Harry seguía hablándome de lo increíble que habían sido las últimas dos temporadas de Breaking Bad y de cómo era que todavía no conseguía superar el final de aquella serie. Francamente, había llegado a un punto en que ya no lo escuchaba, sino que estaba concentrada en prepararme psicológicamente para el estúpido baile que se me venía encima.

La verdad es que había sido un día absolutamente fantástico a su lado. Harry se había comportado increíble. Primero en la piscina, luego acompañándome hasta el departamento de Zaphiro, y finalmente llevándome hasta ese bar que parecía ser tan importante y personal para él. Por lo que si me detenía a pensarlo, quizás... Quizás sí merecía un baile, solo quizás.

-Navah... -escuché que me llamaba-. Navah, ¿Me estás escuchando?

-Eh, no... ¿Qué decías? -pregunté, cuando la puerta de entrada se abrió, dejando ver a Lorenzo, quien nos saludó cordialmente. Ambos le correspondimos amablemente.

Million Dollar Man » Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora